Un fantasma recorre la sede de Podemos. Se trata del espectro del Partido Comunista Español y de Izquierda Unida, que Podemos aspiró a sustituir y relanzar, antes con una pátina electoralista (marcada por Íñigo Errejón) y posteriormente con una vuelta a la izquierda tradicional (en la última etapa de Pablo Iglesias) y que ahora puede evidenciar todos sus límites. Tan solo cinco años después del auge de los indignados, Podemos se enfrenta a unos comicios determinantes para su futuro.
Los sondeos vaticinan una caída libre. Los datos publicados por el CIS este martes revelan que Podemos pierde la mitad de sus apoyos en los grandes centros urbanos. En Sevilla, por ejemplo, la formación morada pasaría de tres a un escaño; en Barcelona, de nueve a seis; en Valencia, de cinco a tres o cuatro (de los que la mitad son de Compromís); En Zaragoza, de dos a uno; En Málaga, de dos a uno… Solo en Madrid, Podemos tendría cierto aguante, pasando de ocho a seis o siete diputados, pero en la mitad de las 52 provincias el partido de Iglesias podría no lograr representación.
La dirección nacional está elaborando una campaña agresiva para intentar marcar la agenda política. Los ejes han sido atacar a los bancos y a la supuesta “trama” de policías y medios contra Podemos. Pero no todos en el partido morado creen que la jugada tenga éxito. Y algunos ya leen los datos en clave de comparación histórica.
El 10% de Carrillo y Anguita
En 1979, en las segundas elecciones democráticas, el PSOE tenía un grande miedo: que el compromiso histórico italiano (el pacto entre democristianos y comunistas) tuviera cabida en España. Felipe González advertía de la posibilidad de una repetición del “escenario italiano”. Santiago Carrillo, líder histórico del PCE, confiaba en esa posibilidad. Obtuvo, no obstante, un 10,8% de votos, y perdió la pugna a la izquierda con González.
Dos años después, el PCE, y luego IU, entró en una travesía en el desierto de la que salió con Julio Anguita, en los noventa. Anguita reflotó a IU entre las elecciones de 1993 y 1996. Alcanzó el 10,5% de votos, mientras que el PSOE cayó. González perdió el gobierno y José María Aznar se hizo con el poder. Aquello fue el segundo techo histórico alcanzado por los intérpretes del comunismo en clave española.
Ahora, según el CIS, Podemos e Iglesias tiene una proyección electoral del 12,5% de votos: ocho puntos menos que hace tres años. Pero este resultado en los comicios del próximo 28 de abril podría ser peor. Entre las principales incógnitas se encuentra Vox.
La incógnita de Vox
La irrupción del partido de Santiago Abascal podría hacer descender a Podemos en quinta posición, lo que podría traducirse en quedar por debajo incluso del resultado cosechado por Anguita y Carrillo. De ser así, para Iglesias significaría perder todo el atractivo que la formación morada despertó al nacer.
En su campaña electoral, el propio Iglesias ha apostado por incidir en la cuestión “histórica”. “La historia la escribes tú”, es el lema de campaña. El partido morado ha rescatado incluso los valores constituyentes, una nota peculiar si se considera que el movimiento de los indignados del 15-M clamaba contra el régimen del 78.
El secretario general volvió ayer a otra referencia histórica para comentar los resultados del CIS. "No tiene sentido comentar el resultado del partido antes de que se juegue, (...) hay una realidad, y es que se acabaron los gobiernos de partido único, el próximo gobierno será de coalición", afirmó para subrayar su intención de sumar con el PSOE para entrar en el Ejecutivo.
La esperanza de los de Iglesias viene sin embargo frustrada casi cada día por Ferraz y La Moncloa. Fuentes socialistas comentan que la primera elección del partido de Sánchez será intentar gobernar en solitario, dependiendo del resultado final de los comicios. Otra opción es el bloqueo. Es decir, la repetición electoral en caso de que no se puedan formar mayorías estables. Este escenario hace temblar a Podemos: “Será la campaña más determinante de la historia”, lanzó Iglesias. Lo será sobre todo para la historia de Podemos.