Varias conclusiones se pueden obtener del análisis de los votos llegados desde la emigración en las elecciones gallegas, cuyo recuento, realizado este lunes, no ha provocado variaciones ni ‘bailes’ de escaños con respecto a los resultados del 18-F, de forma que el Parlamento autonómico estará integrado por 40 diputados del PP, 25 del BNG, 9 del PSOE y uno de Democracia Ourensana.
La primera conclusión es que los gallegos residentes de forma permanente en el extranjero se involucraron muy poco en los comicios, hasta el punto de que la participación ni siquiera alcanzó el 5% de los casi 480.000 electores que tenían derecho a sufragio. Al final depositaron su papeleta menos de 23.000, una cifra alta en comparación con otros comicios autonómicos pero muy baja si se tiene en cuenta que en estas elecciones quedó suprimido el denominado voto rogado, con la consiguiente simplificación de los trámites. Los resultados también reflejan que el Partido Popular sigue arrasando en la emigración, hasta alcanzar prácticamente el 50% de los apoyos.
De los 22.960 votantes, 11.308 lo hicieron a favor de la candidatura de Alfonso Rueda, que consiguió todavía un mejor resultado en la provincia de Orense al alcanzar casi el 58% de los sufragios. En esta circunscripción es donde estaban centradas todas las miradas debido a la posibilidad que tenía el PSOE, que el 18-F se quedó a solo 112 papeletas de arrebatar un escaño al PP, de sumar un nuevo diputado a costa de los conservadores o del BNG, pero el recuento de votos dejó las cosas tal y como estaban. La gran ‘barrida’ de los populares, que cuadruplicaron con holgura los sufragios obtenidos por los seguidores del socialista Gómez Besteiro, 2.547 frente a 617, impidió cualquier tipo de ‘sorpaso’.
La tercera conclusión es que el PSOE gallego cuenta con más apoyos en el exterior que en su propia casa, quizá porque la deriva del partido a nivel nacional y los controvertidos pactos alcanzados por Pedro Sánchez con las fuerzas independentistas se aprecian menos desde la distancia. Lo cierto es que, de ser por los emigrantes, el PsdeG sería la primera fuerza de la oposición en el Parlamento gallego, aunque a muy poca distancia del BNG.
En el conjunto de las cuatro provincias, los socialistas cosecharon 3.627 votos frente a los 3.583 de los nacionalistas, resultado que contrasta con la gran solvencia con la que el BNG se impuso al PSOE en el recuento del 18-F (25 escaños frente a solo 9).
Por otra parte, el cómputo del voto exterior confirma tanto el batacazo de Sumar como de Podemos y el nulo entusiasmo que ambas fuerzas despiertan entre los electores residentes en el extranjero.
Así, el partido que lidera la ferrolana Yolanda Díaz obtuvo tan solo 838 sufragios en las cuatro provincias, mientras que la formación morada se tuvo que conformar con 563. Eso supone que Vox, con 1.567 votos, consiguió prácticamente el doble de apoyos que Sumar y el triple que Podemos, todo ello a pesar de las fuertes expectativas que había depositado la vicepresidenta segunda del Gobierno en convertir Sumar en un partido clave a la hora de conformar una alianza de izquierdas capaz de echar al PP de la Xunta. En la provincia de Orense, Podemos, con solo 72 votos, quedó incluso por debajo del partido animalista Pacma.