¿Mariano Rajoy mencionó hoy la posibilidad de aplicar el artículo 155 de la Constitución para suspender la autonomía catalana? ¿No lo hizo? ¿Lo mencionó pero Pedro Sánchez dijo "no"?... "Ese tema no lo sacó nadie", asegura tajante a Vozpópuli una fuente próxima al líder socialista.
Dicen los suyos que Rajoy salió "satisfecho" y con "buenas sensaciones" de una reunión "cordial y útil" de dos horas y media con Sánchez en La Moncloa, con quien comparte su defensa de la legalidad frente al desafío soberanista que supone el referéndum del uno de octubre en Cataluña; cosa que ya sabíamos. Sánchez, sonriente al ver al mismo rival que el 12 de febrero de 2016 no quiso darle la mano en aquella reunión memorable del Congreso, también considera que hay un antes y un después. Es más, "a partir de ahora la comunicación entre ambos va a ser absolutamente fluida", ha llegado a asegurar la portavoz socialista en el Congreso, Margarita Robles.
¿Y qué explica tan drástico cambio? ¿Han enterrado los agravios? No, volverán cuando los dos vuelvan a disputarse el poder, llegado el caso, como reconoce implicitamente a Vozpópuli un colaborador del presidente del Gobierno con estas palabras: "Mi opinión personal es que es que hace un año ambos estaban disputándose la investidura, hoy ya no"... Es decir, que el 'deshielo' es por exigencias del guión de la película de suspense que se avecina.
Tienen entre manos algo mucho más grave que sus cuitas personales, tal que el referéndum que el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, va a convocar el uno de octubre para decidir la independencia de Cataluña. Nadie hubiera entendido ayer que los dos hombres con más poder del país se tiraran los trastos a la cabeza. Ellos tampoco y por eso decidieron no hablar más que de aquellos aspectos de la política en los que confluyen: defensa de la ley -por más que Robles gesticulara posteriormente hablando de iniciativas legislativas del PSOE para Cataluña si Rajoy no mueve ficha-, política antiterrorista y Brexit.
Nada del objetivo de déficit que el Consejo de Ministros va a aprobar este viernes, con un gasto suplementario de mil millones para 2018 en educación y sanidad que las comunidades socialistas van a rechazar para no contradecir a su secretario general, tampoco de los planes de PP y PSOE para la reforma de las pensiones, o de la rebaja del IRPF que los populares van a sacar adelante con el apoyo de Ciudadanos.
Los socialistas discrepan de todo eso, pero ayer no era el día para destacarlo. Hay tiempo para hablar de ello y el no del PSOE sigue encima de la mesa. Como sólo querían hablar de aquello en lo que pueden estar de acuerdo, Sánchez prefirió centrarse en la política internacional, las políticas sociales (en las que le hizo algunas peticiones) y Cataluña.
Y fue en este último capítulo en el que el secretario general del PSOE quiso dejar meridianamente claro que no hay fisuras en su apoyo al Gobierno en defensa de la ley. Aunque este apoyo tiene la coletilla de una petición acompañada de una advertencia: como ya dijo que haría, el líder del PSOE le pidió a Rajoy movimiento ante la crisis soberanista.
Sánchez le ha pedido al presidente del Gobierno que tome la iniciativa y se siente a hablar con Carles Puigdemont y le ha avisado de que, si no lo hace, el PSOE cogerá la delantera en el Congreso de los Diputados y presentará iniciativas legislativas. Por el momento, no hay detalles de por dónde van esos tiros.
Y aunque el líder del PSOE lleva días insistiendo en su reforma de la Constitución, su portavoz parlamentaria, Margarita Robles, no quiso precisar después de la reunión si las iniciativas legislativas buscarán iniciar el debate de la reforma de la Carta Magna.