El nombre de Basel Ghalyoun (Homs, 1984) ha dado para ríos de tinta. Condenado por la Audiencia Nacional a doce años de prisión por su supuesta implicación en los atentados del 11-M de Madrid, después fue absuelto por el Tribunal Supremo y expulsado a Siria. A partir de ahí se le perdió el rastro. Vozpópuli reconstruye sus pasos en el país árabe; un recorrido que, según los informes que maneja el Gobierno español, habría concluido con su muerte en un atentado.
Este miércoles se cumplen 16 años de la serie de atentados que cambiaron el transcurso de la Historia en España. Una decena de explosiones casi simultáneas, 193 muertos y miles de heridos. Escenas de duelo, de manifestaciones entre tormentas. Una explosión en Leganés y el fallecimiento del GEO de la Policía Francisco Javier Torronteras. Acusaciones políticas, intervenciones policiales y un complicadísimo proceso judicial.
Fases conocidas por todos. Sin embargo, aún quedan protagonistas con trayectorias por determinar. Es ahí donde se dibuja la figura de Basel Ghalyoun: albañil de profesión, los servicios de información de la Policía Nacional contaban con informes sobre su supuesta radicalización. Los expedientes le ubicaban en el círculo más próximo a Rabei Osman, más conocido como El Egipcio, a quien se acusó de ser uno de los ideólogos de los atentados.
El recorrido judicial
Ghalyoun fue detenido el 24 de marzo de 2004 en Ugena (Toledo), pocos días después de las explosiones, cuando España estaba sumida en una vorágine emocional y política difícil de asimilar. Se decretó prisión provisional sobre él, considerándole uno de los principales sospechosos de haber colocado las bombas en los trenes. Durante el proceso judicial, dos testigos le ubicaron en los vagones y la Fiscalía pidió más de 38.000 años de prisión.
Uno de esos testigos, no obstante, cambió de criterio y no pudo o supo acreditar que Ghalyoun estuviese en los trenes. Por eso la Fiscalía redujo la petición de cárcel a 12 años, los que le correspondían a integración en organización terrorista. Fue necesario extender la prisión provisional para que afrontase todo el proceso judicial entre rejas, estimando que había un elevado riesgo de fuga. La Audiencia Nacional le condenó a 12 años en sentencia de octubre de 2007.
Pero el recorrido judicial no terminó ahí. Tras los correspondientes recursos, el Tribunal Supremo absolvió en julio de 2008 a varias personas acusadas de participar en los atentados del 11-M. El Egipcio fue uno de ellos. También Basel Ghalyoun al considerar que no había pruebas suficientes contra él. Algunos de los absueltos reclamaron indemnizaciones millonarias por el tiempo que pasaron en prisión.
Expulsado a Siria
A los pocos días, bajo el argumento de que no tenía los papeles en regla, Ghalyoun fue deportado a su Siria natal el 22 de julio de 2008. Es a partir de entonces donde se dibujan sus pasos más desconocidos.
Basel Ghalyoun fue detenido por el régimen de Bachar al Asad nada más aterrizar en el aeropuerto internacional de Damasco. ¿El motivo? Las sospechas de su implicación con una rama de Al Qaeda tras su reciente juicio en España, organización terrorista que por entonces se contemplaba como una potencial amenaza por las estructuras del Gobierno sirio.
Sólo se le permitió hacer una llamada a su familia para avisarles de que no iba a reunirse con ellos, como habían convenido. Según los informes de Amnistía Internacional, Ghalyoun pasó varios meses incomunicado. La organización arroja la sospecha de la tortura y los malos tratos.
En Siria se respiraba un ambiente prebélico. Las manifestaciones daban paso a las protestas; las protestas, a las revueltas. El clima de insurrección chocaba frontalmente con la represión del régimen sirio. Bachar al Asad atravesaba sus momentos más críticos y su debilidad se manifestaba en la pérdida de apoyos en la comunidad internacional.
Estalla la guerra
Fue entonces cuando la amenaza del Estado Islámico proyectó su sombra sobre todo el mundo... y bailó el equilibrio de poderes en Siria. Bachar al Asad encontró una válvula de escape. Aquellos países que antes arremetían contra él, ahora le manifestaban su apoyo en su lucha contra el terrorismo. O, al menos, le dejaban actuar. Las organizaciones humanitarias denunciaron la "carta blanca" con la que operaba el líder del régimen, también contra su oposición política.
¿Qué hizo Basel Ghalyoun durante esa escalada de tensión? Según ha sabido Vozpópuli, se implicó en un negocio relacionado con la asistencia sanitaria. Al menos eso detallan las notas informativas de las que dispone el Gobierno.
Los mismos informes detallan los que pudieron ser sus últimos pasos. El entorno de Ghalyoun comentó en espacios públicos que éste había muerto a causa de una explosión en un atentado. Una bomba, probablemente un artefacto improvisado (IED), que estalló a su paso.
Cabe destacar que las autoridades españolas hacen un seguimiento a todas aquellas personas que han sido juzgadas por delitos relacionados con el terrorismo; más aún cuando se vinculó su nombre con el mayor atentado de la Historia de nuestro país.
El rastro de Basel Ghalyoun se extingue en Siria. Y con él uno de los testimonios que desató una mayor polémica en el transcurso del juicio por el 11-M.