Romper la disciplina del grupo socialista por votar no a Mariano Rajoy ya ha tenido las primeras consecuencias. Aunque la gestora del PSOE no se reunirá hasta mañana, jueves, por la tarde, lo cierto es que hoy se constituyen las comisiones y ya ha comenzado la purga. Las primeras víctimas en caer han sido el diputado del PSC, José Zaragoza y el balear, Pere Joan Pons. Ambos han sido apartados de sus puestos de máxima responsabilidad y relevados como presidente y portavoz de la Comisión Mixta para la UE, respectivamente. Ocuparán sus cargos la ex portavoz del grupo Soraya Rodríguez, afín a la gestora que dirige el PSOE desde la dimisión de Pedro Sánchez y el perdedor de las primarias de 2014 frente a Sánchez, Eduardo Madina.
La gestora aprobará en su reunión de mañana abrir expediente informativo a los 15 díscolos, algo que solo será efectivo con los seis diputados que son militantes socialistas. Sobre los siete diputados del PSC, Ferraz solo podrá requerir a la dirección catalana que les abra expediente. En cuanto a las dos independientes, Margarita Robles y Zaida Cantera, la Dirección del PSOE no podrá actuar contra ellas porque no son militantes. Especialmente significativo ha sido el caso de Robles por su papel como altavoz en la ruptura de la unidad de voto. En este caso, la gestora probablemente decidirá decidirá sacarla de la Comisión de Justicia para que se vea obligada a dejar la Presidencia.
La ruptura y tensión en el seno del PSOE era más que palpable ayer cuando los 84 miembros diputados socialistas volvían a verse las caras en su reunión habitual del grupo. La imagen de división quedó clara cuando los llamados «díscolos», con Margarita Robles y Susana Sumelzo a la cabeza, llegaban juntos a la cita en el Congreso. Una división en la que se mezclan la discrepancia política entre el PSOE y el PSC -sus siete diputados votaron «no»- y el conflicto interno del PSOE con ocho de sus diputados.
