Podemos ha emprendido una campaña feroz al grito de 'no a la guerra' para presionar al PSOE. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha adelantado el envío de varios buques al Este de Europa y ha ofrecido algunos cazas para reforzar la posición de la OTAN ante Rusia. Y es que según Estados Unidos, el presidente Valdimir Putin amaga con invadir Ucrania. El problema es que el ruido morado es tan fuerte, que está poniendo en un aprieto a Yolanda Díaz.
La vicepresidenta segunda del Gobierno aún no se ha posicionado sobre el asunto, algo que sí han hecho sus colegas Irene Montero (Igualdad) e Ione Belarra (Derechos Sociales y Agenda 2030), que han recuperado el eslogan con el que una gran mayoría de los españoles salió a la calle para protestar por la participación española en el conflicto de Iraq. Podemos espera que el PSOE se dé cuenta de que España es el país que rechazó la guerra.
Por eso, Podemos ha marcado una línea roja a Sánchez: que España participe en un conflicto bélico en Ucrania bajo el paraguas de la OTAN. Y es que si eso ocurre los morados no apoyarán al jefe del Gobierno. Lo cierto es que Díaz guarda un calculado silencio. Ella es consciente de que la política de Estado, como las relaciones exteriores, las dirige el presidente en persona.
Hablar o no hablar
Pero Díaz también sabe que es la líder de un espacio político y que, dado que pretende iniciar un proyecto de escucha para construir una candidatura, debería tomar partido de alguna forma. Fuentes gubernamentales moradas precisan que los ministros de su ramo están guardando un perfil comunicativo bajo precisamente para no torpedear sus relaciones con el PSOE.
La presión a Díaz, no obstante, no viene solo por parte de Podemos. Esa izquierda a la izquierda del PSOE que pretende aglutinar bajo una única candidatura salió rauda este viernes a lanzar un comunicado para protestar el envío de tropas a Ucrania: "Rechazamos frontalmente cualquier amenaza o agresión militar a un Estado soberano, así como el envío de tropas españolas al Mar Negro y Bulgaria en el marco de la OTAN".
La postura la firman Podemos, IU, En Comú Podem, Alianza Verde, EH Bildu, BNG, Compromís, Más País ya la CUP. No hay ni rastro de Galicia En Común, el partido de Díaz en el espacio de Unidas Podemos. La vicepresidenta segunda enfrenta un serio marrón. La izquierda tradicional española ha sido muy beligerante tradicionalmente con la OTAN, a la que consiederan superada.
Superar el marco antiOTAN
El problema es que España pertenece a la organización atlántica y, por tanto, debe tomar en consideración y responder a las peticiones que se produzcan por parte de sus aliados. Un incumplimiento de Madrid condenaría la imagen internacional del y lo sumiría en la irrelevancia. Eso es algo que Díaz, empeñada en construir una imagen presidenciable, sabe a la perfección.
Por eso, la vicepresidenta segunda no se atreve a marcarse en un asunto tan sensible. No solo porque es vicepresidenta, sino porque aspira, aunque no lo reconozca, a disputarle el asiento a Pedro Sánchez en unas elecciones. De manera que si Díaz quiere trascender las posiciones tradicionales de la izquierda, ese espacio que ella misma considera "pequeño y marginal", debe superar la postura antiOTAN de los partidos que la sustentan.
Además, Díaz tiene un problema añadido. En estos momentos, la también titular de Trabajo está centrada en conseguir el respaldo en el Congreso a la reforma laboral del bloque de la investidura, el mismo que ha criticado el envío de tropas españolas en el marco de la OTAN. Así, será difícil para la vicepresidenta segunda negociar con esos partidos que ahora están presionándola con una férrea campaña en contra de la Alianza Atlántica. El cuartel electoral de la titular de Trabajo otea nubarrones. Las cosas se le complican a la estrella política de la izquierda.