Más de mil afganos evacuados. Tras el aterrizaje de dos aviones en Dubai en la madrugada de este martes con 290 personas a bordo, los militares españoles ya han extraído de Kabul a 1.002 ciudadanos, colaboradores y familiares que estaban en grave riesgo tras la constitución del régimen talibán. Las condiciones de evacuación, no obstante, empeoran a medida que se aproxima el 31 de agosto, fecha hasta la que se mantendrá el despliegue de Estados Unidos y, por tanto, de todas las fuerzas occidentales. Los talibán por el momento no contemplan una prórroga.
Hasta el momento ha culminado con éxito la evacuación con nueve vuelos operados por personal del Ala 31 del Ejército del Aire, con sus aviones A400M. Los últimos 290 evacuados se suman a los 712 que se había logrado sacar de Kabul hasta el lunes. Asimismo, el Ministerio de Defensa espera extraer a aproximadamente 130 personas más en otra aeronave que despegará de la capital afgana a lo largo de este martes. Buena parte de ellos trabajaron para otros países de la Unión Europea o Estados Unidos. A España le quedan cientos de personas en sus listas por sacar de Afganistán.
El ritmo de evacuación se acelerará en los próximos días. España ha logrado un tercer slot para sus aviones, por lo que se pasará de dos a tres vuelos por jornada. También se ha enviado un equipo de operaciones especiales del Ejército de Tierra para dar apoyo a los militares desplegados en el aeródromo, que trabajan sin descanso para extraer al personal. En total hay más de cien efectivos de las Fuerzas Armadas, una veintena de agentes de la Policía Nacional y un puñado de diplomáticos que trabaja a contrarreloj para expedir los pertinentes documentos de traslado.
Situación crítica en Kabul
La situación empeora a medida que llega el 31 de agosto. Como contó Vozpópuli, fuentes de seguridad alertan de un creciente nerviosismo por parte de los talibán, que no quieren ninguna presencia de las fuerzas occidentales. A eso hay que sumar el desasosiego de la muchedumbre que trata de escapar de Afganistán y que, según se aproxima el vencimiento de los plazos, se lanza con mayor excitación sobre el aeródromo.
En esas circunstancias, España y los países aliados tratan de mantener un estricto control sobre los protocolos de seguridad para evitar cualquier incidente grave. El aeropuerto cuenta con una sola pista de aterrizaje y despegue, y el tráfico aéreo registra una densidad sin precedentes. También se valora la posibilidad de salir al exterior del aeródromo para localizar a los afganos seleccionados para la evacuación que no pueden llegar a las instalaciones por sus propios medios. Esta misión -en caso de desarrollarse- correría a cargo de los miembros de operaciones especiales.
Empieza a cundir el pesimismo entre la diplomacia española. Hace unos días imperaba el mensaje de “no dejaremos a nadie atrás”, en boca de José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación. Ahora se asume que no se podrá sacar a todos los afganos incluidos en las listas españolas, tal y como ha admitido la ministra Margarita Robles.
España confiaba en evacuar entre 800 y 1.000 personas, trabajadores afganos y familiares que sirvieron a las Fuerzas Armadas o a los cuerpos diplomáticos. Esa lista comienza a verse como irrealizable.