Diciembre de 2014. Pablo Iglesias decide viajar a Cataluña poco después de convertirse en primer secretario general de Podemos. Íñigo Errejón y Pablo Iglesias formaban un tándem que, como explica el ex número dos del partido en su nuevo libro, Con todo: de los años veloces al futuro (ed. Planeta), despertaba amores y odios, pero sobre todo mucha "curiosidad". Tras las sonrisas y las buenas palabras, sin embargo, los dos jóvenes políticos ya habían empezado a distanciarse. Errejón sostiene que la mecha prendió en ese diciembre de 2014 cuando lanzó un tuit crítico con el líder morado después de que él arremetiese contra el abrazo entre el entonces líder de la CUP, David Fernández, y Artur Mas.
Todo ocurre cuando el entonces líder de la CUP y el expresidente de la Generalitat se funden en un abrazo en plena eclosión del procés, que arranca a la vez que nacen Podemos y Ciudadanos. La política estaba al rojo vivo, e Iglesias decidió criticar el abrazo entre los líderes de la izquierda radical de la CUP y el centroderecha de Mas. Dijo que él jamás haría lo mismo con el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Errejón consideró que esas declaraciones eran equivocadas, y según explica, lo comentó internamente. Advirtió a Iglesias que iba a escribir un tuit crítico. Acto seguido, estalló el conflicto.
Así lo explica el ex número dos de Podemos: "En el mitin, Pablo dice que jamás le verán a él abrazándose a Mariano Rajoy en referencia a David Fernández con Artur Mas. A mí me parece una barbaridad y una desconexión grande con lo que está pasando en Catalunya, una expresión de voluntad democrática transversal, y que, además, no nos reporta nada bueno. Así que, por la intuición política que tengo, pero también por la contradicción que siento en lo personal y emocional con lo que está sucediendo, decido que voy a poner un tuit cuestionando lo que Pablo ha dicho. Se lo digo a Pablo, que me dice que no lo ponga, y yo no le hago caso".
A partir de ese momento, según afirma Errejón, Iglesias decide que él deberá ser el candidato de Podemos para la Comunidad de Madrid. En mayo de 2015 se celebran las primeras elecciones autonómicas y municipales en las que la formación morada confía dar otro golpe sobre la mesa después de las europeas. Aquí el relato de Errejón gana intensidad. El político madrileño y actual diputado de Más País explica su rechazo a la propuesta de Iglesias, y subraya: "Encima tengo las santas narices de decir que yo no puedo ser candidato porque quiero volcarme en llevar la estrategia hasta las elecciones generales [de diciembre de 2015]".
Cierre de filas comunistas
Las dos espadas de Podemos se enfrentan. E Iglesias, según explica Errejón, empieza a sentirse solo: "La reunión termina mal y Pablo se marcha con la certeza, estoy seguro, de que se encuentra solo en su propio partido y de que necesita gente. Gente que le obedezca. Gente, además, que le vaya a escuchar, que no le vaya a dejar solo y que no sea una pandilla de insurrectos intelectuales llenos de soberbia, por buenas ideas que tengan. O dicho de otra forma: si se viene un partido, necesito comunistas. Porque nadie mejor que un comunista para habitar un partido".
El relato de Errejón en las más de 300 páginas de su nuevo libro tiene la ambición, según comentó el propio autor en su presentación, de ofrecer su versión de los hechos, y a la vez abrir un debate sobre el "nuevo ciclo" político, en el que sin duda quiere ser protagonista. Aun así, lo que más sorprende es la descripción del auge y caída de Podemos en tan solo cuatro o cinco años, con detalles como el del abrazo y el tuit que revelan cómo la formación morada emprendió su camino hacia la guerra interna mucho antes del congreso de Vistalegre II en febrero de 2017.
Aun así, la descripción de Errejón no es compartida por otros miembros, dirigentes de ahora y de antes del partido. Para algunos, que han empezado a ojear el volumen, Errejón no valora adecuadamente el impacto de la compra del chalet de Galapagar como el punto de inflexión en la caída de Podemos. Internamente es sabido que Errejón votó en contra de Iglesias en la consulta que lanzaron Iglesias y Montero, y que de aquella negativa surgió la última y definitiva purga a finales de 2018, que acabó con todo lo que quedaba del errejonismo y dio pie al nacimiento de Más Madrid.
Fechas diferentes
Además, como desveló este diario (y está incluido en el libro Aquí mando yo: historia íntima de Podemos), el primer choque entre Errejón e Iglesias es anterior a la fecha de diciembre de 2014. En mayo de ese año, poco después de las elecciones europeas, los dos líderes del partido ya se enfrentaron por quien tenía que ejercer el liderazgo real de la nueva formación política. Errejón, que aspiraba a emular el papel de Álvaro García Linera en su relación con Evo Morales (el libro de Errejón se abre con un cita del exvicepresidente de Bolivia), quería reducir a Iglesias a un simple candidato sin mando real en el partido. Iglesias contratacó. Ya en la primavera de 2015 le pidió que liderara la lista de las autonómicas madrileñas. Errejón rechazó esa propuesta, e Iglesias empezó a alistar --como también explica Errejón-- a sus tropas reclutadas entre las juventudes comunistas.
Sea como fuere, el libro de Errejón ofrece el punto de vista de uno de los principales protagonistas de la política de los últimos años, contada en primera persona y con un lenguaje narrativo directo y rápido. El ex número dos revela los años de la ilusión y la felicidad, sin ocultar el lado más oscuro de la política: las noches en vela, los dolores, el cansancio, la falta de libertad, y los rencores, traiciones y decepciones que convirtieron a Podemos en un movimiento personalista y endogámico.
A la luz de lo que cuenta Errejón, quizás no sea casual que, cinco años después de aquel primer enfrentamiento, Iglesias comentara así el mal resultado cosechado por su ex número dos en los comicios de 2019, en los que Más País tan solo logró dos escaños: "Conozco a Íñigo Errejón. Sé que hoy es el día más difícil de su vida y le mando un abrazo solidario". El martes, a la pregunta sobre cuál fue su principal error en toda esa historia, Errejón contestó: "La prisa y una cierta convicción de que basta con tener razón".
