Juan Carlos de Borbón había sido una figura intocable, dice la periodista Rebeca Quintans. Construido como un personaje amable a través de una "publicitada estrategia institucional", la realidad se ofrece más oscura y menos virtuosa. La historia de Juan Carlos I de España está llena de silencios incómodos que pocos se atreven a desvelar. Y esos son los que Quintans ha decidido apartar en la biografía que el sello Akal ha publicado esta semana.
"Lo que antes se hacía con el padre del actual rey -un conveniente silencio- se aplica ahora a Felipe VI"
Elegido y educado para ser rey por Franco, defensor de la herencia política del dictador, garante del statu quo institucional. Esas son algunas de las aristas de Juan Carlos I. Un biografía sin silencios. Pero hay más: las comisiones que recibió como intermediario de los negocios de España, entre ellos los del AVE ; su relación con los círculos de poder económico y político españoles; su supuesto carácter fuerte travestido en "mala leche en la intimidad" e incluso los desmanes de "la Corte de Mallorca". Lo que antes se hacía con el padre del actual rey -un conveniente silencio- se aplica ahora a Felipe VI. Sobre su relación con el sistema de partidos, Quintans asegura: "Juan Carlos ha sido siempre el rey de los socialistas, de los de Felipe González".
-Este libro es una actualización de Un rey golpe a golpe. Biografía no autorizada de Juan Carlos I. Esencialmente, ¿qué aspectos retoma este libro y cuáles profundiza políticamente hablando?
Todo lo que estaba en Un rey golpe a golpe sigue estando ahí, pero he revisado y ampliado algunos aspectos, con cosas que me llegaron después de aquella primera versión del año 2000. Por ejemplo, sobre la reina Sofía y su familia, en la que hubo algunos miembros relacionados con los nazis; o sobre el 23F. Pero sobre todo lo que hay es 11 capítulos nuevos que se ocupan de los últimos años del reinado de Juan Carlos: sobre su relación con los distintos gobiernos, sus negocios… Y, por supuesto, todos los escándalos previos a la abdicación: las cacerías, Corinna, el caso Noós, etc. Con todo, se puede tener una visión global, de conjunto, de su papel en la historia de España.
"Desde los propios círculos monárquicos hubo una campaña para favorecer su abdicación"
-Hasta 2011 y 2012, el año que se convirtió en una pesadilla para la Corona, existía una especie de pacto tácito de no agresión? ¿Cuál fue el punto de inflexión?
Bueno, un pacto de “no agresión”, no. En lo que respecta a todo al aparato judicial y represor nunca se dejó de “agredir” y reprimir cualquier intento de crítica, y los jueces han estado muy activos, de manera ininterrumpida, procesando gente por hacer declaraciones o sencillamente por llevar una bandera republicana. En lo que hubo un cambio fue en la actitud de algunos medios de comunicación, algunos periodistas y escritores, que después de décadas al servicio de la corona, comenzaron a ser explícitamente críticos con Juan Carlos. Desde los propios círculos monárquicos hubo una campaña para favorecer su abdicación y la entronización de Felipe. Fue una guerra interna, para favorecer el relevo, y acabaron por echar a Juan Carlos a los leones. El motivo aparentemente eran Corinna y las cacerías de elefantes. Aunque ya había tenido otras “novias” y había salido a luz que cazaba osos y otros animales en peligro de extinción y no había pasado nada. En 2012 se abrió la veda, pero solo en lo que respecta a Juan Carlos, y sólo con respecto a ciertos temas.
-¿Sigue viva la dinámica de no agresión con la figura del rey? ¿Se hace lo mismo con Felipe VI?
- Ahora, se puede hablar más de Juan Carlos, pero en cambio no se puede decir absolutamente nada de Felipe. Es como si hubieran aceptado: “Vale, Juan Carlos es malo… Pero Felipe es bueno”. Volvemos a estar en las mismas. Y ni siquiera se percibe que haya censura. Parece que el nuevo rey no tiene nada que esconder, que si no sale nada es porque no hay nada que contar de él. Pero claro que hay un “pacto”, entre los grandes medios de comunicación y las más altas instancias del Estado, que impone el silencio.
"Ahora, se puede hablar más de Juan Carlos, pero en cambio no se puede decir absolutamente nada de Felipe"
-Los negocios del rey es un tema opaco y difícil de precisar. ¿Qué nuevas aportaciones sobre las comisiones en proyecto como el AVE a la Meca?
Hay un capítulo bastante amplio en el libro sobre estos negocios de “comisionista”, que trata entre otras cosas del proyecto del AVE del Desierto. Se sabe bastante de este tema, aunque las informaciones aparecieron de manera desperdigada. Lo que he intentado es poner todos los datos en relación: cuándo se reunieron Juan Carlos y Corinna con los responsables de adjudicar el proyecto; qué otras personas intervinieron; qué grandes empresarios amigos de Juan Carlos se beneficiaron; y hasta cómo van las obras, que son una chapuza mal planificada que están costando mucho más de lo pactado inicialmente, por lo que yo calculo que el tema aun va a seguir dando que hablar.
-Tan solo en las cuentas que usted aporta, ¿existen claves para hacerse con una idea de la fortuna del Rey?
Las cuentas que yo aporto llegan a un cálculo aproximado de lo mínimo que tiene: 1.800 millones de euros. Será más. No sólo lo digo yo. La prensa internacional llega a una cifra similar. Por ejemplo, el New York Times, que lo publicó pese a que Juan Carlos intentó por todos los medios que no saliera. No lo consiguió, y tampoco lo desmintió después. No les puso una querella.
"Juan Carlos y Corinna, porque iban juntos, se movieron en nombre de sus propios intereses una y otra vez"
-¿Cómo aborda el libro figuras como Corinna? ¿Cuál es el papel de ella como instrumento en negociaciones? Es una persona ajena al Estado que actúa en nombre de España.
Actuó en nombre de Juan Carlos, el rey, más que en nombre de España. Lo que pasa es que entre ambas cosas hay a veces una frontera muy fina. Juan Carlos y Corinna, porque iban juntos, se movieron en nombre de sus propios intereses una y otra vez. Cómo mucho, en beneficio de algunos amigos. De hecho, en ciertas ocasiones sus actividades chocaron con los intereses del gobierno. Y ahí surgieron problemas. Lo que sí pasó fue que el Estado español, es decir, todos nosotros, mantuvimos durante unos cuantos años a Corinna en un palacete en el recinto de Zarzuela, sus gastos en los viajes, en seguridad para protegerla como a una princesa… sólo porque era una “amiga entrañable” del rey. Eso yo lo considero prostitución institucional.
-¿Cuáles son los personajes políticos y empresariales más turbios que han sacado tajada de la Corte y que ha permitido además al rey sacar también tajada?
Más de uno y más de dos han acabado teniendo que rendir cuentas ante la justicia, mucho me temo que asumiendo las culpas de Juan Carlos, como buenos vasallos, en no pocas ocasiones. Manuel Prado y Colón de Carvajal es el caso más importante y conocido, pero hay más. Juan Miguel Villar Mir, por ejemplo, uno de los beneficiados en el proyecto del AVE del Desierto, es otro; y otros nombres del IBEX 35: Emilio Botín, Cesar Alierta… Entre los políticos, Juan Carlos ha sido siempre el rey de los socialistas, de los de Felipe González, por los que siempre se sintió arropado y protegido, en una relación de complicidad.
"Juan Miguel Villar Mir, por ejemplo, uno de los beneficiados en el proyecto del AVE del Desierto"
-¿De qué magnitud era (o son) los negocios de la Corte de Mallorca, como usted la llama?
En Mallorca se hacen negocios en torno al mundo del deporte y los patrocinios, desde mucho antes de que llegara Iñaki Urdangarin a la familia real. Los barcos en los que han competido Juan Carlos, Felipe y las infantas siempre estuvieron patrocinados y ellos posaron como hombre-anuncio, con logotipos, en todos los eventos. También hubo algo muy turbio en el intento de apropiación de la colección de arte que estaba en el palacio de Marivent antes de que tomaran posesión de él. Y muchas irregularidades urbanísticas en las que se vieron involucrados amigos íntimos o familiares directos de Juan Carlos.
-¿Qué lectura puede hacerse hoy de la intervención de los socialistas como operadores de la abdicación del Rey? ¿Por qué Felipe González tenía tanta prisa en resolver ese tema?
Yo no creo que tuvieran tanta prisa… Creo que en determinado momento vieron como algo inevitable su caída, y entonces colaboraron en el proceso de traspaso de poderes para que se hiciera sin poner en peligro a la monarquía (y de paso sus secretos, me imagino, que son muchos). No estaban seguros de que el sucesor de Rubalcaba fuera a ser tan servicial como sus antecesores. Pedro Sánchez tuvo el visto bueno de Juan Carlos antes de ser nombrado. Pero tenían cierto miedo a sectores del PSOE que podrían haber salido por peteneras con ideas republicanas, y sobre todo a que el PSOE perdiera poder y no pudiera ayudar. Quisieron asegurar el proceso con antelación. Y es que vivimos momentos convulsos. El PSOE ya no es lo que era. Ha perdido mucho poder.
"No estaban seguros de que el sucesor de Rubalcaba fuera a ser tan servicial como sus antecesores"
-¿Cuál es el rasgo de personalidad más definido del Rey? ¿Puede pensarse que tiene tanto carácter como se dice cuando no consiguió disuadir a una de sus hijas del matrimonio con Urdangarín?
Lo que todos los que le conocen personalmente me han contado es que tiene “mala leche”, más que un carácter fuerte. Esa es otra cuestión. No sé si se puede decir que tiene un carácter fuerte alguien que no está en absoluto acostumbrado a que le lleven la contraria en nada. Pero genio capaz de dar una mala contestación, hacer la peineta o dar un empujón en público a cualquiera, eso sí. Incluso a su mujer, la reina Sofía. Hay testigos. En su campechanía también hay mucho de bromas de mal gusto, con expresiones machistas, homófobas… de un estilo muy rancio. Por otra parte, en algunas anécdotas históricas se ha retratado a sí mismo como una persona bastante pusilánime, a la hora de enfrentarse a situaciones difíciles en las que hay que dar la cara. Frente a su padre, Arias Navarro o Adolfo Suárez, por ejemplo, huyó de la confrontación directa cuando tuvo ocasión. En la cuestión de su hija Cristina no pudo imponerse, quizá porque ella no entendía que su marido, Urdangarin, tuviera que pagar el pato por algo que hacían todos, y por alguna que habían hecho juntos, con la colaboración de Juan Carlos. Y Juan Carlos se la tuvo que envainar y apoyar la defensa de Cristina en las condiciones que ella impuso.
-¿Cómo ha empeorado la relación de España con la Corona desde que usted escribió en el año 2000 y con pseudónimo, aquella biografía?
La popularidad de la monarquía ha caído enormemente. No fue de un día para otro, sino un proceso lento y paulatino. Llegó a su punto más bajo justo antes de la abdicación. Cuando se anunció, hubo manifestaciones masivas por todo el Estado pidiendo un referéndum para poder, de una vez, elegir entre monarquía y República… pero no fue posible. Y, desde entonces, la institución ha recuperado al menos parte de su prestigio. Es muy curioso, porque no había monárquicos en España en el 75, y la corona logró consolidarse gracias al “juancarlismo”, que fue una gran mentira prefabricada por los medios de comunicación. Como no se puede mentir a todo el mundo todo el tiempo, al final fue la propia figura de Juan Carlos la que casi se carga la monarquía; y se la salvó in extremis con el relevo de Felipe VI. Cómo decía, está recuperando prestigio… pero habrá que ver qué pasa a partir de ahora. La coalición IU – Podemos no quiere hablar de República por el momento. La cuestión se está postergando. Pero aunque no esté en los programas electorales de ningún partido, está en las conciencias y acabará aflorando otra vez.