El PP pretende sellar su fuga de votos antes de las elecciones de mayo. "Con cinco millones de votos no hacemos nada. Tenemos que llegar a los diez millones de Aznar en 1996". Unas elecciones que ganó y que le obligaron a buscar apoyos. El pacto maldito del Majestic. Ahora sería otra cosa, ya no hay que llamar a la puerta de los nacionalistas. Hay nuevas opciones en el tablero lejos de los integrismos periferícos. Y el PP, al frente. Esta es la idea que se ha tansmitido en la Convención del 'rearme ideológico' del partido.
En la dirección nacional del PP confían en recuperar una parte de ese 40% de su electorado que ha perdido. "Las encuestas nos sitúan a la baja, pero esto va a cambiar, lo estamos notando y se verá en mayo", argumentaba un alto dirigente de la formación. El 'efecto Casado' y la caída de la izquierda pueden producir sorpresas.
"Lo importante es mantener el liderazgo del centroderecha. Si hay que pactar con Vox o con Ciudadanos, ya no es problema. Ese debate lo tenemos superado". Feijóo se ha quedado solo con la prédica, cuestión que le preocupa, según fuentes de su entorno. Esta vez nadie le ha hecho los coros
Es la teoría de la 'casa común' del centroderecha por la que aboga José María Aznar, rutilante estrella en la jornada del sábado, que se olvidó de sus devaneos con Ciudadanos y Vox para pedir abierta y claramente el voto al PP para salvar España. "Puedes compartir valores y principios con otras formaciones, y eso está pasando, pero lo importante es no perder la condición de único partido de alternativa de Gobierno, de ser el único líder de ese bloque del cambio, y eso lo estamos haciendo bien", señalan en el entorno de Casado. "No hay que buscar enfrentamientos frontales. Posiblemente sean nuestros socios en un futuro. Nosotros somos el PP", insisten, en esa línea de Núñez Feijóo que aseveró que "todos nos imitan pero solo hay un original".
La casa común
Durante estos dos días de la Convención que hoy echa el cierre, han desfilado ponentes de todo el abanico del centroderecha. Desde una mesa de economistas de reconocido prestigio en el ámbito liberal, pasando por Johan Norberg, un autor sueco de un famoso bestseller que propugna el capitalismo global, o Vargas Llosa, que se reclamó en su momento en sintonía con Ciudadanos hasta en la otra banda, Juan José Cortés, promotor de la Prisión permanente revisable o Mauricio Rojas, chileno exdiputado en Suecia con posturas muy firmes sobre inmigración. Para los jóvenes, Carlos Barrabés, consultor de empresas especializado en detectar y comercializar nuevas tecnologías para empresas. Todas las sensibilidades tuvieron su voz. Casado ha asumido el reto de mantener el liderazgo de todo lo que se mueve a la derecha del PSOE. Nadie salió decepcionado. Ampliar la 'casa común', lejos de estridencias y alborotadores, como aconsejó Aznar. Diez millones de votantes a la busca de una marca electoral que el PP revindica como propia.
La Convención concluye este domingo con la intervención de Pablo Casado. "Han sido los días de los expresidentes, le toca al presidente de verdad", dicen estas fuentes. En el Congreso de junio, cuando fue elegido sucesor de Rajoy, habló del partido. "Hoy vamos a hablar de España". Juanma Moreno, el héroe de Sevilla, hará al fin acto de presencia. También se anuncia de nuevo la presencia de Aznar. El apoteosis a gran escala, la rampa de lanzamiento para la campaña de mayo.
La derechización no existe
En la cúpula del partido se respira un ambiente de satisfacción tras estas jornadas en las que militantes, dirigentes, candidatos, han conversado, analizado y contrastado opiniones sobre el 'nuevo PP' que está diseñando Casado. La palabra 'derechización' ni se menciona. No hay tal cosa, comentan con convicción. Es un invento de la izquierda que pretende desvirtuar el proyecto. No les funciona.
Casado, en su discurso de este domingo, pondrá en práctica su estrategia consistente en "respeto al pasado, ambición de futuro y no insultar a los votantes". Javier Maroto, el número tres del partido, ha zanjado la polémica sobre la violencia de género. En la mesa que debatía este asunto, coordinada por Ignacio Cosidó, quedó muy claro el sentir de la militancia: Hay que defender a las mujeres de las agresiones machistas. Y punto. No hay marejada interna sobre la cuestión.
Ni de Rajoy ni de Aznar. Ambos son ese pasado que hay que respetar y que, en ocasiones, no viene mal exhibir. Rajoy lo hizo con escaso entusiasmo, en la tarde del viernes, sólo pendiente de su imagen ante la posteridad. Aznar se implicó hasta el fondo, estuvo 'on fire' dicen, pidió el voto para el PP, lo que no ocurría desde mucho tiempo atrás, y coronó a Casado como "un líder como un castillo". El único príncipe de la casa. Sin tutelas, insistió parafraseando a Fraga. Sin tutelas, repetía el equipo de Casado unas horas después.
La fractura de la izquierda, con la trifulca interna en Podemos y el PSOE sin referentes ni candidatos por Madrid, dibuja un horizonte de esperanza en los populares. "Primero fue Andalucía, ya se ha visto, y Madrid puede ser la consolidación de la remontada".