El Partido Nacionalista Vasco (PNV) se encuentra en una encrucijada difícil de resolver. Las políticas económicas del Gobierno, sobre todo las que refieren a la fiscalidad de las empresas, no son del agrado de las grandes compañías cotizadas que tradicionalmente han influido en las decisiones de Sabin Etxea. Pero a su vez, los nacionalistas vascos, juraron lealtad a Pedro Sánchez y el Lehendakari, Imanol Pradales, depende de los socialistas vascos.
En la dirección del partido, que lidera Andoni Ortuzar, hace días que hay debate sobre qué camino elegir. Hasta ahora han hecho equilibrios. Moviéndose a uno y otro lado de la balanza, como un equilibrista, sin dañarse demasiado. Esta posición les ha servido para reeditar el pacto de gobierno con el PSE, cuando existían dudas razonables de una posible alianza entre socialistas y Bildu, que les hubiera alejado del poder autonómico.
Pero más allá de eso, en la vorágine de la política nacional, con elementos nuevos que distorsionan cada uno de los acuerdos previos y las propias alianzas, la sensación que cunde en el PNV es que esa forma de actuar les está dejando de ser útil. Y el "pánico", en un partido que siempre se ha jactado de actuar con mucha templanza y gran cálculo electoral, es cada vez más palpable, según fuentes de la dirección.
El impuesto a las energéticas y la banca
Aunque ellos defienden que el rechazo del Gobierno a no prorrogar el impuesto a las energéticas más allá del 31 de enero, cuando expira el decreto, "es externo" a ellos, lo cierto es que los jetzales han tenido mucho que ver en que Moncloa optase finalmente por eso. El resto de socios, con excepción de Junts, exigía la continuidad de este impuesto. Los peneuvistas, como los junteros, han hecho llegar en los últimos meses muchos mensajes en contra de esta medida. Y la posibilidad de que Moncloa perdiera otra votación, además de esta magnitud, les ha forzado a echarse para atrás.
En cambio, en lo que se refiere al impuesto a la banca, el Gobierno ha logrado el acuerdo para mantenerlo tras pasar por caja. A diferencia de lo que ocurrirá con el resto de comunidades autónomas, el Gobierno formado por PNV y PSOE en el País Vasco, recaudará este impuesto a las entidades bancarias. Es la fórmula que ha encontrado Moncloa para no tener que tomar la misma decisión que con el impuesto a las energéticas.
Más pagos
Además de la recaudación del impuesto a los beneficios bancarios, otro de los pagos que reclama el PNV es todo lo referente a los sillones en la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y la futura Comisión Nacional de la Energía (CNE). El principal interés de Sabin Etxea, a día de hoy, ocupar alguna de las sillas en ambos organismos reguladores, para defender los intereses de algunas compañías como Iberdrola o Petronor, filial de Repsol, y que es la que más aporta a la Hacienda Foral de Vizcaya. En la actualidad, el PNV, ya cuenta con un representante en la CNMC. Ahora esperan lograr uno, también, en la de la energía. Otra opción es que algún elegido por Sabin Etxea pueda recalar en el Banco de España. Aunque también existe la posibilidad de que el Gobierno le brinde esta silla a Bildu. De ser así, explican fuentes cercanas a Ortuzar, el PNV lo vetará.
La corrupción que acecha a Moncloa
Otra cuestión donde tiene la lupa puesta el PNV, aunque en menor medida, es en la corrupción que acecha a Moncloa. Cabe recordar que Pedro Sánchez alcanzó el poder gracias al apoyo de los peneuvistas. En 2018, los de Ortúzar, apoyaron la moción de censura que presentó contra Mariano Rajoy tras la condena al PP. Hasta ese momento los nacionalistas vascos eran leales a los populares. Ahora, con varios casos en instrucción judicial, como el que afecta a José Luis Ábalos o la propia esposa del presidente, la sensación en Sabin Etxea es que "tarde o temprano tendremos que tomar partido". Mientras, como es habitual en el PNV, capean el temporal escudándose en que todo está bajo investigación.
MataNarcisos
10/11/2024 08:56
Con lo fácil que es gobernar con el PNV, solo tiene una regla, darles su TAJADA, hecho lo anterior, se apoya hasta a el mismo Demonio, como vemos estos días, lo curioso de todo esto, es el votante del PNV, que sufre las consecuencias y además vota para sufrirlas, lo cual hace de la estupidez una virtud. Es curioso las cosas que ocurren en Iberia.