El fajín rojo nunca llegó y Diego Pérez de los Cobos se despide de la Guardia Civil. El Instituto Armado -en particular, la Comandancia de Madrid que dirige- prepara el adiós del coronel, que en los últimos años ha sumado una larga lista de victorias judiciales ante un Fernando Grande-Marlaska, quien ha impedido su nombramiento como general en contadas ocasiones. Ha sido uno de los hombres fuertes en la lucha contra el terrorismo de ETA y, quienes le conocen, apuntan que con su despedida se pone fin a una de las figuras más reconocidas del cuerpo en los últimos tiempos.
La fecha límite está fijada en este viernes, 13 de diciembre. Como contó Vozpópuli, ese es el día en que Diego Pérez de los Cobos cumple 61 años. Irremediablemente, pasará a la reserva, tal y como marca la normativa interna de la Guardia Civil. Se trata de una medida diseñada para facilitar la renovación de la escala de oficiales, pero que es implacable: todo coronel deja de ser guardia civil en activo al llegar a esta edad.
Otro caso es el de los generales. Cuando visten el fajín rojo, el límite para seguir en activo se extiende hasta los 65 años. Pérez de los Cobos era firme candidato para egresar. Así lo avalaba su historial y experiencia, sus condecoraciones y sus destinos; todos ellos, recogidos en la lista que la cúpula de la Guardia Civil traslada al Ministerio del Interior sobre los coroneles aspirantes a formar parte del generalato.
No en vano, Diego Pérez de los Cobos figuró en varias ocasiones en el primer puesto de esta lista. Aunque la recomendación no era vinculante, lo cierto es que los sucesivos ministros que han ocupado la cartera de Interior venían dándola por buena y promocionando a general a los candidatos incluidos en la misma. Hasta que llegó Fernando Grande-Marlaska: tras sus continuos rifirrafes judiciales con Pérez de los Cobos optó por modificar el criterio habitual y promocionar a otros coroneles en puestos menos destacados.
Recorrido judicial
Cabe recordar que el origen de estas disputas se remonta a la pandemia de coronavirus, cuando dirigía la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid. Las unidades a su mando realizaron las investigaciones que afectaban a líderes del PSOE, como José Manuel Franco, delegado del Gobierno en Madrid, por autorizar la protesta del 8 de marzo en la capital, en medio de una emergencia sanitaria en peligro de desbordarse.
En ese momento, María Gámez, la directora de la Guardia Civil, solicitó a Pérez de los Cobos que le reportase el progreso de las investigaciones policiales. El coronel se resistió, argumentando que solo tenía la obligación de responder ante la jueza encargada de la causa. Justo después, Marlaska y María Gámez rubricaron su cese al frente de la Comandancia de Madrid, alegando pérdida de confianza.
La resolución desencadenó un a batería de ceses, dimisiones y reorganizaciones en la dirección operacional del Instituto Armado, entre ellas la del Director Adjunto Operativo, el teniente general Laurentino Ceña.
Diego Pérez de los Cobos acudió a la Justicia al entender que su destitución como líder de la Comandancia de Madrid no se ajustaba a la legislación vigente. Durante el largo recorrido judicial ante diversas instancias, una sentencia que se emitía en paralelo -ante los recursos del también coronel Manuel Sánchez Corbí- sentó las bases de los nombramientos de generales y ceses en puestos de confianza del Instituto Armado: no bastaba con proponerlos, debían estar debidamente fundamentados.
El Tribunal Supremo dictaminó que Pérez de los Cobos debía ser restituido al frente de la Comandancia de Madrid. Y también le dio la razón ante el ascenso de varios generales de la Guardia Civil, que la Justicia terminó por declarar nulos por la ausencia de la debida justificación. No obstante, el coronel Diego Pérez de los Cobos ha renunciado a la ejecución de las sentencias que el pasado julio anularon tres ascensos a general en el Instituto Armado.
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