Doce trabajadores de Podemos, muchos de ellos casi desconocidos, pueden convertirse en un agujero negro para la formación en la investigación judicial sobre los 363.000 euros pagados a la consultora Neurona. El juez Juan José Escalonilla quiere aclarar si el material de la campaña electoral de 2019 (vídeos y mensajes en redes) los hizo Neurona o los empleados del partido. La cuestión no es baladí, porque Podemos está imputado por malversación y administración desleal. En la formación aseguran que entre los nuevos testigos hay trabajadores que han sido alejados o se han apartado, lo que dificultará para los letrados del partido coordinar sus declaraciones a la tesis de la defensa.
En el listado de los nuevos testigos destaca el nombre de Marina Allende. Se trata de la que fue “secretaria de Juanma Del Olmo, secretario de comunicación de Podemos”, según revelan en el partido morado a Vozpópuli. Allende también está vinculada al ministerio de Irene Montero, en cuyo gabinete se encuentra su pareja. Su papel puede ser crucial, aunque Allende ahora ha sido incluida en la lista electoral de Iglesias en la Comunidad de Madrid (hasta el momento había sido asesora parlamentaria), y todo apunta a que preparará su declaración con el equipo legal de Iglesias, liderado Enrique Santiago.
Otro nombre que destaca entre los nuevos testigos es el de Julián Macías. Es la mano derecha de Del Olmo en las redes sociales y que se ha ganado el apodo de jefe de la guerrilla digital de Podemos. Del Olmo, que lideró la campaña electoral de 2019, está imputado en el juicio sobre Neurona. Pero es más, Macías aparece directamente vinculado a Neurona.
Recientemente ha viajado con Juan Carlos Monedero a América Latina para captar clientes para Neurona, tal y como ha desvelado este diario. Uno de los últimos viajes fue a Ecuador, donde Neurona ha logrado acceder a un contrato millonario con los fieles de Rafael Correa. Esos movimientos fueron “tapados” con actividades como la observación de procesos electorales, presentación de libros o conferencias, aseguran fuentes de Podemos y de la izquierda de América Latina.
Los "autores reales" de los vídeos
Si bien se descarta que estos cargos acaben delatando a Podemos, la clave para el partido puede hallarse en la sala de máquinas de la formación. Se trata de figuras casi desconocidas, como la exfotógrafa de Podemos en el Senado, Irene Lingua. Esta integrante del equipo de audiovisuales es, según varias fuentes del partido, la “autora real” de los vídeos que Del Olmo achaca a Neurona para justificar el contrato de 363.000 euros. Su nombre también está asociado a la secretaría de Rafa Mayoral y al proyecto 404Comunicación Popular, financiada con el dinero de las donaciones del partido, a través de la conocida como caja b que también investiga el juez.
En otros casos, el temor para Podemos es que algunos trabajadores, ahora alejados de la formación, expliquen su versión de los hechos sin cortafuegos y acaben demostrando que el contrato con Neurona fue simulado. Se trata, por ejemplo, de Javier Ivanyez, también del equipo de audiovisuales, y Mario Gálvez, que trabajaba codo con codo con Del Olmo y Macías, pero que recientemente se ha alejado de ellos. "Algo pasó, porque se ha apartado", explican en el partido.
El resto de testigos que acudirán al juzgado a partir del 26 de abril son Guillermo Magariños, quien coordinó con Del Olmo parte de la campaña electoral; Karin Gajardo, responsable de los servicios contratados con Facebook y redes sociales donde se insertaban los vídeos realizados por Neurona; Mikel Oibar, coordinador del equipo audiovisual de la campaña electoral, y los integrantes de las áreas de diseño y prensa, Alfredo Almendro, Ángela Cartagena, Nuria Arranz y Tsun Eduardo Ho.
Material sospechoso
Podemos envió en los meses anteriores una batería de vídeos para justificar ante el juez el dinero pagado a Neurona. Sin embargo, un informe de la UDEF ha concluido que algunos vídeos se realizaron en fechas posteriores a las propias elecciones, y ha puesto en tela de juicio el hecho de que los técnicos de Neurona fueran los autores de los cortometrajes. La posibilidad de que Neurona actuara como empresa pantalla para Podemos (para financiarse o entregar dinero a otros sujetos políticos fuera de España) sobrevuela la formación de Pablo Iglesias. Y todo orbita alrededor de que el juez demuestre que Neurona no hizo lo que dijo.
El juez sospecha que los trabajos de Neurona fueron simulados, lo que puede confirmar la imputación por malversación de caudales públicos. Un embrollo que, además de a Del Olmo, puede salpicar a la gerente de Podemos y al tesorero. “El juez quiere demostrar que esos vídeos fueron realizados mayoritariamente con recursos internos del partido”, admiten desde la formación morada. Este diario adelantó que en el entorno de Del Olmo temía que el juez llamara a declarar a los trabajadores del equipo de redes y audiovisual. La preocupación atañe al hecho de que “algunos se fueron muy enfadados, y otros despedidos”, lo que puede facilitar que acaben delatando a la formación ofreciendo nuevos datos que pueden convertirse en un bumerán para el partido.