El Ministerio de Exteriores ha confirmado este domingo la liberación de Pablo Costas, el marinero gallego natural de Bueu (Pontevedra), que permanecía retenido en Yemen desde hace casi un año.
Según han asegurado a Vozpópuli desde el Ministerio, la puesta en libertad de Costas ha podido llevarse a cabo "tras intensas gestiones diplomáticas" en las que ha participado el propio ministro, José Manuel Albares.
La familia del marinero y el sindicato Central Unitaria de Traballadoras (CUT) llevaban varios días protestando y exigiendo la liberación de Costas. En Bueu, su pueblo natal, decenas de personas se manifestaron este sábado para denunciar la "inoperancia" de las autoridades y el abandono al que estaban sometidos el pescador y los 32 tripulantes del barco que él capitaneaba, el 'Cobija'.
Su familia y el sindicato han concretado que Pablo y sus compañeros ya han salido del barco y se encuentran en un hotel en Al Mukallah. Pese a que ya le han devuelto el pasaporte, el patrón no tiene por el momento fecha concreta para regresar a Galicia.
Según ha explicado el portavoz de la CUT, Manolo Camaño, a Europa Press, la previsión inicial es que se pueda facilitar un "convoy de seguridad" para que el marinero se pueda desplazar desde el puerto de Al Mukallah hasta el aeropuerto, a unos 270 kilómetros de distancia. Una vez allí volaría a El Cairo (Egipto) y después a Madrid.
11 meses retenido
Pablo Costas se encontraba retenido desde septiembre de año pasado acusado de pesca ilegal. Todo comenzó tras una denuncia impulsada por las autoridades australianas después de que, en julio de 2020, inspeccionasen la embarcación en el Índico. El 'Cobija', de bandera boliviana, figuraba en la lista negra de la Organización de los Caladeros del Atlántico Sureste (SEAFO, en inglés).
Aunque según la CUT la inspección confirmó que "todo estaba bien", estando aún en altamar el barco fue vendido a un armador somalí, que ordenó tomar rumbo a Yemen.
En septiembre, ya en Al Mukallah, Costas fue informado de una orden de detención por parte de la Interpol y cursada por Australia, que lo acusaba de un delito de pesca ilegal. El marinero fue condenado a tres meses de arresto y, tras cumplirlos, el fiscal presentó un recurso para paralizar su repatriación.
En las últimas semanas, la situación de Pablo y del resto de tripulantes empeoró, llegando a estar sin comida, ni atención sanitaria a pesar de las condiciones "insalubres" que sufrían.