El presidente de Canarias ha remitido este miércoles una carta a la presidenta del Parlamento europeo, Roberta Metsola, en la que solicita comparecer ante los eurodiputados para exponer la situación "límite" que viven las islas y reclamar el apoyo de la Unión Europea (UE) frente a la emergencia migratoria.
Desde el 1 enero al 31 de agosto de este año, Canarias ha recibido ya 25.554 migrantes, lo que representa un incremento del 123% respecto a los primeros ocho meses de 2023, año en que arribaron al archipiélago por mar 39.910 personas. Esta cifra fue ya un 154% mayor que la registrada en 2022 y rompió el techo histórico alcanzado en la llamada ‘crisis de los cayucos’ de 2006.
La carta se produce después que haya invitado ya en dos ocasiones a la presidenta de la Comisión Europea a conocer de primera mano el drama migratorio y Úrsula von der Leyen no ha dado una respuesta. El objetivo del titular del Gobierno autonómico es transmitir de primera mano a los parlamentarios europeos la “situación de emergencia” en que se encuentra Canarias al enfrentarse en solitario a “la mayor crisis migratoria de nuestra historia”.
En su misiva, Fernando Clavijo propone a Metsola intervenir en la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior (LIBE) o en otra comisión de la Cámara europea que estime oportuna. En especial, el jefe del Ejecutivo canario llama la atención a la titular de la Eurocámara sobre la situación “completamente insostenible” que sufren las islas por el incremento de la llegada de menores migrantes no acompañados, encontrándose acogidos en la actualidad en centros del archipiélago cerca de 5.500 niños y niñas.
La carta a la presidenta del Parlamento europeo recuerda que el archipiélago soporta en la actualidad registros de llegadas de cayucos históricos “lo que representa un enorme impacto a todos los niveles en un territorio como el nuestro, que ya sufre los condicionantes propios de la ultraperiferia y en el que los efectos de la llegada masiva de migrantes, supone un reto mayúsculo que debemos abordar con el apoyo y una estrategia coordinada entre todas las instituciones, a nivel regional, nacional y europeo”.
La respuesta de Mauritania
En Mauritania, el primer ministro, Mokhtar Ould Djay, expresó su preocupación por la propensión de la inmigración ilegal presidiendo una reunión del comité ministerial encargado de seguir este fenómeno, añadiendo que el Gobierno sigue de cerca la evolución de este fenómeno que no puede durar más y se necesita acción urgente. Pidió a los sectores interesados que presenten escenarios rápidos para enfrentar el fenómeno y llamó a crear mecanismos técnicos para monitorearlo y minimizar sus efectos.
Hecho un encargo al comité técnico de preparar un informe detallado en un plazo de 15 días, incluyendo el examen de los textos legales y la propuesta de nuevas medidas para fortalecer el marco legal y mejorar los esfuerzos nacionales contra la migración ilegal.
En los últimos años, Mauritania se ha convertido en un destino popular para inmigrantes irregulares del África subsahariana, en particular procedentes de Mali, que huyen de la guerra entre su ejército y los grupos rebeldes y de las graves consecuencias de una aguda crisis económica.
Según el gobierno mauritano, el país acoge a más de 150.000 inmigrantes que han huido de la guerra en el norte de Mali, y según datos de Naciones Unidas, el número de inmigrantes de los países del Sahel en Mauritania ha aumentado de 57.000 en 2019 a más de 112.000 en 2023. Mauritania ya no es sólo un país de tránsito para inmigrantes, sino que se ha convertido en una tierra de asilo, como lo demuestra su creciente número, lo que genera una gran presión de seguridad, económica y política sobre el país, según Abdellahi Isselmou, experto en medios de seguridad.
Es de temer un cambio demográfico en muchas regiones de Mauritania, incluida la capital, Nuakchot, porque "la afluencia constante de inmigrantes provoca una mayor presión sobre el mercado y monopoliza las oportunidades de empleo para estos inmigrantes en los sectores", según la tesis del gobierno mauritano.