La línea invisible, la historia sobre el primer asesinato de ETA se ha estrenado esta semana en Movistar. Narra los primeros años de la organización a través de las vidas de los protagonistas de aquel atentado: el etarra Javier Etxebarrieta y el guardia civil José Ángel Pardines. Basada en hechos reales, se advierte de que “nombres, sucesos, cronologías y personajes han sido ficcionados”. Cierto es que la trama se permite varias licencias, pero también hay muchos episodios que sucedieron de verdad. (Este texto se basa en hechos históricos, pero puede contener spoiler)
José Ángel Pardines Arcay, Toño. Tenía apenas 25 años cuando ETA le mató. Había nacido en la localidad coruñesa de Malpica de Bergantiños, clásica localidad de la Costa de la Muerte. Una calle honra su memoria con una placa que dice “Guardia Civil 1943-1968 Morto en servicio 7 xunio”. Su madre murió cuando era niño y él dejó el pueblo siguiendo los pasos de su padre, que también era guardia civil, como su tío y su abuelo. Tras pasar por Asturias, fue destinado al País Vasco como guardia civil de Tráfico. Era soltero, pero antes de su asesinato había empezado una relación con una chica de Guipúzcoa llamada Emilia (en la serie se llama Amelia).
En septiembre de 2015, la Guardia Civil bautizó con su nombre la operación en la que arrestó en el sur de Francia a los últimos jefes de ETA, David Pla e Iratxe Sorzabal. Habían sido los dirigentes encargados pilotar los estertores de una banda moribunda por los golpes policiales. Cuatro años antes de ese arresto habían dado el paso de decretar el cese definitivo de la violencia en busca de una negociación. Con el nombre de operación Pardines, la Guardia Civil quiso mandar un mensaje de fin de ciclo y homenajear a aquel primer compañero asesinado. Hasta 2009 hubo otros 194 guardias civiles muertos en atentados. La cifra total de asesinados por ETA superó los 800.
Pardines tenía tres hermanos. Con motivo de la operación que llevó su nombre, la agencia Europa Press entrevistó a uno de ellos, Manuel, el único aún con vida. Llegó a ser alcalde de Malpica, donde pocos sabían entonces que la primera víctima de ETA era hijo del pueblo. “Los primeros 30 años nadie se acordó de nada (...) el orgullo ahora ya... el orgullo era tenerlo aquí y el orgullo es que no vuelva a haber más", lamentaba su hermano.
Javier Etxebarrieta Ortiz, Txabi. Tenía 23 años y llegó a compaginar sus estudios de Económicas en la Universidad de Deusto con la vida en la clandestinidad. Acostumbraba a asistir a las tertulias en los cafés de Bilbao y tenía un hermano llamado José Antonio -interpretado por Enric Auquer- que había sido detenido. El libro Historia de un desafío, editado por la Guardia Civil, dice que “no se ajustaba al perfil de la inmensa mayoría de jóvenes españoles de aquella época, cuyo mayor logro era la subsistencia diaria”. Era un asiduo lector de literatura clásica.
El Instituto Armado le sitúa en el momento del atentado al frente de la organización a la que se unió en 1962. Sin embargo, en aquel momento todavía había perfiles con mucho peso e influencia en ETA. Murió en un tiroteo con las fuerzas de seguridad horas después de matar a Pardines. “Fue una escena típica del oeste, de las de a ver quién dispara primero”, contó muchos años después en una entrevista a El Mundo el compañero que estaba con él, Iñaki Sarasketa. Según dijo, Txabi había tomado centraminas que le provocaron una gran euforia en primer lugar y después un ataque de pánico.
En la izquierda abertzale y el entorno proetarra consideran a Etxebarrieta (él escribía Echebarrieta) como un héroe. Coincidiendo con el aniversario de su muerte, le han rendido varios homenajes en Tolosa, el lugar en el que falleció. Allí hay una placa en su honor. Este enaltecimiento de su figura ha soliviantado siempre a las víctimas del terrorismo. Con motivo de una ofrenda floral celebrada en el 40 aniversario de su muerte, varios miembros de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) se personaron en el acto con una pancarta que decía “Verdad, Memoria, Dignidad y Justicia”.
Melitón Manzanas González. El personaje interpretado por Antonio de la Torre también existió en la realidad. Era jefe de la Brigada de Investigación Social de San Sebastián Acabó siendo asesinado por los terroristas el 2 de agosto de 1968 en Irún (Guipúzcoa) cuando iba a comer a su domicilio, una casona vasca llamada Villa Arana. Fue disparado por la espalda ante la presencia de su esposa y su hija. Nacido en San Sebastián, tenía 59 años. Según el libro Vidas Rotas (Espasa), fue encarcelado por la República nada más comenzar la guerra civil hasta que fue liberado por las tropas franquistas. De joven había estado en una compañía de teatro.
La reseña de la Policía tras su asesinato destacaba su labor “fiel y abnegada” y su “alevosa pero gloriosa muerte”. Sin embargo fue denunciado por torturar a detenidos, entre ellos, por el exconsejero vasco del PSOE José Ramón Recalde, víctima también de un atentado de ETA posteriormente. Tras el asesinato de Manzanas, Franco decretó un estado de excepción de seis meses. Sarasketa, compañero de Txabi, declaró que la primera información que sirvió para marcar como objetivo a este policía se la dio Jon Oñatibia, miembro del PNV y ex delegado del Gobierno vasco en Nueva York. Por este asesinato fue condenado como autor material Xabier Izko de la Iglesia (Txema en la ficción) en el Proceso de Burgos de 1970. Él siempre lo negó.
Peru. El personaje al que llaman Peru es en realidad Sarasketa, el etarra que iba en el coche con Etxebarrieta. Fue condenado a pena de muerte tras su arresto, pero se le conmutó por cadena perpetua. Salió libre en 1977 gracias a la Ley de Amnistía tras nueve años en la cárcel. Vivió en Sudamérica un tiempo y en Oslo (Noruega). Regresó al País Vasco para retomar su puesto en la fábrica de máquinas de coser Alfa, en Eibar. Tras ejercer como corrector en el periódico abertzale Egin, montó su propia empresa de importación de tela china y acabó arruinado.
Los curas vascos. En la serie aparecen varios sacerdotes que prestan infraestructura a los etarras para sus reuniones o les dan consejos. Fueron muchos los vínculos entre el clero vasco y ETA. En concreto, un cura llamado Luis María Lasa Arin escondió a Sarasketa tras el asesinato de Pardines. Fue en la iglesia de Regil, cerca de Zarautz. Allí lo arrestó la Guardia Civil a las cinco de la madrugada. “Pasé allí toda la noche, muerto de frío. Primero en el púlpito y después en el confesionario”, relató el terrorista.
El camionero y el segundo guardia. En el momento del atentado la serie muestra a un hombre que se enfrenta a los etarras y corre a avisar al compañero de Pardines. También existió. Se trata de Fermín Garcés Hualde. Tenía entonces 39 años y no sabía que lo que estaba presenciando era el primer atentado de ETA. En 2017 fue galardonado a los 88 años de edad. En el acto lució su uniforme del Cuerpo al que entró a formar parte tras el atentado. En 1988, en Madrid, esquivó la muerte por segunda vez. Sobrevivió a la colocación de un coche bomba en la sede de la Dirección General de la Guardia Civil donde residía. Al agente al que corrió a dar avisó era Félix de Diego Martínez. ETA lo asesinó en 1979 en Irún cuando ya estaba retirado.
El inglés y la V Asamblea. La reunión clave que se ve en la serie provocó muchas tensiones internas en ETA por las distintas corrientes que confluyeron en ese momento. Fue algo mucho más complejo que un cónclave para elegir un líder. Duró varios años de debates internos con la participación de la vieja guardia y los fundadores de la organización. El resultado fue la ruptura con el sector más obrerista al que se le acusó de españolista. Se apostó por unos principios basados en la lengua y la etnia vasca. Esta fase la analizan en profundidad autores de referencia como Florencio Domínguez, Gurutz Jáuregui, José María Garmendia y Antonio Elorza en el libro Historia de ETA (Temas de hoy).
Uno de los autores declaró que el asesinato de Pardines fue por la espalda y no de frente como muestra la serie
El papel de El inglés que interpreta Asier Exteandia encajaría en la figura de José Luis Álvarez Enparantza, alias ‘Txillardegi’ ya que fue él quien decidió el nombre de ETA y descartó el de ATA. Sin embargo, este fundador acabó dejando la organización tras la V Asamblea mostrando sus diferencias con el nuevo rumbo y el cambio generacional. En ese sentido, el papel de El inglés sería una mezcla entre Txillardegi y Federico Krutwig, un referente para los miembros de aquella ETA a los que instruyó desde un punto de vista teórico sobre el activismo armado.
El atentado. La escena del asesinato de Pardines es fiel a los hechos, salvo un punto importante. Coincide el color y el modelo del coche, Un Seat 850 Cuopé con matrícula de Zaragoza. Sin embargo, según la versión que ofreció Sarasketa, los disparos fueron por la espalda y no de frente como muestra la serie. “El guardia civil nos daba la espalda, de cuclillas mirando el motor en la parte de detrás, sin volverse empezó a hablar. Txabi sacó la pistola y le disparó. Cayó boca arriba”, contó.
El atentado apenas tuvo repercusión en la prensa y mucho menos que hubiese sido obra de ETA. El periódico ABC tituló su información diciendo que “Dos jóvenes automovilistas asesinan a tiros a un guardia civil de Tráfico en Villabona (Guipúzcoa)”. “Dos hombres jóvenes” se escucha decir a la radio en la serie.
Por otro lado, la serie toca otro punto negro del asesinato. La Guardia Civil sostiene que Sarasketa también disparó a Pardines cuando ya estaba en el suelo. Se basan en que los casquillos encontrados en la zona y las heridas del cadáver. El terrorista siempre lo ha negado. En la escena se ve al etarra disparar, pero no llega a apreciarse si las balas impactan en el cuerpo. En la huida el personaje de Sarasketa niega haberle disparado.
En 1961 ETA intentó descarrilar un tren que transportaba a excombatientes de la guerra civil a San Sebastián
Franco y sus veranos en San Sebastián. En la serie se ve al personaje de Antonio de la Torre hablar de la visita del dictador Franco a la ciudad. Acostumbraba a pasar los veranos en el Palacio de Aiete de la capital guipuzcoana cuyos interiores originales se ven en la serie. Se da la circunstancia de que ese lugar fue el escenario en 2011 de la llamada declaración de Aiete en la que todos los partidos vascos -excepto el PP- con al patrocinio de líderes internacionales pidieron a ETA el fin de los atentados para abordar una negociación con el Gobierno. Aquello fue la pista de aterrizaje, una puesta en escena para que tres días después la banda decretase el cese de la violencia sin que pareciera una derrota.
Sí el robo del banco, no el atentado en El Correo. De aquellas fechas (septiembre de 1965) es el primer robo a un banco por parte de ETA. Era habitual que los grupos terroristas acudieran a ese recurso para financiarse en sus orígenes. En cambio es ficción el atentado contra el Correo Español. El primer ataque de la banda a un medio de comunicación fue en 1978 con el asesinato del director de Hoja del Lunes, José María Portell. Sin embargo, el personaje de Antonio de la Torre hace una fugaz alusión a otra acción de ETA años antes del asesinato de Pardines con el que podrían haber causado una masacre.
En julio de 1961, ETA intentó descarrilar un tren que transportaba a excombatientes de la guerra civil a San Sebastián para conmemorar los 25 años de la victoria, “una provocación imperialista”, según escribió la banda. Según su versión, la idea era no matar a nadie porque habían calculado el punto y la velocidad a la que tenían que descarrilar para que el tren en lugar de volcar quedase apoyado en un terraplen. En respuesta fueron detenidos un centenar de miembros de la organización.