Los Aliados querían neutralizar un potencial ataque de Alemania a España en la II Guerra Mundial y, si Hitler se hacía con Gibraltar, ellos tomarían Canarias. Para ello se creó la 'operación Tonic', que incluía la previsión sobre quién sería el jefe del mando unificado aliado en las islas: el general canadiense Harry Crerar, según los documentos de la inteligencia canadiense a los que ha tenido acceso Vozpópuli. Durante la Gran Guerra, Crerar fue jefe de artillería de campaña canadiense en los campos de batalla de Francia y Flandes, y cuando terminaron las hostilidades, fue teniente coronel del Estado Mayor del Cuerpo Canadiense. La participación canadiense en la planificación de una invasión sobre Canarias surgió del reconocimiento de Londres de la demanda de Otawa por ser más activos en la II Guerra Mundial.
Crerar fue también director de Operaciones Militares e Inteligencia de Canadá. Por entonces, se le tenía por una mente brillante y, de hecho, era considerado el mejor oficial del Estado Mayor canadiense. En marzo de 1939, después de servir unos meses como comandante del Royal Military College, fue llamado a Ottawa para preparar un plan de movilización, ya que existía la posibilidad de que se desencadenara una segunda gran guerra, como así ocurrió. Tras desecharse la opción canaria, el 23 de julio de 1944 Crerar desempeñó un papel importante cuando los aliados rodearon a las tropas alemanas en el paso de Falaise en agosto de ese año.
Los informes de la inteligencia canadiense de aquel periodo indican el alto grado de implicación de Canadá en la planificación de la operación anfibia Tonic durante los últimos tres meses de 1942. Quien encarga a principios de 1941 preparar una invasión sobre Canarias fue el Reino Unido, dado que era quien más perdía en caso de que Alemania se hiciera con el control de Gibraltar. Winston Churchill afirmó que "tan grande era el peligro que durante casi dos años mantuvimos constantemente, con unos pocos días de aviso, una expedición de más de 5.000 hombres y sus barcos, listos para apoderarse de Islas Canarias, mediante lo cual podríamos mantener el control aéreo y marítimo sobre los submarinos y el contacto con Australasia alrededor del Cabo, si alguna vez el puerto de Gibraltar nos fuera negado por los españoles".
El Marruecos español o Canarias
Según las actas oficiales canadienses, en una reunión de altos mandos canadienses celebrada el 17 de octubre de 1942, el general Brooke informó al general McNaughton sobre los planes para contrarrestar cualquier movimiento que pudiera neutralizar Gibraltar. "Una alternativa era apoderarse del Marruecos español con una Fuerza de Tarea del Norte británica compuesta por dos divisiones de infantería y una brigada blindada. La otra era ocupar las Islas Canarias, una operación (ahora) con el nombre en clave Tonic".
El jefe del Estado Mayor Británico explicó en esa reunión de octubre de 1942 que, como resultado del reciente deseo expresado por el gobierno canadiense de encontrar empleo activo para el Primer Ejército Canadiense, estaba ofreciendo la operación a los canadienses sobre las islas. La razón por la que se les ofreció la operación contra las Canarias en lugar del plan contra el Marruecos español tiene cierta importancia: el general Brooke opinaba que la Fuerza de Tarea del Norte podría emplearse en "una operación continua que involucrara una asociación con tropas británicas, americanas y de otros países" ya que los canadienses "estaban ansiosos por evitar cualquier separación prolongada de su fuerza" porque "daba gran importancia a mantenerlos como una organización bien equilibrada y autosuficiente para la Defensa Nacional y su eventual empleo en el continente".
El objetivo específico de la operación Tonic era tomar y mantener las islas de Gran Canaria y Tenerife con el fin de garantizar el uso para los aliados de los puertos de Santa Cruz y La Luz y las bases de hidroaviones en Gran Canaria
Después de estudiar la apreciación del Estado Mayor de Planificación Conjunta sobre Tonic, el general McNaughton recibió autorización desde Ottawa para llevar a cabo el ataque sobre Canarias si era preciso. Fue el 23 de octubre de 1942 cuando el comandante en jefe del Primer Ejército Canadiense nombró al General Crerar, entonces comandante, como máximo responsable con el mismo rango de la fuerza militar aliada para invadir Tenerife y Gran Canaria. "El objetivo específico de la operación era tomar y mantener las islas de Gran Canaria y Tenerife, con el fin de asegurar para nuestro propio uso los puertos de La Luz y Santa Cruz de Tenerife, y las bases de hidroaviones en Gran Canaria". La mayor parte de la fuerza canadiense para Tonic estaba compuesta por soldados del Cuartel General del Primer Cuerpo Canadiense y de la I y III divisiones canadienses.
Para ello, un equipo de planificación canadiense estableció en el Ministerio de Guerra en Otawa un gabinete de crisis para trabajar en los detalles de la invasión. Por motivos de seguridad y propaganda para despistar, un anuncio oficial afirmaba que este equipo se había organizado para dar a los oficiales canadienses seleccionados "práctica en la planificación de posibles operaciones". A principios de diciembre, el general Crerar comentó sobre el trabajo del equipo de planificación canadiense: "Estoy bastante seguro de que los conocimientos que estos oficiales están adquiriendo ahora servirán para un propósito futuro muy valioso, pase lo que pase con Tonic", señalan los documentos oficiales de Otawa.
El destino de la operación no tardó en decidirse. El 19 de diciembre de 1942, el Comité de Jefes de Estado Mayor fue informado por el Estado Mayor de Planificación Conjunta de los Aliados de que era "muy improbable que Alemania intentara moverse hacia España contra la resistencia española durante el invierno, incluso si tuviera las fuerzas necesarias, y que en la primavera siguiente es poco probable que disponga de las fuerzas necesarias a menos que, inesperadamente, Rusia se colapse". Por ello, Tonic fue congelada aunque el dispositivo se mantuvo activado "para cualquier emergencia futura".
Un general muy popular que acabó en la miseria
¿Habrían triunfado los Aliados en Canarias con 5.000 efectivos? Quizá. Pero, al margen de la dictadura, en Canarias mandaba Francisco García-Escámez; desde el 27 de septiembre de 1940 a abril de 1942 fue gobernador militar de Gran Canarias y gozaba de gran aceptación popular en Canarias. Mientras los canadienses estaban enfrascados en hacerse con las islas Canarias el 2 de marzo de 1943 Franco lo nombró capitán general de las Islas Canarias. Fue quien hizo un gran desarrollo socioeconómico y cultural para romper el aislamiento del que estaba siendo víctima Canarias en la II Guerra Mundial. Con todo el poder que tuvo, cuando falleció en 1951, en Tenerife, sus familiares debieron pedir dinero a la gente porque no tenían dinero para su entierro, que se hizo en la iglesia creada en 1678 y del barrio que tiene su mismo nombre en Santa Cruz: García-Escámez.