Cataluña

La ANC y Òmnium celebran a Xirinacs, el cura que se declaró "amigo de ETA"

El separatismo conmemora el 25 aniversario de una huelga protagonizada por el sacerdote, polémico por su defensa del terrorismo vasco

  • Acto de homenaje a Xirinacs en Barcelona -

"La independencia no se pide, se toma". Esta frase, que recuerda a aquella de Pablo Iglesias según la cual el "cielo se toma por asalto", sintoniza con la deriva unilateral en la que se embarcó el separatismo durante los días del 'procés'. Y que entidades como la Assemblea Nacional Catalana, presidida por el cantautor Lluís Llach, siguen reivindicando. No es extraño, pues, que el colectivo secesionista, junto al más moderado Òmnium Cultural, se encuentren estos días reivindicando a su autor, el cura separatista Lluis Xirinacs. En concreto, ambos colectivos, de la mano de la Fundación Randa, se concentraron el pasado jueves en la Plaza de Sant Jaume para conmemorar la huelga que protagonizó Xirinacas hace 25 años en el mismo lugar, al que acudió durante meses para reclamar la secesión de Cataluña —hasta que la enfermedad se lo impidió el 14 de abril de aquel año—.

 

"No podía ser de otra manera, ya que asumimos como nuestro el discurso de Xirinacs, que, veinticinco años después, todavía se encuentra vigente", justificó la vicepresidenta de la ANC, Noemí Xafra. De su parte, la miembro del patronato de Fundación Randa —encargada de preservar su legado—, Dolors Marín, contó al diario nacionalista 'Vilaweb' que "igual que Luther King es el líder de los derechos civiles de los negros de América y Gandhi, de los indios", Xirinacs lo fue de los catalanes. Pero, ¿se encuentra la figura de Xirinacs a la altura de los referentes citados? Lo cierto es que más allá de que la causa por la que luchó es sustancialmente distinta —la separación de un territorio perteneciente a un Estado democrático—, sus discursos y actuaciones distaron mucho de resultar ejemplares. 

 

Y es que, aunque durante la dictadura franquista Xirinacs abogó por la lucha "no violenta" y se hizo popular por distintas huelgas de hambre contra el régimen, durante una Diada en 2001 pronunció este alegato a favor del terrorismo vasco:  "Declaro aquí, y lo digo bien alto, por si hay policía o fiscal: me declaro enemigo del Estado español y amigo de ETA y de Batasuna […] ETA, al estar en guerra, mata, pero no arranca uñas. Yo he estado en prisión con gente de ETA con uñas arrancadas. ETA no tortura. ETA mata a quienes considera a sus enemigos, pero no tortura. En cambio, Lasa y Zabala murieron torturados. ETA pone bombas en un sitio donde se puede herir a gente que no sea militar o no esté relacionada con los opresores, pero avisa". Por estas declaraciones, la Audiencia Nacional le condenó en ausencia a dos años de cárcel.

 

Batasuna lloró su pérdida

No en vano, tras la muerte en 2007 del que fuera sacerdote y senador durante la Transición, la por entonces ilegalizada Batasuna, manifestó haber perdido a un "amigo". "Desde Euskal Herria nunca olvidaremos sus constantes muestras de solidaridad y amistad con el pueblo vasco y con la izquierda abertzale, que en diferentes ocasiones le supusieron estar en el punto de mira de los medios de comunicación más reaccionarios o de acciones policiales y judiciales en su contra", manifestó la formación. Este vínculo, ciertamente, le granjeó numerosas críticas. Pero también fue vindicado por figuras próximas al separatismo. Fue el caso del actor Joel Joan, que al poco de morir Xirinacs, y en un acto en Fossar de les Moreres —mismo lugar donde el sacerdote donde pronunció su apología de ETA—, afirmó: "En el año 2001, aquí mismo, Xirinacs habló de sus amigos. Hoy no hablaré de sus amigos, de mis amigos. Hablaré de mis enemigos". Más tarde, sin embargo, Joan negó haber hecho suyas las palabras de Xirinacs. 

Sea como sea, el homenaje que le rinden ahora las entidades secesionistas —que tendrá su replica en los próximos días en ciudades como Girona, Valls, Lleida o Cardedeu— no es el único recuerdo que le tributa el entorno del nacionalismo. Hace dos años, TV3, estrenó un documental —'Sis nits d'agost'— que, si bien eludió los aspectos más controvertidos de su legado, fue criticado por blanquearlo. Unas críticas que, sin embargo, no impidieron a film hacerse con el premio Gaudí al mejor documental del año.

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