La ponencia de la reforma de los estatutos será una de las más debatidas en el seno del próximo Congreso Nacional del PP, previsto para el mes de febrero. Al menos esa es la teoría que circula en los medios populares, donde se ha empezado ya a preparar el gran cónclave. Este congreso todavía se regirá por la actual norma que evita las primarias y centra en el voto de los compromisarios la elección de sus cargos y dirigentes. Mariano Rajoy, por tanto, tiene asegurada su reelección.
Tanto Cristina Cifuentes, al frente de la Gestora de Madrid, como Isabel Bonig, parachutada a la presidencia regional valenciana, son las voces que con más claridad se han pronunciado en pro de la democratización interna de su partido. Ambas se han mostrado abiertamente a favor de otorgar más voz a la militancia y dotar a las bases más capacidad de decisión.
Una fórmula denostada
La palabra ‘primarias’ no es del agrado de Rajoy, quien considera que el sistema de compromisarios respeta los usos democráticos en el funcionamiento interno de un partido. "Nuestros congresos son abiertos y las primarias no es la única fórmula para escuchar la voz de los militantes", ha dicho en más de una ocasión.
Habrá debate, comentan en el PP, pese a que algunos de los más firmes partidarios de la renovación son conscientes de que las ‘internas’ las carga el diablo, como dice Rajoy, en referencia a los experimentos llevados a cabo especialmente en el PSOE, donde sus experiencias con este formato han derivado casi siempre en sonoros encontronazos y clamorosos fracasos.
Cifuentes y Bonig no tienen dudas al respecto y han mostrado su decisión de plantear abiertamente este debate, que ya recibió un aval importante en la Conferencia Política de 2015, cuando Juan Manuel Moreno, presidente del PP andaluz, se mostró partidario de esta tendencia, e incluso llegó a hablar de celebraciones ‘asamblearias’ en las organizaciones locales para señalar el rumbo político de la organización. Dolores Cospedal, ‘número dos’ de Génova, avaló esta propuesta, que fue aparcada horas después por el propio presidente.
Fernando Maíllo, vicesecretario de organización del PP, coordina estos días tanto las líneas fundamentales del Congreso Nacional como los que habrán de celebrarse en comunidades y municipios. Una avalancha de congresos se viene encima, después de dos años congelación y parálisis.
No estarán solas Cifuentes y Bonig en sus postulados aperturistas y regeneradores, ya que otros dirigentes autonómicos de importante peso, como el propio Alberto Núñez Feijóo, presidente de Galicia tras una apabullante victoria en los recientes comicios, se ha mostrado siempre partidario de encauzar la participación de las voces. “Un militante, un voto”, fin de las duplicidades de cargos, “escuchar la voz de las bases” son algunas de las afirmaciones que más se escuchan estos días en la periferia de la formación conservadora. El Congreso Nacional tiene la última palabra. Rajoy considera que el PP es el único partido que resiste, firme y sin disputas, merced a la lógica interna de sus actuales estatutos. La gran cuestión radica en descifrar es si el impulso regenerador de algunos de sus barones logran abrirse camino ante una muralla que, ahora mismo, parece inamovible.