Una llamada al timbre desencadenó una cadena de hechos en la tarde del martes que la Policía Nacional trata de esclarecer. Tras abrir la puerta, Zaryn Dentzel, primer presidente de la red social Tuenti, se encontró con un grupo de encapuchados dispuestos a todo con tal de conseguir su botín. Al menos eso denunció a los agentes que escucharon su relato. Dentzel habla de torturas, agresiones y un sinfín de presiones. Temía que quisieran acceder a su fortuna, que cifra en 50 millones de euros en bitcoins, señalan fuentes policiales y judiciales a Vozpópuli. La Policía abrió una investigación de oficio tras enterarse del episodio, si bien el empresario interpuso una denuncia al día siguiente en la que afirmó que las criptomonedas no figuran entre el material sustraído.
Es la tarde del martes. Dentzel está en su casa con otra persona, en una zona lujosa ubicada cerca del madrileño Paseo del Prado. El fundador de Tuenti espera visita. Suena el timbre. Al abrir -siempre siguiendo su relato- se topó de bruces con cuatro o cinco encapuchados que se precipitaron al interior de la vivienda. Los delincuentes actuaron acorde a un plan que, según el testimonio de Dentzel, debía estar meticulosamente medido. Atan y amordazan a las dos personas que están en la casa y les rocían con un spray en los ojos.
Ese es el punto de partida de un horror que se prolongará durante horas. Golpes, torturas, amenazas. El empresario teme que los delincuentes no quieran llevarse -o por lo menos, no sólo- los bienes que hay en el interior de la vivienda, sino algo de más valor. Hablan con un acento de Europa del Este. Quieren información. Datos sensibles sobre las cuentas bancarias del fundador de Tuenti. Se lanzan con toda su fuerza física en busca de un acceso a los ordenadores del denunciante.
Tapan las cámaras de seguridad con ropa. Los dos maniatados no pueden verlo, pero escuchan cómo se llevan objetos a la calle. Un vecino llama a la Policía al escuchar los gritos de auxilio y los agentes se presentan en el domicilio. Allí se encuentran con Zaryn Dentzel, que les ofrece un primer relato de lo sucedido. Según ha sabido Vozpópuli, les detalla que tiene 50 millones de euros en criptomonedas.
De Tuenti a los bitcoins
La trayectoria empresarial de Zarun Dentzel, de 38 años y origen californiano, está ligada al éxito en el mundo digital. La plataforma Tuenti fue una de las primeras redes sociales que cosechó un gran éxito en España. Los creadores vendieron el 85% de su capital a Telefónica por un importe total de 70 millones de euros y, desde entonces, el denunciante ha invertido en varios sectores. Entre ellos, los bitcoins. La Policía Judicial de la Jefatura Superior de la Policía Nacional abrió una investigación para esclarecer los hechos.
¿Era eso lo que buscaban los delincuentes? ¿Iban en busca de la información necesaria para acceder a la fortuna en criptomonedas? Zarun Dentzel presentó una denuncia este miércoles en la que repasó los pormenores del episodio. También hizo una primera descripción de los bienes extraídos, entre los que habría joyas y otros objetos de valor. Por el momento, descarta que los asaltantes accediesen al dinero que tenía invertido en bitcoins.
Ahora la Policía sigue el rastro a los criminales. Se investigan las imágenes de las cámaras de seguridad y se toma declaración a los posibles testigos del episodio, especialmente entre los vecinos. También analizan la información facilitada por el propio Zarun Dentzel y la otra persona que fue maniatada en el asalto a la vivienda.
Una de las principales hipótesis con la que trabajan los investigadores -con apoyo de la Policía Científica- es que una banda procedente de países del este y especializada en este tipo de asaltos en casas de lujo esté tras el robo y agresión al fundador de Tuenti. Fuentes de seguridad destacan el elevado nivel de amenaza que representan estas organizaciones, que no dudan en recurrir a la fuerza y a las torturas para hacerse con su objetivo. La Policía trata de determinar si Zarun Dentzel es la última de sus víctimas y el valor de todo lo sustraído durante las cuatro horas que los encapuchados permanecieron en la vivienda.
