Una pulsión atraviesa a Unidas Podemos: enmarcar al PSOE como el socio que incumple, casi sistemáticamente, los acuerdos del pacto de coalición más sensibles. Por eso, los morados han sacado la artillería y han abierto varios frentes en las últimas semanas con la ley de vivienda, la derogación de la ley mordaza y de la reforma laboral, y con la petición de dimisión de la presidenta del Congreso, la socialista Meritxell Batet, que tanto ha escocido a los de Pedro Sánchez.
“Que cumplan, que cumplan, que no lo hacen”, sintetiza a este diario una fuente parlamentaria morada. Lo cierto es que los esfuerzos de Unidas Podemos por presentar al PSOE como el malo de la coalición son, según fuentes consultadas en el seno del espacio confederal, un contraataque a la ofensiva de Sánchez contra la vicepresidenta segunda por la reforma laboral.
Estas mismas fuentes ven a los socialistas con ansias de pulsar el botón de un posible adelanto electoral para pillar al espacio a su izquierda con el pie cambiado. Y ese es el motivo por el que Unidas Podemos, zanjan, ha subido los decibelios contra su socio para retratarle. La guerra por ganar el relato de los éxitos y los fracasos de coalición se intensifica a pasos agigantados.
Para Podemos es más importante ser leal con el acuerdo de coalición que con los miembros del PSOE
Los morados quieren que cale el mensaje de que Sánchez, si cumple, es por ellos. Por si acaso. No obstante, tanto la dirección del partido como el núcleo duro morado en el Gobierno no contemplan, por el momento, un escenario electoral inminente. Eso sí, recalcan que para Unidas Podemos es más importante ser leal con el acuerdo de coalición que con los miembros del PSOE.
Como adelantó Vozpópuli, el sentir entre algunos destacados dirigentes Unidas Podemos es que no es descabellado que el ariete de la reforma laboral empleado por la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, para atacar a Unidas Podemos y a la vicepresidenta segunda sea una treta del propio Sánchez para bajar el 'efecto' Yolanda Díaz.
Por el momento, el presidente del Gobierno ha conseguido diluir el papel de la vicepresidenta en la nueva legislación laboral que prepara el Ejecutivo tras el fracaso de la reunión de la mesa de seguimiento de la coalición, que se cerró en falso este lunes. Aunque ambos socios se han esforzado este martes en dar la crisis por finiquitada.
El lado socialista ha aceptado mantener el liderazgo del Ministerio de Trabajo, que lleva cinco meses en conversaciones con los agentes sociales para cerrar un acuerdo, aunque ha logrado que Calviño y otros ministerios del PSOE se sienten también con la patronal y los sindicatos en la mesa del diálogo.
La sombra de Díaz que tapa a Sánchez
El día que Yolanda Díaz presente en sociedad su plan de reforma laboral, comprometida antes de final de año con Bruselas, tendrá vía libre para presentar después su "frente amplio". Es más, en Unidas Podemos apuntan a ese momentum como el más propicio para ver nacer a la criatura política de Díaz.
La imagen de la vicepresidenta rubricando su reforma junto a sindicatos y patronal sería potente. Y, además, sería el gran cartel electoral de la ministra que más acuerdos ha tejido en estos casi dos años de legislatura. La ministra de Trabajo se ha erigido en una figura política de importancia en el Gobierno. Era una desconocida para el gran público cuando llegó a Moncloa y, probablemente, también para el propio presidente del Gobierno cuando negoció la composición de su gabinete.
Ese es el contexto en el que hay que valorar el alcance de la disputa por la derogación de la reforma laboral. Cuando Unidas Podemos negoció con el PSOE el reparto de carteras, en 2019, logró ‘colar’ a Sánchez que fuera Yolanda Díaz, en Trabajo, quien llevara la batuta de la nueva legislación laboral. Pero el presidente del Gobierno no contaba entonces con el potencial político de su rival. Ahora, ceder una bandera tan grande a Díaz se ha convertido en un hueso difícil de tragar.
Por el momento, Sánchez ve con buenos ojos los planes de su ministra para concurrir junto a toda la izquierda a la izquierda del PSOE, porque es consciente de que no puede permitirse un socio en caída libre si quiere repetir cuatro años más en la sala de mandos de La Moncloa. Pero, a la vez, el dirigente socialista sabe que debe atar en corto a Díaz.
Los riesgos de un adelanto
Pese al runrún electoral que oyen algunos morados, lo cierto es que el contexto económico del país no es el que el Gobierno esperaba. Por eso, se antoja arriesgado para Sánchez y para la coalición pulsar ese botón sin que las perspectivas mejoren.
Las previsiones de crecimiento para este año fueron rebajadas por el Banco de España este mismo lunes. El gobernador, Pablo Hernández de Cos, habló de una “revisión significativa”. El cuartel morado, no obstante, comienza a armarse y a hacer suya la cita del escritor romano Flavio Vegecio: “Si quieres la paz, prepárate para la guerra”.