España

Sánchez aleja su investidura de su 'semana horribilis': la protesta del 8-O y los pitos del 12 de Octubre

Moncloa se prepara para siete días de agitación en los que intentará evitar que la amnistía se cuele y contamine las negociaciones con los independentistas

  • Gabriel Rufián, Pedro Sánchez y Nadia Calviño, en el Congreso. -

Pedro Sánchez tiene prisa por acudir a la investidura. Su núcleo de confianza, en conversación con este diario, reitera que desea que sea "cuanto antes". Pero el calendario es tozudo. El presidente del Gobierno en funciones afronta dentro de poco una semana horribilis que le ha hecho alejar su investidura hacia la segunda mitad del mes de octubre. El presidente se prepara para una marcha contra la amnistía "potente", como prevén sus colaboradores, el próximo domingo 8 en Barcelona.

Tan solo cuatro días después, el día 12, se celebra en Madrid el desfile del Día de la Fiesta Nacional. El líder del Ejecutivo está mentalizado para recibir una pitada monumental con todo tipo de insultos de coro. Todo ello, según fuentes gubernamentales socialistas, sitúa la cita de confianza de Sánchez con la Cámara entre el 12 y el 31 de octubre, día en que la princesa de Asturias jurará en la Cámara la Constitución por su 18 cumpleaños. Así lo corroboran, además, algunos ministros cuando se les pregunta en privado. Aunque todo está en el aire. Las conversaciones de Moncloa con los independentistas avanzan, según fuentes de ERC consultadas por Vozpópuli.

En verdad, este viernes se abre un plazo de dos meses. Ese es el tiempo del que dispone el Rey para hacer esa segunda ronda y designar un nuevo candidato. Puede hacer tantas como considere oportunas en ese lapso. Si pasados ese par de meses, el líder del PSOE no logra reunir los apoyos necesarios, se disolverán las cámaras y se procederá a llamar a los españoles a las urnas el domingo 14 de enero. La campaña electoral duraría una semana y comenzaría el 5 de enero, antesala de la Noche de Reyes. Todo un regalo de la política española a los ciudadanos.

El papel del Rey

No obstante, Moncloa insiste en que la Casa Real tiene mucho que decir. La previsión es que este viernes, una vez se produzca la segunda votación de Alberto Núñez Feijóo (a partir de las 14.22 horas) la presidenta del Congreso, Francina Armengol, se dirija a Zarzuela para notificar al jefe del Estado el resultado de la investidura del candidato popular.

En ese momento, será Felipe VI quien convoque de nuevo a los portavoces parlamentarios para una nueva ronda de consultas que, previsiblemente, el próximo lunes y martes. Es más, el mismo martes se puede conocer si propone a Sánchez y ese día o al siguiente se puede saber cuándo será el turno del líder del PSOE. Pero antes de todo eso, debe cerrarse un acuerdo con los independentistas. "Primero los pactos y luego las fechas", zanja un ministro de la confianza de Sánchez.

Mientras, el Gobierno se ve vencedor en el corto plazo del espectáculo ofrecido por el diputado y exalcalde de Valladolid, Óscar Puente, durante la réplica al líder del PP en el Congreso. Y es que solo el núcleo duro de Sánchez -cinco personas- sabía que sería él quien ningunearía al dirigente gallego con tono chulesco. Aunque al principio solo lo sabían Sánchez, que fue quien se lo encargó, y el propio Puente. 

La patada a la amnistía

Fuentes de Moncloa reconocen que han conseguido su objetivo de dar una patada a la amnistía para que no se convierta en un 'raca raca' de imposible trago para el presidente. Además, están convencidos de que no han cometido falta de respeto alguno a la institución parlamentaria. Y entienden que Feijóo decline intervenir en la de Sánchez. Eso sí, advierten de que la del líder socialista será de verdad y no "una farsa".

Y es que Puente fue la tapadera de Sánchez. El diputado que eligió para no responder a la pregunta fundamental que le planteó Feijóo nada más empezar su discurso este martes: amnistía y referéndum a cambio de mantener el Gobierno de coalición con Sumar, PNV, EH Bildu, Junts -Carles Puigdemont- y ERC. No se escuchó nada por parte del PSOE salvo un silencio atronador que Moncloa asegura que terminará cuando Sánchez se someta a su propia investidura.

Fuentes del núcleo duro de Sánchez, en efecto, no niegan que llevan tiempo trabajando en un proyecto legal que ponga fin a la mal llamada "judicialización" del conflicto político entre una parte de Cataluña y el resto de España. En plata: hacer borrón y cuenta nueva sobre los antecedentes de todos aquellos que delinquieron durante la afrenta del procés y que siguen pendientes de juicio. Esa es la condición que pone Junts -y el resto de secesionistas catalanes- para que sus siete diputados en la Carrera de San Jerónimo no torpedeen la previsible investidura de Sánchez. Esa concesión se sumaría a los indultos, al borrado del delito de sedición y a la rebaja de penas en el delito de malversación.

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