El cannabis comenzó la pasada semana su camino hacia la regularización en España. El Congreso de los Diputados ha dado luz verde a que se legalice su uso para fines medicinales, una demanda que desde hace años mantienen asociaciones y enfermos a los que su consumo ha supuesto una mejoría en su calidad de vida. Mientras las esferas políticas debaten su aprobación, el negocio de esta suerte de ‘marihuana legal’ despega en las calles, donde las empresas de transporte y los ‘riders’ trabajan repartiendo los productos que ofertan las empresas que prestan servicios de ‘teleporro’.
Con un perfil sensorial casi idéntico a las flores de marihuana, estos cogollos de cáñamo se distinguen fundamentalmente por su bajo nivel de THC. La ley permite que contengan hasta un 0,2% de esta sustancia, que puede ascender hasta de un 15 o 20% en las prohibidas plantas de marihuana cada vez más extendidas en cultivos de interior de toda España, un país que por su clima y sus condicionantes sociológicos se ha convertido en la principal huerta de Europa de cannabis ilegal.
Al tiempo que han crecido tanto el cultivo como el consumo de marihuana, también lo ha hecho el del cáñamo y este negocio del 'oro verde'. Son las flores de esos tipos de cáñamo las que ofertan desde hace pocos años empresas como Telecogollo, pionera en el sector. Esta tienda fue la primera que abrió en Madrid un establecimiento físico dedicado a la venta de productos con CBD. Como indica su nombre, ofrecen cogollos de cáñamo, visualmente similares a los de la marihuana y con apodos muy parecidos: “critical”, “amnesia”, “mango”, “banana split”... hasta “polen”. Y todos estos productos están a disposición de sus clientes con opción a envío rápido: en cuestión de minutos, en casa.
El cannabis: una planta milenaria
La proliferación de compañías en el sector es una novedad; no así el producto que ofrecen: el cáñamo. Esta ha planta ha tenido multitud de usos a lo largo de la historia. Como el textil. No en vano, las velas de las tres caravelas con las que Colón llegó a América estaban hechas de cáñamo. A día de hoy, probablemente el más extendido y conocido sea el lúdico en el caso de la marihuana, una variante del cannabis conocida por sus efectos psicoactivos. Pero esta no es la única clase que existe. De hecho, la extensa familia de esta planta cuenta con una mayoría de especies desprovistas de la sustancia que coloca -el THC- y sí con el CBD, el componente con demostrados beneficios medicinales.
Pese a la extensa literatura científica que avala su uso para fines medicinales, la legislación es restrictiva en cuanto a su consumo, pues está prohibido. Las empresas que comercializan los derivados del cáñamo lo hacen bajo la autorización para usos industriales, de aromaterapia e incluso para coleccionismo. “No podemos hablar de consumo ni de uso lúdico ni somos médicos ni podemos recomendarlo para fines medicinales”, insiste Berto Martín, director de Telecogollo, en declaraciones a Vozpópuli: “Al principio ni los clientes sabían si era legal o no… Nosotros estamos amparados por la ley europea, pero no vale cualquier semilla ni cualquier variedad”.
Al final, al margen de la ley, cada persona le da el uso que le parece. Como la madre de Alberto Bernal, responsable de Cogollo CBD, otra empresa que ha emergido con el auge de este tipo de tiendas online. A ella, enferma de fibromialgia, le recomendaron el cáñamo para sus dolores. “Hace cuestión de año y medio, le dijeron que le podía venir bien, así es que compré un botecito de aceite que era bastante caro y se acabó pronto”, explica. Y fue así como Bernal descubrió el sector y a partir de entonces decidió introducirse.
El negocio al alza del cáñamo
Lo hizo justo antes de la pandemia. Bernal trabajaba haciendo vídeos 3D y decidió apostar por este negocio. Preguntó precios de distribución, hizo un pedido, creó la página web… Y comenzó a hacer envíos con una empresa de paquetería. El confinamiento disparó las ventas, y aunque ahora han aminorado la marcha, el negocio sigue al alza: “La verdad es que no me lo esperaba”, confiesa el responsable de Cogollo CBD.
Empresas emergentes como Cogollo CBD se afanan en cumplir con una legalidad “un poco extraña” por los usos permitido. “Queremos dejar bien claro que no es para fines de consumo”, recalca Berlan, quien recuerda que las flores de cáñamo proceden de plantas con genética “certificadas por la Unión Europea” y que cuentan con los análisis pertinentes: “Hay una lista oficial de semillas, aunque luego se les ponen nombres de la calle en función de su textura, por su olor…”.
Las empresas dedicadas a la venta de cáñamo a domicilio reconocen que "hay miedo" y piden aclarar "la incertidumbre legal"
“Me gustaría que la incertidumbre legal se aclarase un poco y dejásemos de temer, porque hay miedo”, reconoce por su parte el director de Telecogollo: “Intentamos hacerlo todo bien, pero no sabes si un día de repente te van a venir y te quitan todo y te llevan palante… Porque hay casos”. Para evitar este tipo de inconvenientes, Berto Martín considera importante “que las cosas se hagan bien” y “se respete al cliente”, sobre todo ante la proliferación de este tipo de empresas, que ha acarreado también el surgimiento de plataformas que no cumplen con la legalidad.
“Hay mucha gente que ha puesto su página web, gente que se lía a plantar y a vendérselo a todo el mundo, y esa gente nos quita mercado a quienes queremos hacerlo bien”, lamenta el responsable de Telecogollo, pionera en el sector, y ya experimentada en el cumplimiento de todos los requisitos legales que se exigen a estas empresas: “Además, nosotros declaramos nuestros impuestos y estamos declarando en España al 100%”. Y ante el auge de este negocio y la previsible legalización de su consumo para fines médicos, “los que lo hagan bien, todo legal, serán los que se queden”, advierte Martín.
Cannabis medicinal de forma extraoficial
Esa incertidumbre legal no solo ha supuesto quebraderos de cabeza para los empresarios que han encontrado un encaje para poner en circulación las flores de cáñamo, sino también para los clientes. “Suelen preguntar con mucho miedo, con muchas dudas, si les va a hacer un efecto malo”, apunta Bernal: “Nos vienen clientes a los que su médico les ha dicho de forma extraoficial que el cáñamo les viene bien”.
Muchos de sus clientes reconocen haber dejado de consumir pastillas para dormir o analgésicos a raíz de consumir flores de cáñamo. La mayoría usan el cannabis con CBD para fines puramente terapéuticos, aunque también los hay que eligen estos cogollos por su sabor, incluso como sustantivo de la marihuana, para desengancharse y conseguir algo más que un efecto relajante, porque los beneficios del cannabis no son subjetivos.
La propia Organización Mundial de la Salud ha sacado el cannabis de la lista de drogas por sus reconocidas propiedades terapéuticas
Las propiedades terapéuticas del cannabis son ya reconocidas por la propia Organización Mundial de la Salud, que el pasado mes de diciembre decidió retirar esta planta y su resina de la lista IV de la Convención sobre las Drogas de 1961, pues son múltiples las bondades descubiertas. El cannabis se ha demostrado eficaz como inhibidor de las náuseas de los pacientes con cáncer, así como para la espasticidad en esclerosis múltiple. Reduce el dolor y aumenta el apetito, y también contribuye a impedir las convulsiones en los casos de epilepsia en niños. También se ha vinculado a beneficios ante otras enfermedades neurológicas, como el Parkinson o el Alzheimer.
Cada vez son más las voces que reclaman un debate racional sobre la regularización de las drogas, como lleva haciendo desde hace años el científico británico David Nutt, director de la Unidad de Neuropsicofarmacología de la División de Ciencias del Cerebro del Imperial College de Londres, cuyos estudios sobre el impacto de este tipo de sustancias reveló hace tiempo que el consumo de marihuana -no precisamente la medicinal- es menos dañino que el del alcohol o el tabaco. Ante la evidencia científica, la llamada 'guerra contra las drogas' -emprendida por el presidente estadounidense Ronald Reagan en los 80-, al menos la referida al cannabis medicinal, está perdiendo la batalla, al mismo tiempo que el cáñamo gana adeptos y sigue aumentando el número de países que han legalizado su uso.