España

Feijóo lidera la revuelta contra Rajoy: exige una purga radical del PP y el entierro definitivo del aznarismo

El seísmo provocado en el PP por las locales y autonómicas del domingo tiene réplicas en casi todas las regiones y su epicentro empieza a ser muy visible en Galicia, donde Alberto Núñez Feijóo cree que las elecciones generales están perdidas si Mariano Rajoy no impone una limpieza radical en la dirección nacional del partido que le libere de ataduras del pasado.

  • Mariano Rajoy y Alberto Núñez Feijóo, en un reciente acto electoral.

Los resultados de las elecciones municipales en Galicia no han sido buenos y, por tanto, Alberto Núñez Feijóo tampoco tendría demasiados fundamentos para dar lecciones a nadie después de la debacle sufrida en plazas tan significativas como La Coruña, Santiago, Ferrol o Vigo, se opina en la dirección nacional del PP. Sin embargo, el presidente gallego no se ha mordido la lengua y ha vertido a sus fieles un análisis demoledor para Mariano Rajoy. En su opinión, si el presidente del Gobierno no desaloja a María Dolores de Cospedal de la secretaría general e impone una amplia limpieza en el staff del partido, significará que ha tirado la toalla por adelantado.

Feijóo hace de los resultados del 24-M un análisis demoledor para Mariano Rajoy

Núñez Feijóo, el barón que mayores posibilidades tendría ahora de relevar a Rajoy en el cartel electoral, va más allá y ha trasladado también a personas de su confianza la necesidad de que el presidente promueva de manera acelerada un relevo generacional en todas las estructuras del PP, que le ayuden a encarar las elecciones generales con un discurso renovado y más cercano a la calle. Desde las municipales de 2011, el PP ha perdido 2,5 millones de votos y si se toman como referencia las legislativas celebradas a finales de ese mismo año, la sangría suma 4,8 millones. El socavón es lo suficientemente grande como para poder contemplar serenamente la quietud con la que el presidente ha reaccionado al 24-M, anticipando que no hará cambios y dando por seguro que será el candidato electoral.

Portazo rotundo al aznarismo

El jefe del Ejecutivo gallego explica a los suyos, además, que si el PP quiere tener alguna posibilidad de ganar las próximas legislativas, es imprescindible que cierre definitivamente la puerta al pasado y entierre el aznarismo. El miedo de Rajoy a desconectar del votante pata negra de su partido, el más tradicional y conservador, le llevó a aceptar en la reciente campaña un protagonismo especial de José María Aznar en buena parte de la geografía nacional, por lo que el expresidente actuó a sus anchas en Madrid, Zaragoza, Logroño, Toledo y Ávila, entre otras plazas, donde aprovechó la ocasión para defender también a su mujer, Ana Botella. Este regreso de Aznar al primer plano le parece a Feijóo un error de manual, tan grande como la designación de Esperanza Aguirre como candidata en la capital de España, incluso aunque hubiera obtenido un resultado más holgado que la permitiera gobernar el Ayuntamiento, pues le hubiera seguido haciendo la vida imposible a Rajoy.

Feijóo comparte con algunos ministros del Gobierno que Rajoy debería sacar ahora el máximo provecho a la caída de algunos barones regionales para echar mano de la cantera y colocar en varias regiones –Madrid, Aragón, Valencia, Baleares…– a dirigentes con un discurso nuevo, más cercano a las preocupaciones del ciudadano, que en los escasos meses que restan hasta las generales abanderen y defiendan sin prejuicios las reformas realizadas desde 2011, pero también reconozcan los fallos cometidos buscando, desde la humildad, la empatía con los votantes.

El presidente gallego defiende una limpieza amplia en todas las organizaciones del PP

Preocupa, especialmente, al gallego, que el año que viene afronta las autonómicas en su tierra, un dato que revelan casi todas las encuestas y que se ha reflejado también en los últimos barómetros del CIS: de los principales líderes políticos, Rajoy es el peor valorado y el PP es la formación que despierta mayores antipatías en la población. El rechazo a este partido roza el 60% (los que aseguran que nunca le votarían), un porcentaje que contrasta con el 12% del PSOE y con el hecho de que Pedro Sánchez sea quien obtiene la mejor nota de popularidad.

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