Provocar al espectador es una de las motivaciones de un mensaje publicitario y al parecer, Netflix, la plataforma de vídeo americana que aterrizó recientemente en España lo ha logrado. ¿Qué te parecería si Pablo Escobar, uno de los mayores traficantes de cocaína del mundo, te felicitara la Navidad con este mensaje: 'Oh, Blanca Navidad'?.
Netflix lo ha hecho. Ha utilizado el juego de palabras para promocionar una de sus series buque insignia: Narcos y, de paso, felicitar las fiestas a quien se acerque desde anoche hasta la Puerta del Sol de Madrid mediante un cartel gigante, de 33x15 metros, ubicado en la fachada del edificio del Tío Pepe en el que un caracterizado como Pablo Escobar, Wagner Moura, protagonista en la primera temporada de Narcos, lanza la 'provocativa' felicitación.
Las reacciones en Twitter son de los más variopintas: sorpresa, rechazo, admiración.... Pero la de la indignación es la más recurrente. Incluso ha saltado fuera de nuestras fronteras.
Y aquí @NetflixES sacándose la chorra. Cartelon de Narcos "Oh, blanca Navidad" en la Puerta del Sol pic.twitter.com/FJa5me9zEN
— Txema ⚡ (@durbon) December 1, 2016
https://twitter.com/luchovoltio/status/804635189875974145
POLEMIQUE - La série @NarcosNetflix a soulevé une polémique en Espagne https://t.co/ME4MNmtNs2 pic.twitter.com/c8XlI2qrcd
— La Loi des Séries (@LaLoidesSeries) December 2, 2016
¿Acabará retirando Carmena la polémica publicidad? Por el momento el ayuntamiento no se ha pronunciado.
Los sospechosos turrones con azúcar glas
Sin embargo, no es la primera vez que Netflix decide presentar Narcos con una arriesgada apuesta promocional. Ayer la compañía celebró una fiesta en el Espacio MEEU donde simulaban un recorrido por las series que llevan en cartel. Una de las paradas del recorrido era Narcos y en ella los invitados tenían que preparar sus propios turrones navideños echándoles azúcar glas por encima. La primera sorpresa venía al encontrar los azucarillos en bolsitas de plástico transparentes que simulaban ser hachís. La segunda, cuando, una vez listos los turrones, el usuario tenía que envolverlos formando 'fardos', simulando ser alijos de cocaína.