Un "órdago pequeñito", sin trascendencia, incapaz de invocar esa pinza contra Felipe González fraguada por Aznar y Anguita en los 90, el máximo grado de disidencia que se puede permitir una Yolanda Díaz sin "vida paralela" más allá del PSOE, más allá de Pedro Sánchez. Eso y no más significa para el PP el (sorprendente) doble acuerdo alcanzado con Sumar en el Congreso de los Diputados este martes. "Simplemente hubo una confluencia de intereses", minimizan en conversación con Vozpópuli desde el entorno de Alberto Núñez Feijóo, donde descartan cualquier suerte de pacto soterrado entre ambas formaciones para impulsar algo parecido a una agenda social, habida cuenta de que la Ley de Conciliación presentada por los populares acercó ciertas posiciones.
Fue, por tanto, un espejismo, algo pasajero que el PP apoyara la reforma de Sumar para que los usuarios puedan reclamar al banco cláusulas abusivas en la amortización de la hipoteca. Y también que la coalición de izquierdas facilitara la ley del PP para que los envíos de armas y las nuevas misiones de Defensa en el extranjero tengan que ser aprobadas por el Congreso. En definitiva, que se ayudaran mutuamente a tramitar sendas leyes como punto de partida para fraguar un entendimiento futuro. "No esperamos nada de Sumar para desestabilizar al Gobierno", zanjan las fuentes consultadas en Génova.
No obstante, la jugada parlamentaria de ambas formaciones, adversarias por definición, responde a unos intereses diferentes a los evidentes. ¿El motivo? Que hay una proposición de ley idéntica a la del PP que ya lleva semanas debatiéndose en la Comisión de Defensa del Congreso, donde aterrizó tras ser aprobada por la mayoría absoluta de los populares en el Senado. La abstención de diputados de Sumar, por tanto, carecía de gran trascendencia política por mucho que salvara la votación y más bien sirvió para sembrar discordia en la mayoría progresista que sustenta a Sánchez. Además, la ley que obligaría a la banca a renegociar miles de hipotecas hubiera salido adelante igualmente sin los votos de la bancada popular.
Un cambalache epidérmico políticamente, pero que consiguió la hondura perseguida por la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo. "Lo que parece evidente es que ayer los de Sumar eligieron francamente malos compañeros de viaje", lamentó este miércoles Patxi López, portavoz socialista en el Congreso, validando la estrategia de Yolanda Díaz para sacar cabeza. "Todo el mundo se ha dado cuenta, especialmente los que podían ser más cercanos, y se lo han reprochado", remató López. "En Euskadi decimos a setas o a Rolex, y creo que ayer no sabían muy bien a qué iban", desempolvó el refranero vasco el exlendakari.
"Lo quiero decir muy claro: no es una cosa por la otra", salió al paso este miércoles Íñigo Errejón, portavoz parlamentario de Sumar y pionero en cuestiones que ahora interesan sobremanera al PP como la flexibilización de la jornada laboral. "Es bueno acabar con los abusos de la banca en las familias hipotecadas con cláusulas que han podido ser viciadas, y es bueno que los gobiernos tengan que rendir más cuentas ante el Congreso cuando quieran enviar tropas al extranjero", puntualizó la extraña sintonía. "Hoy es una demostración de que el Congreso aprueba cosas, avanza y por si la derecha tiene dudas, de que hay legislatura para rato", maquilló el fin de la jugada pergeñada.
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