Cataluña

Emisarios del Govern viajaron a Moscú en 2020 para negociar el apoyo de Putin al independentismo

Josep Lluís Alay y otro alto cargo del Govern de Quim Torra viajaron a Rusia para tratar de conseguir el apoyo del Kremlin al independentismo catalán

  • Quim Torra y Josep Lluís Alay.

El Govern de Quim Torra y el entorno de Carles Puigdemont hicieron gestiones en Rusia al menos hasta febrero de 2020 para tratar de conseguir que Vladímir Putin apoyara los planes del independentismo catalán. Según recoge El Confidencial, un alto cargo de la Generalitat y la mano derecha de Carles Puigdemont, Josep Lluís Alay, se reunieron en Moscú con agentes de Inteligencia, periodistas involucrados en las campañas de propaganda y desinformación del Kremlin y un consejero del Ministerio de Energía de ese país para abrir un canal de colaboración secreto con la Administración Putin.

Los primeros contactos del independentismo con el Kremlin fueron en 2015, dos años antes del 1-O, pero las conversaciones continuaron e incluso se intensificaron tras el referéndum. Alay, asesor de cabecera de Puigdemont y actual jefe de su Oficina, un puesto de la Generalitat remunerado con fondos públicos, voló a Moscú en marzo de 2019 para participar en un ciclo de conferencias celebrado en la Universidad Estatal Académica de Humanidades de Rusia el día 7 de ese mes. No obstante, su verdadero objetivo era conocer personalmente a Sergei Sumin, un coronel del Servicio Federal de Protección que forma parte del círculo de seguridad personal de Putin, para establecer una primera vía de comunicación con el Kremlin.

Alay voló a Moscú en representación de Puigdemont y del entonces presidente del Govern, Quim Torra, y se desplazó acompañado del empresario ruso afincado en Cataluña Alexander Dmitrenko, que actuó de intermediario entre el independentismo y el Gobierno de Putin, como adelantó The New York Times el pasado septiembre. En ese momento, Dmitrenko era el embajador en Rusia de la Cámara de Comercio de Barcelona, un puesto para el que fue designado por el entonces presidente del organismo, el actual diputado de Junts per Catalunya Joan Canadell. Dmitrenko solicitó en 2018 la nacionalidad española, pero la petición fue desestimada por la oposición del CNI, que advirtió de su relación con los “servicios de Inteligencia rusos, de los que recibe misiones”, y sus “contactos con algunos de los principales líderes del crimen organizado transnacional de origen ruso, para los que también realiza labores”.

Finalmente, Alay y Dmitrenko consiguieron reunirse con Sumin y establecer un primer contacto con la órbita de Putin. También se citaron con el periodista Edvard Chesnokov, editor adjunto de la sección de Internacional del Komsomolskaia Pravda, el segundo diario con más tirada de Rusia y pieza clave de la propaganda del Kremlin durante la invasión de Ucrania. Puigdemont fue entrevistado por ese medio y publicó un artículo de opinión en octubre de 2019 en el que denunció que la Unión Europea permitiera que España “empleara la violencia contra sus ciudadanos”.

Alay y Dmitrenko volaron de nuevo a Moscú el 16 de junio de 2019, y en esa ocasión lo hicieron acompañados de Roc Fernández i Badiella, por aquel entonces responsable de Contenidos Digitales de la Generalitat y en la actualidad adjunto a la Secretaría de Atención Sanitaria y Participación del Departamento de Salud y dirigente territorial de Òmnium Cultural. Alay usó de nuevo como cobertura del desplazamiento un acto en una universidad, el Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú (MGIMO, en ruso). La mano derecha de Puigdemont aprovechó ese segundo viaje para reunirse con un profesor de ese centro, Andrei Bezrukov, antiguo oficial del SVR (Servicio de Inteligencia Exterior) destinado durante años en Estados Unidos con la identidad falsa de Donald Howard Heathfield. Bezrukov y su mujer, Elena Vavilova, igualmente agente del SVR, fueron descubiertos en 2010 y liberados posteriormente en un intercambio de espías entre norteamericanos y rusos. Bezrukov fue presentado a Alay como el verdadero punto de partida para entablar relaciones con los servicios de Inteligencia rusos y el propio Kremlin.

Durante esa segunda visita, Alay también se reunió con Evgeni Primakov, un exdiputado de la Duma Estatal por el Partido Rusia Unida, experiodista de la cadena estatal Russia 24 y nieto del ex primer ministro de Rusia y exdirector del SVR Evgenii Primakov. En junio de 2020, Primakov fue nombrado por Putin director de la Agencia Federal para Compatriotas en el Extranjero y Cooperación Humanitaria Internacional (Rossotrudnichestvo), un organismo gubernamental que depende del ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, y que forma parte de la potente red de influencia de Rusia fuera de sus fronteras. Alay pidió a Primakov que los medios de comunicación controlados por el Kremlin respaldaran al independentismo catalán. Como resultado de esas gestiones, Puigdemont fue entrevistado en octubre de 2019 por Anastasia Popova, la corresponsal en Bruselas de Russia 24, el canal de información de la Compañía Estatal de Televisión y Radiodifusión rusa (VGTRK). Además, el expresidente de la Generalitat consiguió en esos meses un hueco en la escaleta de las cadenas gubernamentales Russia Today y Sputnik, vetadas hace dos semanas por la Unión Europea por la “manipulación sistemática de información” y su función “desestabilizadora” de las democracias occidentales.

Según ha podido averiguar El Confidencial, el jefe de la Oficina de Puigdemont también se reunió en esa segunda estancia en Moscú con Arkady Seregin, un consejero del Ministerio de Energía ruso vinculado al SVR. El independentismo sigue considerando una prioridad encontrar fuentes de energía que garanticen el abastecimiento de Cataluña en un escenario de ruptura total con el resto de España. El propio Alay participó junto a Dmitrenko en 2020 en una operación de intermediación de venta de petróleo de Rusia a una empresa china.

Las negociaciones siguieron en España. Sumin voló a Barcelona el 17 de octubre de 2019, en plenas movilizaciones de Tsunami Democràtic y otras protestas callejeras por la sentencia del Tribunal Supremo contra los cabecillas del 1-O. Sumin llegó a la ciudad condal acompañado del empresario ruso Artyom Lukoyanov, otro enlace con contactos de alto nivel de Moscú e hijo adoptivo de Vladislav Surkov, considerado el ideólogo de referencia del Kremlin. Fue el encargado de desarrollar el concepto de guerra híbrida. Sumin y Lukoyanov se alojaron en un hotel de la zona de Vía Layetana y se reunieron en varias ocasiones con Alay y Dmitrenko. Al menos uno de los encuentros se produjo en un restaurante de este último llamado Haddock.

Alay hizo un tercer viaje a Moscú en febrero de 2020, justo antes del estallido de la pandemia del coronavirus, que obligó al independentismo a suspender su estrategia de acercamiento a Rusia. El colaborador de Puigdemont se reunió nuevamente con Primakov y Chesnokov para apuntalar el apoyo mediático del Kremlin al secesionismo catalán. También cenó con el matrimonio de espías del SVR Bezrukov y Vavilova. Según fuentes conocedoras de ese otro desplazamiento, el objetivo de Alay también era reunirse con Edward Snowden, el antiguo empleado de la CIA y la NSA que en 2013 desveló la existencia de un programa de espionaje masivo de EEUU. Desde 2014, vive en Rusia. No está acreditado que Alay lograra finalmente reunirse con él.

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