Un día que cambió el rumbo de la historia: 6 de junio de 1944. También la de Manuel Otero (Serra de Outes, A Coruña), único español presente en el desembarco en las costas de Normandía, que hoy cumple 80 años. Ese día de junio la balanza se inclinó a favor de los aliados en el conflicto bélico global, gracias al desembarco de cerca de 160.000 soldados canadienses, estadounidenses y británicos que querían liberar a Francia del Tercer Reich.
Ahora, 80 años después, en un emotivo tributo organizado por la Asociación Histórico Cultural 'The Royal Green Jackets', el cementerio de O Freixo de Sabardes en Serra de Outes, A Coruña, será el escenario para recordar en forma de homenaje a Manuel Otero Martínez. Conocido por ser el único gallego y español que perdió la vida en el histórico Desembarco de Normandía, su historia será rememorada en el 80 aniversario de esta crucial operación militar de la Segunda Guerra Mundial.
Manuel Otero Martínez nació en Serra de Outes el 29 de abril de 1916. Su vida estuvo indudablemente marcada por los conflictos bélicos del siglo XX. En este sentido, durante la Guerra Civil Española, Otero trabajaba como mecánico de la marina mercante en Santander. La guerra lo encontró allí y, como muchos otros, fue obligado a luchar por el bando republicano. Participó en varias batallas destacadas, incluyendo la batalla de Brunete, antes de ser capturado y encarcelado en Barcelona.
Gracias a los esfuerzos de su familia, que utilizó sus conexiones en el bando franquista, Otero fue liberado de prisión. Sin embargo, al regresar a su pueblo natal, Serra de Outes, encontró que la guerra lo había cambiado todo, y él mismo fue marcado por su pasado republicano. Este estigma y las difíciles condiciones de la posguerra lo llevaron a emigrar a los Estados Unidos, buscando una nueva vida lejos de la España franquista.
El 'sueño americano' de Otero y un destino trágico en Normandía
En Estados Unidos, Otero logró establecerse en Nueva York, donde abrió un negocio y comenzó a vivir lo que muchos llamaban el sueño americano. Sin embargo, su deseo de obtener la ciudadanía estadounidense lo llevó a alistarse en el Ejército de Estados Unidos. En esa situación, solo tres días después de obtener su ciudadanía, Japón atacó Pearl Harbor, arrastrando a Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial.
Manuel Otero fue enviado a Europa como parte del 16 Regimiento de Infantería de la División Big Red One. Pasó un año entrenando para una operación secreta que resultó ser el Desembarco de Normandía. El 6 de junio de 1944, Otero desembarcó en la Playa Omaha, en el sector G, una de las áreas más fuertemente defendidas por los nazis bajo el mando del mariscal Erwin Rommel. La unidad de Otero fue diezmada en la brutal batalla, y él fue uno de los miles de soldados que murieron ese día.
Después de su muerte, los restos de Manuel Otero fueron enterrados inicialmente en el cementerio de San Lorenzo en Normandía. Sin embargo, su padre no descansó hasta lograr repatriar el cuerpo de su hijo a Galicia. Tras años de gestiones, finalmente en 1948, los restos de Otero fueron trasladados y enterrados en el cementerio de O Freixo de Sabardes, con todos los honores militares, aunque este acto no fue ampliamente documentado debido al contexto político de la época.
El presidente de la Asociación de Amigos del Museo Militar de La Coruña y de 'The Royal Green Jackets', Manuel Arenas, fue fundamental en la recuperación de la memoria de Otero. La investigación sobre su historia comenzó en 2013, cuando una sobrina de Otero se puso en contacto con el museo para obtener más información sobre su tío, quien siempre había sido recordado en la familia como un héroe caído el Día D.
Un homenaje justo y la importancia de recordar
El homenaje de este jueves en Serra de Outes no es solo un tributo a Manuel Otero, sino también un reconocimiento a todos aquellos que, como él, lucharon y murieron lejos de su tierra natal por la causa de la libertad. Durante la ceremonia, se espera la presencia de representantes de las autoridades locales, así como de miembros de la Asociación Histórico Cultural 'The Royal Green Jackets', quienes han trabajado incansablemente para que la historia de Otero no sea olvidada.
El evento incluirá la colocación de una corona de flores en su tumba, la lectura de textos en su memoria y la interpretación de himnos tanto españoles como estadounidenses. Además, se rendirá un homenaje a la familia de Otero, que ha guardado celosamente los recuerdos y documentos de su servicio y sacrificio.
La familia de Manuel Otero ha sido un pilar fundamental en la preservación de su legado. Guardaron en silencio durante más de 70 años documentos como la concesión de la Medalla con la Cruz Púrpura, otorgada por el Ejército de los Estados Unidos. Estos documentos son custodiados por su única hermana viva, residente en Como, Italia. En su pueblo natal, los familiares de Otero conservan el arcón en el que fueron enviados sus restos desde Normandía, un testimonio tangible de su sacrificio y del reconocimiento que recibió por su valor.
El presidente de 'The Royal Green Jackets', Manuel Arenas, enfatiza la importancia de recordar a figuras como Otero. "Es un personaje olvidado durante 70 años y su historia merece ser conocida en toda España. Tuvo mala suerte en todos los sentidos, era un joven que tenía el sueño de prosperar, el sueño del emigrante gallego. Es el único gallego y el único español que murió en Normandía. Miramos todos los listados de fallecidos del Ejército americano y había puertorriqueños o mexicanos, pero el único que figura como español era Manuel Otero y murió un día como hoy hace 80 años", señala Arenas.
La historia de Otero y su trágico final en la Playa Omaha es un capítulo importante en la Segunda Guerra Mundial y en la historia de los gallegos que, como él, buscaron una vida mejor y terminaron siendo parte de un evento que cambió el curso de la historia.
Max P. Palla
En Normandía desembarcó la división Leclerc, la famosa 9, la que reunía republicanos españoles que habían ya hecho la guerra en Africa y fueron los primeros en entrar en París en la liberación. Supongo que alguno también moriría allí.
D.K
Así es Munna, cuando Franco pasó a mejor vida todavía, el sindicato vertical del Estado se desdobló en dos sindicatos también estatales, eso sí, horizontales que es mucho más democrático y que tienen la virtud de que siendo mucho más democrático viene a ser lo mismo: órganos del Estado dependientes del Gobierno de España de turno. Y de este modo la farsa del pillaje se puede representar de tal manera que aparentemente resulte homologable con las instituciones europeas. Europa hace la vista gorda porque después de todo tener sucesivos gobiernos subsidiarios dispuestos a entregar la economía española y su soberanía al mejor postor no viene mal del todo. Con Franco lo tenían más complicado.
HERCULINO
Descanse en paz paisano, na nosa terra
HERCULINO
Descanse en paz paisano