Lejos de arreglarla, las elecciones han acabado por agravar definitivamente la crisis de Estado en Cataluña porque certifican un empate infinito entre constitucionalistas e independentistas, beneficiados estos últimos por un sistema de reparto de escaños por provincias que les otorga más aún con menos votos debido a su abrumadora hegemonía en Girona, Lleida y la zona rural. De hecho, el PP solo obtiene diputados en Barcelona.
Cierto que los tres partidos soberanistas: Junts pel Cataluña, ERC y la CUP bajan de los 72 escaños que sumaban en la pasada y turbulenta legislatura, sí, pero solo hasta 70 y la mayoría absoluta son 68 diputados después de haber convocado un referéndum ilegal el uno de octubre y de tener a sus candidatos en la cárcel o huidos.
Se abre así la puerta a que el prófugo en Bruselas Carles Puigdemont, segundo en el recuento tras Inés Arrimadas, pueda ser reelegido presidente de la Generalitat si la CUP, que exige la vuelta a la unilateralidad independentista, le apoya; y anoche había pocas dudas al respecto en los cuarteles generales de los tres partidos de que así será. Él compareció eufórico en Bruselas, arropado por los ex consellers también fugados de la Justicia
En Barcelona, la alegría de la jefa de campaña de Junts pel Catalunya, Elsa Artadi, y las caras largas en la sede de una ERC que tiene encarcelado a su líder y favorito en las encuestas, Oriol Junqueras, lo decía todo. Por no necesitar, Puigdemont no necesita siquiera en su investidura el concurso de la Catalunya en Comú, de Ada Colau, otra de las derrotadas del 21-D.
Durísimo golpe para un PP y un Mariano Rajoy, que ven cómo Ciudadanos se ha convertido en alternativa suya en toda España volviendo a usar Cataluña como plataforma de lanzamiento
Duro golpe para España, para el Gobierno y su presidente, Mariano Rajoy, quien, tras desalojar a Puigdemont del poder, apostó por una pronta convocatoria electoral que disipara la idea de que usaba el artículo 155 de la Constitución para usurpar el poder tras el referéndum ilegal de autodeterminación del uno de octubre. Ahora ve cómo vuelve una nueva mayoría absoluta independentista jalonada con el fracaso electoral sin paliativos de su partido, el PP, última fuerza y verdadero pagano de estos comicios.
Paradójicamente, la victoria incontestable -en votos (1,1 millones) y escaños (37)- de la candidata de Ciudadanos se asienta en buena medida sobre esa debacle popular -Xavier García Albiol baja de 11 diputados a tres-; y también sobre cierto robo de voto al PSC -suma tan solo un escaño más, de 16 a 17-, cuando la expectativa de Miquel Iceta pasaba incluso por ser la alternativa de gobierno al independentismo aupado por C's, PP y con la abstención de los comunes.
Sin duda, la apuesta de última hora del candidato del PSC por indultar a los encarcelados Oriol Junqueras y los exconsellers le ha pasado factura entre los votantes constitucionalistas, se señala en la sede de Ferraz, que asistió anoche con preocupación a una derrota que también es de Pedro Sánchez, pues son sus primeras elecciones tras haber ganado las primarias del PSOE a Susana Díaz.
En la sede de Génova no salió nadie; tuvo que ser el propio Albiol el que desde Barcelona dijera que ha sido un "muy mal resultado" y añadiendo que "ven muy mal futuro económico y social" en Cataluña con una nueva mayoría independentista en Cataluña, de donde se han ido ya más de 3.000 empresas. "Algunos lo celebrarán cinco minutos", comentó Albiol en alusión a Arrimadas y Albert Rivera pero al final ha ganado el independentismo.
Arrimadas avisa que tras el triunfo de Ciudadanos por 1.1 millones de votos y 37 escaños, los soberanistas "ya nunca podrán hablar en nombre de toda Cataluña"
Es más, a la espera de la importante reunión que mantendrá hoy en Madrid el Comité Ejecutivo Nacional del PP, en la sede de Génova anoche no salió nadie pero sí se deslizó la acusación a Ciudadanos de erosionar la alternativa constitucionalista con sus ataques a PP y PSC para fagocitarles en busca del "voto útil" que luego no ha tenido reflejo en el reparto de escaños.
Arrimadas y Albert Rivera comparecieron triunfantes pero acusaron el golpe de un sistema que les da solo 37 escaños, solo cuatro más que a Puigdemont, cuando tiene 170.000 votos más. "El soberanismo ya nunca más podrá hablar en nombre de toda Cataluña", y Rivera hizo un discurso en clave nacional para anunciar a Rajoy que va a por él, a sustituir al PP como opción de futuro de los sectores moderados de la sociedad española en las próximas elecciones generales.
Puigdemont, por su parte, compareció en Bruselas pasada la medianoche para señalar que el gran derrotado de la noche fue Mariano Rajoy y que "nadie puede discutir la mayoría absoluta del independentismo". "La república catalana ha ganado a los de la vía del 155, que escuchen bien, que tomen nota".