Juan Carlos Girauta vive muy bien fuera de la política. Dice que está muy ocupado, pero no menos contento, entre la redacción de artículos periodísticos, su trabajo como socio del bufete Cremades & Calvo Sotelo; y su pertenencia a algunas fundaciones. Atiende a este periódico por teléfono desde Toledo, donde reside desde hace un buen tiempo. Lo hace con tono amable y discurso afilado.
Durante la conversación, reflexiona sus respuestas y argumenta con parsimonia. Eso sí, a veces dota sus respuestas de un ingrediente corrosivo que sorprende. Habla de su vuelta a la 'vida civil', de Ciudadanos, de la guerra del Partido Popular, de música y de su vida personal.
Pregunta: ¿Cómo se vive fuera de la política cuando uno se ha dedicado a ella?
Respuesta: En mi caso, muy bien. La tranquilidad es incomparablemente mayor. La política tiene un coste muy alto sobre la salud, sobre la familia... Te absorbe tanto que no deja tiempo para los amigos, para los tuyos, para leer... Es tan exigente que no se puede practicar durante mucho tiempo a un alto nivel. Ojo, me refiero a aquellos que pertenecen a los cuadros altos de un partido. El político profesional, el diputado raso, puede hacerlo todo el tiempo que quiera y permanecer toda la vida joven. Digamos que la actividad de esos políticos no es muy elevada (ríe).
P: ¿Le paran por la calle todavía para decirle cosas?
R: Todos los días me para alguien por la calle para decirle que le ha gustado alguna de mis columnas en ABC. Lo agradezco. Antes, en Barcelona, la mayoría de los que me paraban por la calle era para insultarme.
P: ¿Es más fácil ganarse la vida dentro o fuera de la política?
R: Eso depende de cada cual y del tiempo que se haya pasado en la actividad política. Aquí se puede diferenciar distintas categorías: por un lado, el político que no tiene ni formación ni experiencia en nada, que no aporta nada útil y no tiene coste de oportunidad. Es el que se agarra al cargo porque no tiene dónde caerse muerto. Por otro lado, tenemos a quien tiene experiencia y formación, pero ha pasado demasiados años en la política y no puede re-conectar con una vida profesional privada. Ya no tiene contactos ni práctica. Yo creo que la gracia está en no prolongarse mucho en política. Es lo que hice yo. Cinco años fueron suficientes.
P: Usted sigue en los medios, pero con mucha menos actividad...
R: He dejado las televisiones. Es un medio tramposo y envenenado, salvo que la dirijas tú mismo. Pero bueno, también estoy en fundaciones y soy socio de un bufete de abogados.
P: Usted quería ser cantante...
R: ¿Quería? ¡Yo soy cantante! (ríe).
P: No es muy conocido por esa faceta...
R: Pues yo, hace muchos años, en otra vida grabé un disco y todo.
P: Hablaba hace poco con Ramón Arcusa y me hacía ver que todos los cantautores de una época fueron de izquierdas...
R: Mira, si tú quieres saber la opinión de un experto sobre cómo canto yo, pregúntale a Ramón Arcusa. Ojo, mira quién lo dice, ¿eh? Un tío cuyo talento está fuera de toda discusión.
P: ¿Compuso usted alguna canción que pueda aplicarse a la actualidad?
R: No. Yo no compuse muchas canciones. Yo más bien era intérprete. Yo cantaba y tocaba la guitarra rítmica.
Hay quien pide consejos insistentemente y nunca los sigue. Por eso, llegué a la conclusión de que los consejos, cuando te los piden, hay que cobrarlos
P: Uno de sus ídolos era John Lennon...
R: Ídolos hay muchos. Como McCartney. Pero a mí quien me pierde es Genesis. Y David Bowie. Yo estoy instalado mentalmente en los 70 cuando me pongo a tocar la guitarra o a escuchar música.
P: En los 70 se hizo usted maoísta...
R: En plenos 70..., en el 76 (ríe). Yo tenía 15 años y quería ligar como fuera. Me pareció que ésa era una buena estrategia. Pero eso no tiene nada que ver con la política, ¿eh? Había gente que se hacía socia de clubes con futbolines y billares que eran de religiosos. Ahí se juntaban niños y niñas. Entonces no era mixta la educación, ¿eh? Yo hasta que tuve 17 años no vi a ninguna niña en mi clase. Eso condiciona muchas conductas, ¿eh?
P: Maoísta para ligar...
R: ¿Y yo qué sabía lo que era el maoísmo a esa edad? (Ríe). Ahí no se conocían las barbaridades de Pol Pot todavía. Ni yo sabía nada de esa ideología. Había leído a Nietzsche y estaba fascinado. Fui precoz en ese sentido. Pero no..., no sabía que Mao era el mayor asesino de la historia.
P: ¿Qué consejo le daría a Pablo Iglesias ahora que parece que ha dejado la política?
R: Yo no le daría ningún consejo. Una vez le di uno, que no siguió, y creo que se habrá arrepentido. Éramos eurodiputados, estábamos en un aeropuerto y le dije: “No te fíes de 'la Colau'”. No siguió el consejo y mira ahora..., la alternativa al mundo que representa Pablo Iglesias es un grupo de señoras en el que está Colau.
P: Los consejos...
R: Hay quien pide consejos insistentemente y nunca los sigue. Por eso, llegué a la conclusión de que los consejos, cuando te los piden, hay que cobrarlos. Hay que darles una tangibilidad de producto para que no genere tanta frustración cuando no los hacen caso.
P: A Casado le han dejado solo. O casi...
R: La condición humana puede ser terrible y ese aspecto en concreto de la condición humana me da mucha vergüenza ajena. Es una de las caras más ridículas que tiene el hombre. El espectáculo de ver a gente que con toda convicción apoya a un líder y, al cabo de media hora, le enseña la puerta de salida, me da tanta vergüenza ajena que me resulta casi insoportable. Aquí la ética y la estética coinciden. Una persona con ética no hace lo que se le ha hecho a Pablo. Pero una persona que respete la estética, tampoco. Eso, independientemente de que Casado haya cometido errores. La bonhomía exige una declaración de aprecio cuando un líder se encuentra en esa situación. Pero, ¿darle la espalda? Es terrible...
P: Usted vivió la caída de Rivera...
R: Y en el mismo instante que dijo que se marchaba, me fui yo también. Me parecía totalmente imposible mantener mi lugar en la Ejecutiva del partido sin él. A mí la historia de que las organizaciones importan más que las personas nunca me ha gustado. Nunca lo he admitido. Yo entré en política porque Albert Rivera tenía un proyecto que compartió conmigo y que coincidía con mis ideas y principios. ¿Cómo iba a seguir tras su marcha?
P: ¿Fue disciplinado?
R: Estuve en su proyecto; y nunca me habló con autoritarismo. Nunca jamás me habló como si fuera un jefe porque, entre otras cosas, yo no tolero a los jefes. Siempre fue un amigo y presencié cómo lo mataban. ¡Ni borracho ni loco me hubiera quedado en Ciudadanos un minuto más que Albert Rivera! La gente que hace eso es que no tiene alternativa. Necesita pagar la factura de la luz y el alquiler y hace estas cosas. Traiciona.
¡Ni borracho ni loco me hubiera quedado en Ciudadanos un minuto más que Albert Rivera! La gente que hace eso es que no tiene alternativa. Necesita pagar la factura de la luz y el alquiler y hace estas cosas
P: ¿No le llamó la atención que Teodoro García Egea hiciera su canto del cisne en La Sexta?
R: Eso lo atribuyo a que Teo, más por ingenuidad o juventud que por otra cosa, siempre ha creído que había un grupo de medios de comunicación grande, próximo a ellos, del que se podía fiar. Gran error.
P: El otro día vi a Inés Arrimadas e Igea celebrar el escaño que conservaban en el parlamento de Castilla y León...
R: Es acojonante. Acojonante...
P: ¿Desaparecerá Ciudadanos en 2023, como vaticinó usted?
R: El partido llamado Ciudadanos, como es el original, es una sombra que está destinada a desaparecer. De hecho, como partido está muerto.
P: ¿Dónde se refugiarán ahora los liberales españoles?
R: Antes, estaban en el PP. A partir de ahora, no se sabe. El PP lo va a presidir Feijóo, que dice que no es nacionalista, pero aplica políticas propias de los nacionalistas gallegos. ¿Tú te acuerdas de Forrest Gump? Decía que tonto es el que hace tonterías. Pues nacionalista es el que hace cosas de nacionalistas, como erradicar el castellano de la vida pública, por ejemplo. ¿Cómo va a aglutinar a los liberales alguien que se dedica a la ingeniería social de ese tipo?
P: Ha tocado un tema sensible. Ciudadanos llegó a participar en movilizaciones propias de otras ideologías, como las del 8-M...
R: Yo nunca participé en estas cosas. Otros compañeros sí porque pensaban -y yo lo respeto- que en el 8-M se podía reivindicar un feminismo liberal que, por cierto, nunca acabó de ser formulado. ¿Sabes qué pasa? Que el feminismo de las olas anteriores a la actual era muy respetable. El anterior a Irene Montero y el que amenazan estas nuevas feministas. Entonces, meter ahí la cuña del feminismo liberal parece complejo. Por eso es muy confuso ponerse debajo de esa bandera.
P: Es complejo...
R: Es que nunca hay que comprarle el discurso al adversario. Por eso, nosotros tuvimos una estrategia ganadora frente al nacionalismo, que fue la de no concederle nada. Pero eso no lo supimos mantener frente a otros movimientos identitarios muy fuertes. Los que conforman hoy el pensamiento posmoderno. O posmo-progre.
P: ¿Está destinada Díaz Ayuso a ser la Thatcher española?
R: A ver, yo le reconozco que ha sido la mejor gestora política desde que gobierna y que su gestión de la pandemia ha sido un ejemplo en todo el mundo. Ella tiene una característica muy escasa en la derecha española: disfruta triturando a la izquierda con argumentos, en vez de dar por buenas sus chorradas y sus consignas. Todo esto lo hace bien, pero no se puede obviar que Ayuso ha hecho una cosa que afecta muy gravemente al futuro de España. Es la voladura de su propio partido. El PP con Pablo Casado al frente, el día antes de que Ayuso diera la rueda de prensa, estaba encabezando las encuestas. Y su suma con Vox estaba muy cerca de la mayoría absoluta. Pero lanzó la bomba nuclear y ahora no parece que haya a la vista la menor probabilidad de desalojar a Pedro Sánchez del poder. Y tener a Sánchez una legislatura más significa la muerte de la separación de poderes, de la igualdad de los españoles ante la ley, la opacidad absoluta de la Administración..., la consolidación de la autocracia. El sanchismo.
Díaz Ayuso disfruta triturando a la izquierda con argumentos, en vez de dar por buenas sus chorradas y sus consignas
P: Pero tumbará a Casado...
R: Pero a ver... Si todo venía de querer adelantar un congreso regional del partido parece que el precio que se va a pagar será demasiado algo.
P: La estrategia de los asesores...
R: Es que eso no es una estrategia. Eso es una demolición. Nunca se dispara la bomba nuclear. Y tanto ella como Casado la han disparado. En la Guerra Fría hubo paz porque las bombas nucleares aseguraron la destrucción mutua. ¿Qué han hecho en el PP? Usar una bomba nuclear es un acto irracional. No puede ser el resultado de ninguna estrategia. Sólo de un enorme cabreo. De un calentón. Y no hay derecho.
P: Le criticarán por oponerse a Ayuso, el principal valor de la derecha española quizás...
R: Me critican quienes llevan la camiseta puesta. A mí, que fui el que me referí a los 'isabelinos' por primera vez. Pero me da igual: esto es lo que hay. Mira, ella presidirá Madrid todo el tiempo que quiera. Nadie le va a hacer sombra. Pero ojo, el objetivo era acabar con Sánchez, ¿eh? Y todo esto ha cambiado totalmente el cuadro. Lo ha hecho más difícil.
P: ¿Ha hablado con Albert Rivera después del lío del despacho de abogados?
R: No hemos hablado en el sentido literal, pero nos hemos enviado mensajes.
P: ¿Y cómo está?
R: Él está muy bien.
P: ¿De verdad?
R: Perfectamente. Como siempre le he visto yo. Con proyectos y con una fuerza enorme.