Una de las dificultades que tiene ERC para sellar un acuerdo de gobierno con Junts es la disparidad de interlocutores que tiene la formación de Carles Puigdemont. Desde que los posconvergentes abandonaron el espacio de centroderecha catalanista para aglutinar nuevas corrientes en el proyecto rupturista, no solo se ha difuminado su programa ideológico sino que también tienen posiciones contrapuestas sobre si investir o no a Pere Aragonès como próximo presidente de la Generalitat.
"ERC tiene tres versiones distintas de cada punto a debatir con Junts", resume una fuente parlamentaria a Vozpópuli. Y es que, aunque los de Oriol Junqueras muestran mucho más sintonía con el PSC y En Comú Podem (no solo en la actividad del Parlament de la pasada legislatura sino también en el Ayuntamiento de Barcelona), siguen anclados en el relato del octubre de 2017.
Es decir, ERC ha vetado por activa y por pasiva cualquier pacto con los de Salvador Illa -aunque no con el Ejecutivo de Pedro Sánchez en Madrid- por su posición a favor de intervenir la autonomía mediante el artículo 155 de la Constitución y buscan un acuerdo con Junts, pese a las discrepancia públicas que exhibieron en el anterior mandato.
En este sentido, Pere Aragonès, ha rebajado sus expectativas tras la victoria de ERC en el bloque independentista en las elecciones del 14 de febrero y ahora solo pide cerrar la investidura antes de negociar el futuro Govern. Se trata de frenar la posibilidad de una nueva convocatoria electoral, ya que la fecha para alcanzar un pacto termina el próximo 26 de mayo.
Pero la impotencia de los republicanos se debe también a los bandazos de Junts. Al menos en sus declaraciones públicas. El partido de Puigdemont pasó de ver con buenos ojos ceder sus votos para un acuerdo entre ERC y la CUP a amagar con unas nuevas elecciones. Y, en función del portavoz, sigue manteniendo una posición u otra.
Aparato convergente
Elsa Artadi, actual concejal en el Ayuntamiento de Barcelona, así como el consejero de Territorio y Sostenibilidad en funciones, Damià Calvet, representan al sector más posibilista de Junts. Son partidarios a reeditar un gobierno de coalición con ERC. "Hay 300 altos cargos de ERC y Junts que si no hay acuerdo habrá que recolocarles", explica una fuente conocedora de las negociaciones.
Este sector está pendiente del reparto de carteras en el Ejecutivo. Aunque tampoco confían en las posibilidades de éxito de la Mesa de diálogo entre gobiernos, aceptan que ERC les ganó el 14-F y que, en consecuencia, la estrategia de ERC con Madrid debe primar, al menos durante un periodo de dos años para ver si realmente se encuentra una "solución" al 'conflicto' territorial.
Necesidad de un 'plan B'
En paralelo a estas negociaciones, está la corriente que lidera Jordi Sánchez, ex presidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y en prisión condenado por sedición. Sánchez ha afirmado que estaría dispuesto a ceder sus votos para investir a Aragonès, e incluso quedarse en la oposición, pero no quieren renunciar al objetivo independentista.
Por esta razón, son los que más aprietan para dotar de mayor protagonismo el Consell per la República, entidad afincada en Waterloo, para que vele por la hoja de ruta secesionista eludiendo el control del Estado. Esta corriente no quiere dar tampoco su apoyo gratis y no se conforma con el "largoplazismo" de ERC en materia independentista. Exigen diseñar un "plan B" por si la Mesa entre gobiernos no prospera y que la gestión de los fondos europeos por la pandemia no eclipse la lucha por la "amnistía y la autodeterminación".
Por último, se halla el espacio liderado por Joan Canadell, ex presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona. Canadell también representa a los sectores más derechistas de la formación y contrarios al acuerdo entre ERC y la CUP por lo que respecta a los asuntos económicos y de políticas sociales.
Canadell y los suyos son los más partidarios a tensar la cuerda por su convencimiento de que, en el último momento, el PSC 'salvará' a ERC de una repetición electoral. Este sector está dispuesto a pasar toda la legislatura en la oposición con el fin de que se manifiesta la impostura que, a su juicio, representa ERC con el plan separatista.
Por su parte, ERC mira de cerrar un acuerdo con los partidos independentistas, aunque fuentes parlamentarias aseguran que también hay contactos discretos con el PSC y En Comú Podem. Oriol Junqueras ha fijado el rumbo desde Lledoners y su guardia pretoriana sigue sus instrucciones. Ya sea con la presión a Sánchez para avanzar con los indultos o postulándose como el nacionalismo pragmático y "progresista" capaz de entenderse a izquierda y derecha de su espacio político.