La fuga de talento en España es una realidad que supone un auténtico problema para el país desde hace años. La precariedad laboral, los bajos sueldos, el aumento de la inflación, los problemas para la conciliación laboral y, en definitiva, la desilusión de los más jóvenes al buscar oportunidades que no llegan, hace que miles de ellos opten por emigrar. Pero, ¿cuál es su situación real? ¿Es posible frenar esta tendencia?
"Yo a tu edad, ya tenía dos hijos, una casa y un trabajo estable". Esta es una de las frases más escuchadas hacia los jóvenes entre los mayores de 55 años. Y lo cierto es que da qué pensar. No es ninguna mentira, y es la dura realidad a la que millones de jóvenes se enfrentan en España. Más cualificados que nunca, la edad de independizarse se ha retrasado considerablemente: según los datos del Observatorio de Emancipación, en 2023 se situaba en 30,4 años, cuatro años por encima de la media europea.
España es el tercer país de Europa con la edad media más alta en la que los jóvenes pueden abandonar el hogar, solo por detrás de Croacia y Grecia. En la otra cara de la moneda, Dinamarca, Suecia y Finlandia son los que cuentan con mejores datos: de media, su población se independiza a los 21 años. Estancados en casa, después de años de formación, los españoles tratan de asimilar la gran estafa de los nuevos tiempos: ni tener estudios ni conseguir el título universitario podrá asegurarles un buen futuro, tal y como les convencieron padres, madres y tutores desde niños.
Sueños truncados
Adrián Valera, joven adulto de 28 años, optó por la formación profesional, una opción que, según datos oficiales, ha aumentado un 32,6% en los últimos años -sobre todo en los casos de los grados superiores-. Su carácter práctico, especializado, y una mayor tasa de empleabilidad, son algunos de los aspectos que seducen a los estudiantes para decantarse por ella, sin embargo, el resultado no es siempre el esperado.
Tras convertirse en técnico de sonido y no encontrar ningún puesto de trabajo en este ámbito, Valera optaba por adquirir el Certificado de Aptitud Profesional -CAP- y se estrenaba como conductor de autobuses en una empresa de la sierra de Madrid, en la que lleva pocos meses. "El sueldo no está mal, es un buen trabajo, pero efectivamente no es a lo que yo quiero dedicarme", explica. A su vez, el joven denuncia la insostenible situación de los precios del alquiler en la capital, y habla de su experiencia al buscar una vivienda para poder independizarse. "Los alquileres de Madrid y alrededores son muy caros, no bajan de los 800 y 900 euros", señala. "Irse solo de casa es un poco locura, porque dedicas más de medio sueldo a vivir", apunta.
En tan solo unos meses, Adrián partirá rumbo a Alemania, y se convertirá en uno más de los miles de jóvenes que se alejan de sus amigos y familia en busca de nuevas oportunidades. "Es el país que más me ha gustado por sus sueldos y condiciones, aunque también he mirado en Noruega y Países Bajos", explica. Según señala, en muchos de estos puestos de trabajo -también como conductor de autobuses- "los sueldos no bajan de los 2000 euros, e incluyen alojamiento y dietas, una ventaja muy grande que me permitiría ahorrar una buena cantidad de dinero".
¿A qué países se van los jóvenes españoles?
Europa es un continente con países que resultan de lo más atractivos para los miles de jóvenes frustrados que no consiguen sentirse realizados y progresar tanto como quisieran en España, su hogar y país de origen. Muchos de ellos hacen las maletas y se despiden de sus seres queridos de forma indefinida. Algunos vuelven a los meses o pocos años, otros establecen su vida fuera. Guiomar Bugedo, de 27 años, pertenece a este segundo grupo de aquellos que han decidido viajar. Tras hacer varios intercambios y acostumbrarse a viajar desde pequeña, la madrileña terminaba sus estudios de Bachillerato en España y partía hacia Holanda, país en el que ya lleva diez años y del que, por el momento, no planea volver.
"Lo primero que me motivó a irme fueron los estudios", explica la estudiante. "Holanda me ofrecía posibilidades que no había en España, como estudiar una carrera de derecho europeo que reuniera varios ámbitos en inglés, como el derecho internacional, política y empresariales", aclara. Además, el país ofrece numerosas ayudas en educación. "El gobierno aquí ayuda mucho a los estudiantes. Nos dan becas para poder pagar el alquiler y cubre el seguro médico, En general todas estas cosas me ayudaron a irme fuera", aclara.
Holanda ha sido el lugar escogido por la madrileña para desarrollarse como profesional en Derecho Internacional, conocer una nueva cultura y establecer su residencia habitual. A pesar de ello, este país no es el más popular entre los españoles: Alemania es el estado europeo más demandado por los españoles en esta situación, seguido de Italia y Francia.
"Aquí hay muy poco paro juvenil, la mayoría de los que terminamos nuestros estudios consigue trabajo", señala Bugedo. La trabajadora en prácticas del Tribunal Europeo planea comenzar un doctorado en febrero para poder trabajar también como profesora de universidad. "Holanda tiene el segundo mejor salario del mundo para los docentes universitarios, solo por detrás de Australia", indica. "Me gustaría volver a España porque allí tengo a mi familia, pero ahora mismo es complicado".
El salario más frecuente en España
Adrián Valera asegura que, actualmente, el hecho de no poder independizarse a los 28 años -a pesar de tener trabajo- se ha convertido en su mayor frustración. Su situación es muy distinta a la de la madrileña en Holanda: trabajadora y estudiante, ella sí puede ser independiente y permitirse vivir junto a su pareja sin agobios económicos.
A pesar de la fama que ha tomado Madrid por el encarecimiento de la vivienda, lo cierto es que la ciudad no es la más cara de España, sino San Sebastián. La capital es la segunda con el los costes más elevados, seguida de Barcelona. En la otra cara de la moneda, Teruel, Ceuta y Guadalajara son las urbes en las que más han bajado los precios en este último mes.
Víctimas del contexto político y social, las nuevas generaciones afrontan con resignación una realidad muy distinta a la que vivieron sus padres. Los datos lo dicen todo: según el Instituto Nacional de Estadística -INE-, el sueldo más habitual en España es de 14.586 euros anuales. Así, aguardan a una mejora de la situación que tardará años en llegar mientras continúan luchando por hacerse un hueco en el mundo laboral.