Hay algunos barones socialistas, entre ellos el presidente castellano manchego, Emiliano García-Page, y el extremeño Guillermo Fernández Vara, que no se cansan de repetir los inmensos perjuicios que le ha ocasionado al PSOE el modelo de primarias pensado para elegir a sus candidatos. “Ni nos han aportado más militantes, ni tampoco más votos, todo lo contrario”, resume un alto cargo socialista de la primera federación, partidario de abrir este debate en la conferencia política que organiza la gestora para reconstruir el proyecto político del partido.
Los presidentes de Castilla-La Mancha y Extremadura son los más dispuestos a enterrar las elecciones primarias
Conscientes de que este mismo sentir en contra de las elecciones primarias es compartido por la presidenta andaluza, Susana Díaz, empiezan a levantarse cada vez más voces dentro del PSOE que previenen del peligro de que se produzca una auténtica involución hacia un modelo que no se corresponde con la tradición del partido. Fuentes socialistas consideran que la mejor garantía para que las primarias no se entierren es, precisamente, que surjan otros candidatos diferentes a la presidenta andaluza para la secretaría general, bien sea el propio Pedro Sánchez, bien sea el exlendakari Patxi López, pues su concurrencia evitaría, al menos, que el acceso de Díaz a la secretaría general fuera una especie de paseo militar.
El sociólogo José Félix Tezanos, en cuya Revista Temas colaboran como consejeros de redacción más de un centenar de exaltos y altos cargos socialistas, advierte en su último número del peligro de que con estas presiones procedentes de algunas baronías, el PSOE vaya hacia un modelo de organización ajeno a la tradición socialdemócrata. Tezanos recuerda que durante la etapa de la Segunda República e, incluso, antes, los candidatos a las elecciones solían elegirse por sufragio universal de todos los afiliados, con voto secreto y en urnas instaladas en las casas del pueblo.
Durante este periodo también tuvieron lugar, refiere el sociólogo, grandes votaciones internas para decidir la estrategia que debía adoptar el partido. Por ejemplo, en 1934, para aprobar si se apoyaba o no la famosa revolución de octubre, que solo triunfó prácticamente en Asturias, con algunos focos importantes en Vizcaya y Cataluña.
Hay procesos más cercanos en el tiempo como fue la elección por escrutinio directo de José Borrell en 1998 o la más reciente de Pedro Sánchez como secretario general del PSOE en julio de 2014. Con esta tradición tan arraigada, reflexiona Tezanos, los militantes socialistas, alrededor de 170.000, no pueden asumir que algunos de sus líderes les digan que ellos están más capacitados que las bases para tomar decisiones y que, por lo tanto, no procede consultarles sobre asuntos importantes.
El que más ha hecho hincapié en los últimos años en la necesidad de que el PSOE no vuelva a ser un “partido de notables” ha sido, precisamente, Pedro Sánchez, descabalgado de la dirección en el tormentoso comité federal celebrado el 1 de octubre. Sus partidarios en el grupo parlamentario, que superan con mucho a los 15 que votaron ‘no’ a la investidura de Mariano Rajoy, se han puesto en guardia ante la posibilidad de que alguna federación defienda en la próxima conferencia política la extinción de las primarias, la principal seña de identidad con la que el propio Sánchez comenzó a forjar su liderazgo, consciente de que remaba en contra de personas todavía tan influyentes dentro de su partido como Felipe González, Alfredo Pérez Rubalcaba y otros que acabaron participando en su caída.
Un sector del PSOE se niega a una involución que le convierta en un "partido de notables"
En Ferraz, fuentes cercanas a la gestora ven improbable que alguien se atreva a defender en público la supresión de las primarias, cuya celebración sería previa a la del congreso federal. “Sería tanto como entonar un discurso políticamente incorrecto y dar bazas al bando contrario”, afirman en referencia a Sánchez. Por tanto, es probable que, pese a las apetencias de algunos barones, la única vía para prescindir de las primarias sea que haya un único candidato a la secretaría general, algo que para la presidenta andaluza se hace cada día más difícil.