Política

Parte del PSOE anima a Sánchez a hacer una crisis de Gobierno para "romper el tablero"

El presidente del Gobierno acusa el desgaste de un gabinete asediado políticamente, al que cada vez más miembros del partido ven amortizado

  • Consejo de Ministros en el Palacio de la Moncloa. -

Una parte del PSOE anima a Pedro Sánchez a hacer una crisis de Gobierno con el objetivo de "romper el tablero", según explican las fuentes consultadas. "Serviría para salir del impasse", ahonda a este diario un destacado socialista. El presidente del Gobierno acusa el desgaste de un gabinete asediado políticamente, al que cada vez más miembros del partido ven amortizado, sin apoyos en el Congreso y maniatado en Bruselas. Fuentes gubernamentales, no obstante, ven remota la posibilidad, pero admiten que solo depende del líder socialista.

En el partido consideran que una remodelación del Ejecutivo permitiría al presidente afrontar los desafíos políticos y económicos que se abren con la nueva coyuntura geopolítica: la crisis de defensa y la imposición europea de aumentar el gasto militar hasta el 3 % del PIB. Es más, creen que sería un impulso que permitiría preparar el terreno para las elecciones de 2027, cuando Sánchez se someterá de nuevo al examen de las urnas.

Lo cierto es que hay varios ministros "quemados", tanto del PSOE como de Sumar, aunque el pacto entre ambos partidos explicita que cualquier cambio en el ala del socio minoritario debe acordarse con su dirección política. En el lado socialista, la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, acusa un fuerte desgaste por su papel protagonista a la hora de ceder al independentismo. El cupo catalán la marcó ante buena parte de los suyos. Pero si hay algo que la tiene en el punto de mira es su incapacidad, por segundo ejercicio consecutivo, de dar luz verde a unos Presupuestos.

La vicepresidenta tercera, Sara Aagesen, recién llegada, carece de perfil político, pese a que el equipo de Moncloa intenta auparla en las ruedas de prensa posteriores al Consejo de Ministros. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, también está con el agua al cuello. El cuerpo diplomático lo señala por haber politizado el ministerio y la acción exterior española. La ministra de Defensa, Margarita Robles, también empieza a ser cuestionada por su "desaparición" en plena escalada armamentística, aunque fuentes gubernamentales explican que le corresponde al presidente dar la cara.

El caso de los ministros candidatos merece un capítulo aparte, según algunos socialistas. Primero, porque, como ya contó este diario, por las casas del pueblo comienza a extenderse la duda de que la operación orquestada por Sánchez de llevar a sus primeros espadas a las direcciones de las principales federaciones vaya a salir bien. Es el caso de Óscar López, en Madrid; Pilar Alegría, en Aragón; la propia Montero, en Andalucía; Ángel Víctor Torres, en Canarias, y Diana Morant, en la Comunidad Valenciana. Las fuentes consultadas inciden en lo difícil que es combinar el cargo en el Consejo de Ministros con la candidatura y el liderazgo autonómicos.

El fiasco de Diana Morant, titular de Ciencia, incapaz de rentabilizar políticamente la erosión de Carlos Mazón tras la aciaga DANA del 29 de octubre, preocupa en Ferraz y en Moncloa. Es más, según ha sabido este diario, en el PSOE manejan encuestas con la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, como cabeza de lista. El ascenso de Bernabé está siendo meteórico, impulsado por la dirección federal. El partido no esconde que Sánchez trabaja con un plan B en la Comunidad Valenciana, donde la oposición de los socialistas al desastre y a la dudosa gestión de Mazón ha sido más que errática.

Morant no controla el partido a nivel regional, donde solo el brazo de Sánchez le permitió ganar el pulso a otros candidatos. También se teme que le ocurra lo mismo a Óscar López, ministro de Transformación Digital, en Madrid. Aunque López se está quemando con la guerra abierta entre Moncloa y el grupo Prisa. Y, de la misma manera, preocupa el futuro de Ángel Víctor Torres, que se ha enturbiado tras anunciar este domingo que padece un cáncer que, de momento, no lo apartará de la primera línea política. Pero la incertidumbre se ha adueñado de buena parte de los cuadros socialistas canarios.

Sánchez ha concluido el proceso de renovación de las direcciones federales, aunque hasta verano no se completarán las provinciales. Y las únicas con posibilidades de salvar los muebles y llegar a los comicios de 2027 con alguna opción son Montero y Pilar Alegría. Aunque algunas fuentes socialistas recelan de las auténticas intenciones de Sánchez, pues creen que la jugada de aupar a sus ministros podría haber estado motivada para 'matarlos'. "[Pedro Sánchez] es un experto en cargarse gente. Les hace hacer y decir cosas que los mata. Pilar Alegría, Isabel Rodríguez, Esther Peña, Enma López...", se sincera una fuente socialista.

Tras el estrepitoso golpe de las elecciones municipales y autonómicas de 2023, Sánchez cortó de raíz cualquier debate interno sobre los motivos de aquella sangría que costó siete ejecutivos autonómicos. El PSOE solo retuvo (y con dificultad) Castilla-La Mancha, Asturias y Navarra. Pero el adelanto de las elecciones generales del 23 de julio movilizó al partido en torno al líder, que logró resistir mejor de lo previsto gracias a la alerta ultra que lanzó desde el mismo momento en que anunció la llamada a las urnas, tan solo 24 horas después del golpe de las municipales.

Sánchez ganó así su particular partida de ajedrez contra algunas federaciones socialistas, como la aragonesa, capitaneada entonces por Javier Lambán. El líder socialista sabe mejor que nadie que los barones de su partido constituyen un fuerte contrapeso político. Por eso, tras la masacre de mayo de 2023, el secretario general solo ha tenido que esperar para hacer y deshacer a su antojo. Ahora bien, si sus apuestas pierden, Sánchez quedará marcado y se podrá interpretar como un rechazo de los ciudadanos a él y a sus políticas, sobre todo en las comunidades autónomas en las que la agenda nacional tiene más peso, como Madrid, las dos Castillas, Aragón y Extremadura.

Por no hablar de que los últimos acuerdos que ha suscrito con Junts destrozan los intereses electorales de algunos de los citados ministros candidatos del PSOE, especialmente los de quienes compiten en autonomías donde las prebendas al independentismo sientan a cuerno quemado, como Madrid, Aragón y Andalucía. Las fuentes consultadas en el partido reconocen que, por el momento, la proyección de los tres ahora "no es buena", porque el PP tiene muy fácil marcarlos como continuadores del "sanchismo" en sus respectivas plazas y de las concesiones al independentismo.

Lo cierto es que nunca antes Sánchez se había quedado tan solo. El presidente del Gobierno tiene todo en contra por primera vez desde que llegó a Moncloa. El líder socialista se ha quedado políticamente desubicado en Bruselas, en pleno impulso armamentístico de la Comisión; tiene a su Consejo de Ministros dividido por el incremento del gasto en defensa que demanda el Ejecutivo comunitario y carece de apoyos parlamentarios para presentar al Congreso, como le obliga la Constitución, un proyecto de Presupuestos Generales del Estado.

Sánchez, pese a todo, está obcecado. Ni adelantará elecciones ni presentará las cuentas, por mucho que la ministra de Hacienda se empeñe en decir eufemísticamente que está "trabajando" para tenerlas. El presidente seguirá, porque no tiene incentivo alguno para convocar elecciones generales mientras se suceden informes y noticias diarias sobre el caso Koldo, que tiene asediado a su otrora número dos, José Luis Ábalos. Pero por el camino se está dejando muchas plumas. Quién sabe si cambiar algunas caras dentro del Consejo de Ministros le ayuda.

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