Unidas Podemos abre fuego en su guerra en pos de la igualdad entre hombres y mujeres. En esta ocasión, su enemigo es la "desigualdad sexual". A los responsables morados no les parece bien que las mujeres sean "responsables de todo el proceso reproductivo" y consideran que los hombres también deberían llevar parte de dicha carga. Por ello reclaman al Gobierno en un Proyecto No de Ley (PNL) que impulse la investigación del uso de la píldora anticonceptiva en hombres.
Vozpópuli ha accedido a la PNL, donde se especifica que el objetivo del partido de Yolanda Díaz es "instar al Gobierno a impulsar la investigación relativa al desarrollo e implantación de anticonceptivos hormonales masculinos en España". Apelan al artículo 14 de la Constitución, que protege el derecho a la igualdad y a la no discriminación por razón de sexo, "quedando recogida en el artículo 9.2 la obligación de los poderes públicos en la promoción de las condiciones necesarias para que dicha igualdad sea real y efectiva".
"Sin embargo, la desigualdad de género en los ámbitos sexual y reproductivo discrimina a las mujeres como responsables de todo el proceso reproductivo, como sucede en lo relativo a la planificación reproductiva", añaden los diputados Sofía Fernández y Txema Guijarro. De hecho, van más allá, y señalan que tales "desigualdades en los derechos sexuales y reproductivos, manifestadas en el abordaje de la planificación familiar como una cuestión exclusiva de las mujeres, contravienen la Convención de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer".
El artículo 12 de esta convención reza que "los Estados Parte adoptarán todas fas medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer en la esfera de la atención médica a fin de asegurar, en condiciones de igualdad entre hombres y mujeres, el acceso a servicios de atención médica, incluidos los que se refieren a la planificación familiar". Otro de los argumentos legales del partido se encuentra en la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, donde se apunta que "es una obligación del estado garantizar el acceso universal a prácticas clínicas efectivas de planificación de la reproducción, mediante la incorporación de anticonceptivos de última generación cuya eficacia haya sido avalada por la evidencia científica".
La PNL insiste en que "una de las estrategias necesarias para reducir la brecha de género en los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres es el impulso de la investigación sobre métodos anticonceptivos hormonales masculinos de última generación". Se cita un estudio, titulado 'Continuing the search for a hormonal male contraceptive', publicado en la revista clínica 'Best Practice & Research Clinical Obstetrics & Gynaecology' en 2020, donde se "recoge una baja incidencia de efectos adversos y se afirma la buena acogida de estos anticonceptivos tanto por parte de las mujeres como de los hombres".
Unidas Podemos da por hecho que "estos nuevos métodos anticonceptivos son seguros y efectivos" pese a que ninguna agencia del medicamento ha aprobado su uso. "Son necesarios para satisfacer de manera equitativa las diversas necesidades y limitaciones de una población cada vez más diversa y sobre todo más concienciada con la necesidad de erradicar la brecha de género en todas las esferas de la vida", concluyen. La propuesta de Podemos se votará en la Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados.
Uso de la píldora femenina en España
Según datos recogidos por Statista, el 18,5% de las mujeres españolas de entre 15 y 50 años utiliza la píldora como método anticonceptivo. El método más usado es el preservativo, pues un 31,3% apuestan por él. Llama la atención que el 29% no use ningún tipo de protección.
Por debajo del 5% se encuentran métodos como el DIU, la vasectomía, la ligadura de trompas, el anillo vaginal o el implante subcutáneo. En estos momentos, no se comercializa ninguna píldora anticonceptiva masculina, y voces del sector farmacéutico señalan que se debe a la baja rentabilidad que tendría invertir en la producción de este medicamento.