España

Mal vigilados y en puntos recónditos: los ladrones de cobre se ceban con los cargadores para coches eléctricos

Las empresas con cargadores bajo vigilancia sufren muchos menos incidentes de este tipo: son las medianas empresas quienes sufren más este tipo de percances

El robo del cobre en Rodalíes durante las pasadas elecciones catalanas solo sirvió para publicitar un problema que sufren distintos sectores como el del coche eléctrico. Una oleada de asaltos a puntos de carga eléctricos sacude el país, especialmente en Cataluña, con el objetivo de obtener el preciado metal y venderlo en el mercado negro.

De nuevo la región vuelve a verse relacionada con el robo de cobre: allí es donde se producen el 53% de las sustracciones en redes ferroviarias de España debido a la poca vigilancia que hay en las vías según el Sindicato Español de Maquinistas.

El modus operandi es sencillo: van con una sierra a un punto de carga y cortan la manguera que transmite la electricidad al coche desde la red. Un proceso que dura muy pocos minutos y que, según cuenta Ferrán Menescal, responsable de ventas de Kempower, es un serio perjuicio económico para las empresas: la reparación en un cargador ultrarrápido puede costar 8.000 euros al dueño mientras el ladrón apenas obtiene una cantidad de cobre cuyo valor es de apenas "15 euros.

"Tenemos que poner medidas, en solo una semana se detectaron robos en todas las zonas de Tarragona y ahora están llegando el Vallés", relata Menescal. Fuentes del sector relatan a Vozpópuli que la inversión para instalar estos puntos es muy alta: entre 30.000 y 100.000 euros, en función de la capacidad de carga que tengan. Además, para las empresas no solo supone un coste: también dejar de ingresar dinero, ya que cortar la manguera de los puntos de carga implica dejar totalmente inoperativos los cargadores.

Al igual que sucede con la iluminación urbana, los 'cacos' buscan los cargadores más escondidos y menos vigilados para realizar sus robos. De ahí que Repsol, con quien se ha puesto en contacto este diario, solo haya sufrido un percance de este tipo en los más de 2.000 puntos de carga que tiene en todo el país. Desde la compañía creen que sus cargadores, al estar situados en puntos estratégicos y vigilados, no están sufriendo estos robos: estos están en las estaciones de servicio, donde siempre hay trabajadores, además de en otros comercios como Mercadona. Por tanto, los más vulnerables, son aquellos que se encuentran en mitad de las autovías, en zonas poco iluminadas o transitadas.

Según otras fuentes consultadas por Vozpópuli, el interés por los cargadores eléctricos también responde a una cuestión de seguridad: estos no tienen corriente mientras se encuentran inoperativos, por lo que es muy difícil sufrir un accidente. Algo que no sucede con el cableado de la iluminación urbana -hay varios casos de heridos y fallecidos durante un robo-.

En menor medida, también se han registrado robos en garajes comunitarios donde los usuarios han puesto un punto de carga eléctrico. Ahí sucede algo similar: los ladrones acceden al recinto y cortan con una sierra el cable, ya que este, cuando se está utilizando, queda bloqueado tanto en el coche como en el terminal. Un auténtico estropicio para el propietario, dado que el precio de estos cables para particulares no baja de los 400 euros.

El valor del cobre, la respuesta

Aunque este metal siempre ha estado muy cotizado en el mercado, es en este 2024 cuando ha alcanzado su pico máximo de valor, de ahí la obsesión de los ladrones por hacerse con metros de este tipo de metal: el pasado 17 de mayo, según la Bolsa de Futuros de Shangái, el precio del cobre superó por primera vez el límite de los cinco dólares por kilogramo. En los últimos cinco años, su valor se ha disparado un 71% y en el último año ha registrado un fuerte 'empujón': ha crecido un 19,76%.

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