La Policía Nacional ha conseguido esclarecer el primer pinchazo en discotecas simulado. El caso ha ocurrido en Palma de Mallorca donde un menor simuló haber sufrido esta práctica en el interior de un local de ocio nocturno para cobrar el pago de la póliza del seguro de su teléfono móvil. Los agentes consiguieron con pruebas que el joven reconociera que todo era mentira.
Está siendo uno de los temas del verano, los pinchazos en las discotecas, que han puesto en alerta a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Más de un centenar de denuncias se han presentado en diversos puntos de la geografía española. Cataluña, Andalucía, País Vasco o Valencia, son las regiones con más intervenciones sobre este asunto.
Aprovechando esta psicosis o miedo hay quien quiere hacer su agosto con este tema. En este caso, agentes de la Policía Nacional han detenido a un menor de edad que denunció haber sufrido uno de estos pinchazos en el muslo en el interior de una discoteca en Palma de Mallorca.
Mintió para cobrar el seguro
La supuesta víctima dijo haber perdido el conocimiento y no recordar nada hasta que, horas más tarde, apareció en otro término municipal sin sus pertenencias, entre ellas un teléfono de alta gama. Los agentes analizaron esta denuncia y apreciaron diversas incongruencias y, tras varias gestiones, constataron que los hechos eran falsos.
Como en todos los casos, las pruebas de sangre realizadas al joven no presentaban ningún tipo de drogas. Además fueron claves las cámaras de seguridad del local que siguieron el recorrido que hizo este menor desde que abandonó la discoteca.
Con estas pruebas, el menor reconoció que la denuncia la había presentado con el único fin de cobrar el siniestro de la póliza de seguro contratada. Tras los trámites policiales, el joven quedó a disposición de la Fiscalía por un delito de simulación de robo con violencia.
No hay sumisión química
La cronología, con el inicio de las denuncias en San Fermín, muestra que han ido evolucionando los sucesos sobre pinchazos. A la par que en España, otros países como Reino Unido, con 1.300 casos, y Francia, con 400, han sufrido estos hechos causando un gran miedo entre la población juvenil. No hay visos en común entre las víctima españolas, lo que hace pensar a los agentes que se tratan de imitados que aprovechan la situación actual para seguir originando miedo entre los clientes de los locales de ocio nocturno.
Los cuerpo policiales de toda España trabajan coordinados para investigar qué hay detrás de estos pinchazos y cuáles son sus objetivos. Uno de los detalles que más sorprenden a los investigadores es que detrás de ellos no hay delitos de índole sexual o robos, que son unas de las características comunes en los casos de sumisión química.
Una de las hipótesis que manejan los mandos policiales es que se trata de un reto viral protagonizado por imitadores que usan para ello alfileres y bolígrafos de insulina, según informan fuentes policiales a Vozpópuli.