Leve respiro de alivio en el cuartel general del PP. Rivera anunciaba este viernes que votará 'no' a cualquier propuesta que incluya a Podemos. Ya no es estrictamente la abstención anunciada para Rajoy. Es un rechazo explícito que hasta ahora ocultaba. Pero con eso no basta. Las encuestas subrayan que el PP necesitará el 'sí' de Ciudadanos en la segunda vuelta de la investidura para alcanzar la mayoría simple, y aun así, hay dudas. Si PP supera los 125 y Ciudadanos los 55, habría posibilidad de un escenario 'a la madrileña'. Apoyo explícito de Ciudadanos a la investidura de Rajoy. Una fórmula que Rivera ha negado cien mil veces pero que en el PP la contemplan como posible. Quizás porque no hay otra alternativa. "Al menos hasta marzo no tendremos gobierno", señalan.
En Génova ya llevan tiempo dedicados a los juegos malabares con las cifras y las posibilidades de superar, primero, la sesión de investidura y redondear algún tipo de acuerdo de Gobierno para la nueva era que nacerá el 20D. El líder del PP ha insistido durante la campaña en la necesidad de lograr ese pacto para toda la legislatura. Algo que sólo sería posible con C's. La teoría de la gran coalición con el PSOE fue una argucia electoral lanzada desde el bus del PP para debilitar aún más a Sánchez. Hace un año, González y Rajoy, Zarzuela mediante, saben que eso era posible. Ahora nadie lo toma demasiado en serio.
La teoría de la gran coalición con el PSOE fue una argucia lanzada desde el PP; hace un año era posible, ahora nadie la toma en serio
Uno de los escenarios que se perfilan en el equipo de Rajoy es la abstención de Rivera en la primera vuelta de la investidura, tal y como ha señalado en las últimas horas y, como eso no basta, el apoyo con un 'sí' la proclamación del candidato del PP a cambio de condiciones draconianas en la acción de Gobierno. Al estilo de ocurrido en la Comunidad Madrileña. Ciudadanos controla y fiscaliza al Ejecutivo de Cifuentes con una firmeza implacable. Amén de que suma sus votos a los de Podemos y el PSOE cada dos por tres. Una opción difícil e incómoda. Rivera tendría que olvidarse de muchas de sus promesas y de algunos de sus compromisos. Pero también es consciente de que más duro le resultaba apoyar a Susana Díaz en Andalucía, esgrimiendo la teoría de la gobernabilidad y de la lista más votada, que respaldar a Rajoy. Al cabo, el 60 por ciento del 'voto naranja' proviene de ex seguidores del PP, que no perdonarían que la pasividad de Rivera encaramara en la Moncloa un gobierno PSOE-Podemos. "A Rajoy se le empieza a poner cara de Cifuentes", dicen en broma algunos dirigentes de su partido.
Cambio de estrategia
Esta inquietud, latente y creciente, forzó a los estrategas del PP a reorientar la campaña en los últimos días, situando el foco en un gobierno de izquierdas con Podemos de protagonista. Génova pasó de agitar el fantasma del 'tripartito', que sólo funcionó para frenar a Rivera, a la teoría de que Iglesias puede llegar a la Moncloa. El propio presidente del Gobierno se lo explicó a Merkel hace unas horas en la reunión de jefes de Gobierno europeo de este viernes en Bruselas. La escena, repetida con insistencia por las televisiones, evidenciaba el susto de la canciller alemana ante la posible llegada del la fuerza morada a la presidencia en España.
La mejor campaña
No se trata de un disparate, pero si de una posibilidad que se transformará, a la hora de la verdad, en un espejismo, según comentan estas fuentes. Iglesias ha redondeado una campaña excelente, reconocen, con su moderación, su tono sereno y la sustitución del miedo por la sonrisa. Sepultar sus vínculos con Venezuela, Irán, Bildu, los antisistema resultó definitivo. Y ha funcionado, en especial merced al propio Rajoy, quien le convocó a la Moncloa con ocasión de la sublevación secesionista catalana y con el atentado yihadista en París. Iglesias aprovechó esta doble oportunidad y le ha funcionado. En los sondeos se detecta su avance a base de hurtarle votos al PSOE. El giro del radicalismo antisistema a la socialdemocracia danesa ha cosechado, al menos en el papel, buenos frutos.
Ha habido contactos entre miembros del equipo del PP con dirigentes de Ciudadanos a lo largo de la campaña. Conversaciones informales, intercambio de información y algún amago de escrutar un horizonte más o menos compartido. El PP tiene preparados papeles y escenarios para o que pueda suceder. Se da por descontado que se abre un periodo de negociación difícil de cara a la investidura y, posiblemente, a la conformación de gobierno. Todas las miradas se vuelven hacia Rivera. De nuevo. Salvo en el caso de 'sorpasso' por la izquierda, el líder de Ciudadanos tendrá la responsabilidad de confirmar o no a Rajoy en la Moncloa.