El comité federal del PSOE del fin de semana pasado fue, en apariencia, tranquilo. No hubo grandes tortazos a Pedro Sánchez, salvo los habituales izquierdazos de Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha) y Javier Lambán (Aragón). Y eso pese a que varios líderes territoriales andan encendidos por 'cupo catalán'. Pero la procesión va por dentro. Las federaciones socialistas más críticas con el pacto fiscal suscrito entre Moncloa y ERC para sacar a Cataluña del régimen común de financiación, ya se mueven, según ha sabido este diario.
Las fuentes consultadas en cuatro de ellas (Madrid, Extremadura, Castilla-La Mancha y Aragón) no concretan sus planes, pero reconocen de forma velada que plantearán un desafío al líder socialista con un frente común que aborde el tema de marras en el 41 Congreso Federal que se celebrará en Sevilla los próximos 29, 30 de noviembre y 1 de diciembre.
El objetivo de esta corriente de contestación interna es lograr un documento consensuado con la ponencia que deje negro sobre blanco la postura oficial del PSOE sobre la financiación de las Comunidades Autónomas. Pero, en caso de que no se logre un acuerdo, algunos barones avisan de que habrá ruido. E incluso algunas fuentes consideran que este ruido pueden tener éxito y horadar el férreo liderazgo de Sánchez sobre su partido.
Lo cierto es que existe una rebelión sin precedentes al concierto catalán dentro del partido. Si ninguno de los barones que se han quejado públicamente cantó las 40 al líder socialista el sábado pasado es porque el presidente, al convocar el Congreso Federal para este otoño, ha activado el mecanismo de renovación de las direcciones autonómicas. Y algunos sienten la presión, como el madrileño, Juan Lobato, o el andaluz, Juan Espadas. Ambos se encuentran entre la espada y la pared al verse teóricamente obligados a defender un acuerdo que apenas conocen en unas comunidades especialmente sensibles al agravio respecto a Cataluña.
El secretario general del PSOE intentará en el 41 Congreso seguir catapultando a sus delfines al frente del resto de federaciones. Tal es el caso de la ministra portavoz, Pilar Alegría, a quien quiere arrastrar al frente del partido en Aragón. El presidente también pretende, con el citado cónclave, tener controlado (aún más) al partido por si hay elecciones antes de 2027.
El último congreso, el 40, se celebró los días 15, 16 y 17 de octubre de 2021. Y los estatutos dejan claro que el siguiente se puede convocar entre el tercer y cuarto año desde el anterior. Por tanto su convocatoria es pertinente, aunque no deja de levantar suspicacias. Sánchez está decidido, lo dijo este fin de semana, a mantenerse en el Gobierno sin el respaldo de la mayoría que le dio su confianza en el Congreso. El PSOE asume que esta ha volado por los aires tras la llegada de Salvador Illa a la Presidencia de la Generalitat, porque sus socios independentistas no están en condiciones políticas de seguir apoyándoles. Ellos también afrontan congresos cruciales este otoño que marcarán su rumbo.
Lo que queda por delante es un combate duro. La legislatura, en vía muerta y sin apenas visos de dar a luz leyes, se antoja casi imposible. No por casualidad, el presidente ha designado a su ex jefe de gabinete Óscar López como ministro de Transformación Digital. Vienen curvas y debates broncos que el amigo del presidente está deseando protagonizar. Su tocayo Puente, exalcalde de Valladolid y ministro de Transportes, ya tiene a su compañero ideal con el que entenderse.
Los socialistas salieron del último congreso, en teoría, reunificados. La última gran renovación de Gobierno de Sánchez, en julio de 2021, sacó de la primera línea al gran enemigo íntimo de los socialistas, Iván Redondo, para situar como jefe de gabinete a López. Un movimiento que se vio como un giro hacia el PSOE para que Ferraz tuviera mando en el núcleo duro de Moncloa y para olvidar de una vez la ruptura traumática entre el 'sanchismo' y el viejo aparato socialista.
Aunque la amnistía y el resto de concesiones al separatismo catalán han vuelto a poner de uñas a la antigua guardia de las esencias del PSOE. Moncloa dijo que ya en septiembre, con el arranque del curso político, se centraría en la explicación y en los detalles del pacto con ERC. Pero el silencio sigue siendo ensordecedor.
La comparecencia en el Senado de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, para explicarlo no hizo más que alimentar las dudas: "Lo que dice el acuerdo es lo que dice el acuerdo, no lo que cada uno creamos que dice el acuerdo. Y lo que no dice el acuerdo es lo que no dice". El PSOE se asoma, una vez más, a un callejón de difícil salida.
ANTONIO CRESPO
Mucho lirili y poco lerele , lo único valido es el voto en contra en el parlamento, lo de mas son flatus vocis.
Pepepelotas
No hay que engañarse, no hay federaciones críticas, con tal de que no gobierne la derecha son capaces de gobernar con la extrema izquierda bolivariana y comunista. Los socialistas son todos iguales y ya los conocemos, ni siquiera fueron capaces de criticar la frase del sátrapa que le consolida como un aspirante a dictador, "gobernar incluso sin el Congreso", esto es a base de decretazos lo que nos coloca en una autentica dictadura, similar a la de Maduro, con un autócrata socialista. Los que ahora se rebotan, no es por el daño que esta medida puede tener para los ciudadanos, ya que eso ya ha pasado con la amnistía y otras medidas del déspota, no, lo hacen porque si esto sale a delante ellos pierden sus sillones y su poder.