El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, confía en un avance próximo en la designación de Teresa Ribera como vicepresidenta de la Comisión Europea. Este nombramiento, bloqueado hasta ahora por el Partido Popular Europeo (PPE) a instancias del Partido Popular (PP) español, podría destrabarse mediante una negociación estratégica que involucra también a la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y su candidato, Raffaelle Fito.
Durante la cumbre del G20 en Río de Janeiro, Sánchez señaló que los grupos políticos en el Parlamento Europeo trabajan en una solución. Una posible vía sería que los socialdemócratas apoyen al candidato italiano a cambio del respaldo a Ribera. El bloqueo afecta actualmente a seis vicepresidencias de la Comisión que liderará Ursula von der Leyen, un problema que ambos bloques principales buscan resolver mediante conversaciones formales.
Sánchez ha decidido implicarse directamente en estas negociaciones. Según ha informado el Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas, Sánchez contactará con líderes clave como Meloni y el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, para pactar una votación conjunta que desbloquee las candidaturas pendientes. Esto evitaría una votación individual que podría resultar desfavorable para Ribera. La estrategia busca presentar un paquete de candidatos que incluya tanto a Ribera como a los aspirantes de Italia y Hungría, complicando la oposición del PP español.
Fuentes del PPE han expresado sorpresa ante la decisión de Sánchez de negociar con gobiernos que él mismo ha calificado como de "extrema derecha". Destacan que esta acción implicaría un acuerdo entre el socialismo español y líderes como Orbán, quien pertenece al grupo político "Patriots" presidido por Santiago Abascal, líder de VOX.
Por otro lado, los populares advierten que esta maniobra podría forzar al PP español a decidir entre respaldar a los candidatos italianos y húngaros o mantener su postura crítica contra Ribera, una situación que añade tensión al panorama político europeo. Además, subrayan que este acercamiento entre Sánchez y líderes conservadores podría ser visto como una contradicción política, dado el rechazo público del PSOE hacia estos gobiernos.
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