Los llamados narcosubmarinos empleados desde hace tiempo en Sudamérica por los cárteles y que ahora han llegado a España son unos semisumergibles rudimentarios, muchas veces artesanales, que navegan a ras de agua y están fabricados de fibra de vidrio, con un alto riesgo de hundimiento para los que los tripulan.
El capitán de navío Alejandro Cuerda, de la sección de submarinos del Estado Mayor de la Armada, resume así a Efe estos "artefactos" fabricados en Sudamérica y que sirven para transportar grandes cantidades de droga sin ser detectados, aunque con muchos riesgos.
Lo primero que deja claro es que estos aparatos no pueden ganarse el calificativo de submarinos, sino más bien sumergibles y, en muchos casos, semisumergibles, como el de 20 metros de eslora hundido frente a la ría de Aldán, en Pontevedra, proveniente de Colombia.
"Son bastante rudimentarios dentro de la complejidad que tiene navegar en inmersión. Muchas veces son artesanales, no tienen un doble casco para aguantar la presión y simplemente lo que hacen es navegar a ras de agua, como si fuera la parte sumergible de un barco", explica Cuerda.
Aunque reconoce que "tiene su complejidad" construirlos, indica que no están preparados para la navegación submarina en sí, pero al ir al nivel del agua tienen más dificultades para ser detectados que una embarcación al uso.
Reconocibles desde el aire
"La discreción en la principal cualidad del submarino, les permite operar sin ser vistos" y su principal enemigo, dice Cuerda, es el avión. "Desde el aire se ve perfectamente la silueta sumergida de un submarino, como podríamos ver la silueta de una ballena".
En el caso de estos sumergibles de la droga, indica que en Colombia sus fuerzas armadas han apresado más de 80 y que ahora los carteles tienen a "innovar" pasando de "lanchas rápidas contrabandistas, fácilmente detectables en la mar", a estos aparatos.
Pero los riesgos que entraña la "epopeya", la "hazaña", que comporta un viaje de 5.000 millas (unos 8.000 kilómetros) para cruzar el Atlántico con estos sumergibles son muy altos.
"Si ya de por sí es arriesgada la vida en los submarinos, imagínese en estos semisumergibles que no tienen un casco resistente de acero y están construidos en fibra de vidrio...", opina Cuerda, que resume así navegar debajo del agua: "El mar quiere entrar dentro y no le dejas que entre, es una lucha con el medio".
Por eso, los tripulantes del sumergible que llegó a las costas gallegas se exponían a un riesgo de muerte, y más teniendo en cuenta los temporales registrados en el Atlántico en las últimas semanas, pero para Cuerda "no cabe duda que los beneficios" son mayores, ya que estos artefactos pueden llegar a albergar ocho toneladas de droga de una sola vez.
Seguramente esos tripulantes no tenían los títulos necesarios, que en España aún se están definiendo debido al auge de este tipo de embarcaciones en el actividades lúdicas.
"Ya se ven yates de lujo que tienen mini submarinos", explica el capitán de navío, y añade que actualmente para manejar uno se necesita una titulación de la Marina Mercante, pero que se está trabajando en habilitar títulos para facilitar estas actividades.
En el caso de los submarinos de guerra, llegar a capitanearlos lleva a un oficial de la Armada alrededor de 10 años de formación, ya que requiere, enfatiza Cuerda, "de grandes conocimientos técnicos".