El Partido Popular vive momentos de enorme convulsión interna. Experimentados barones anuncian su retirada, veteranos dirigentes se enfrascan en críticas con el presidente y, para redondear, Esperanza Aguirre anuncia la refundación del PP... en Madrid. El durísimo golpetazo electoral está resultando de digestión muy pesada. Se echa de menos un proyecto renovador y un claro liderazgo. Rajoy no le concede al tropezón la misma importancia que buena parte de su equipo. La teoría del presidente es que esto tenía que pasar y, además, el PSOE también ha tenido los peores resultados de su historia desde 1978. Un consuelo que no comparten las líneas de mando de su formación.
La teoría del presidente es que esto tenía que pasar y, además, el PSOE también ha tenido los peores resultados de su historia desde 1978
Las duras palabras de Juan Vicente Herrera se recibieron como un cimbronazo en el PP. El veterano dirigente, que había conseguido el mejor resultado de las autonómicas, le recomendaba abiertamente a Rajoy que "se mirara al espejo" antes de tomar la decisión de presentarse de nuevo como candidato. El presidente de Castilla y León no había asistido el lunes al Comité Ejecutivo. Era una señal. Está indignado con el Gobierno y decepcionado con Rajoy, y estalló. En el PP piensan que esas quejas podría haberlas vertido en la reunión de Génova. Pero ya apenas se guardan las formas.
Mariano Rajoy ha decepcionado a sus principales dirigentes regionales con su clamorosa ausencia de autocrítica, su empeño en no abordar cambios ni en el partido ni en el Gobierno y su firme voluntad de presentarse candidato a las generales. El propio lunes algunos barones ya anunciaban su voluntad de salida. Y sugerían nombres para el relevo. Cristina Cifuentes, Núñez Feijóo y Pablo Casado son los más mencionados, en especial éste último, quien ha llevado la comunicación durante la campaña, a las órdenes de Carlos Floriano. Herrera hablaba este martes de Casado y Aznar también. Y muchos dirigentes de la formación conservadora que consideran imprescindible un relevo generacional y de actitudes. "Mírate al espejo" resuena por todos los rincones de Génova.
Sensación de desánimo
Sabido es que el Comité Ejecutivo post-elecciones discurrió sin amago de autocrítica, como es habitual. Protocolario, tedioso e inútil. Alguno de los asistentes, como Luisa Fernanda Rudi o José Ramón Bauzá, no ocultaron su malestar por la forma en la que se está reaccionando al batacazo. Una sensación desoladora se ha apoderado de la dirigencia del partido pese al empeño del Gobierno en reconducir la situación.
El ministro Alfonso Alonso saltó raudo en defensa del presidente, al igual que Rafael Hernando, el portavoz parlamentario, que intentaron quitar importancia a las críticas. "El presidente se mira cada mañana al espejo. Y que también lo hagan otros", dijo Hernando. Rajoy tenía un aspecto algo contrariado este martes en su comparecencia en el Senado. Despachó la sesión con dos muletazos, un par de banderillas a la portavoz socialista y se retiró a Moncloa. Quizás haya decidido reflexionar sobre lo que está ocurriendo y modificar sus planteamientos. Improbable. Hay enorme preocupación en Moncloa por la deriva de la crisis, cuyas dimensiones se ignoran.
Sabido es que el Comité Ejecutivo post-elecciones discurrió sin amago de autocrítica, como es habitual
Una procesión de dimisiones
Los anuncios de dimisión de Alberto Fabra, Luisa Fernanda Rudi y José Ramón Bauzá al frente del PP en Aragón, Comunidad Valenciana y Baleares se recibió con enorme desagrado en el partido. Desde Génova se logró que las salidas de ambos no se concreten hasta el año próximo, cuando se celebren los congresos de sus respectivas organizaciones. Es decir, después de las elecciones generales. La imagen de un partido en fuga no es precisamente muy aconsejable cuando se afrontan unas elecciones decisivas. Fabra, Rudi y Fabra vencieron el domingo pero no podrán formar gobierno al no alcanzar la mayoría absoluta. No consideran que puedan cumplir con el papel de líder de la oposición, y se van. En Génova se esperan más defecciones. Rita Barberá, el propio Juan Vicente Herrera y hasta Dolores Cospedal, según trasciende en gente de su equipo.
Dolores Cospedal recibió como un mazazo los resultados del domingo que no le permitirán renovar su manato en Castilla la Mancha. García Page, el candidato del PSOE, ya tenía apalabrado un acuerdo con Podemos. La secretaria general del PP quiere dejar Castilla la Mancha y quizás también Génova. Es posible que se le haga un hueco en el Gobierno aprovechando las salidas de De Guindos y de Wert.
La respuesta más original a la hecatombe ha sido la de Esperanza Aguirre, quien formuló una propuesta de gobierno tripartito en Madrid para frenar a Podemos, a quienes considera una formación anticonstitucional, ya que pretende derribar el ordenamiento surgido de la Transición. Aguirre venció pero no logrará gobernar. De ahí su idea de montar un frente antiPodemos con PSOE, Ciudadanos y el propio PP. Un tripartido de centroderecha. Un frente constitucionalista y anti-Carmena. El PSOE, claro, dijo que no. Aguirre también confirmó que no renuncia y que convocará congreso extraordinario del PP de Madrid antes de las generales. Puede pasar de todo.