El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pondrá fin este jueves a su peor crisis internacional. El encuentro entre Sánchez y el rey Mohamed VI en Rabat sellará el final de un conflicto diplomático que ha durado casi un año. El viaje del presidente, sin embargo, no aclara el pacto suscrito con Marruecos, que incluye un apoyo expreso al plan de autonomía marroquí para el Sáhara y la renuncia al referéndum de autodeterminación.
Los ministros del Gobierno; incluido el titular de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares; han quedado completamente al margen de esta negociación. "Todo lo lleva Moncloa", dicen fuentes del Ejecutivo a Vozpópuli.
La reconstrucción de los puentes con Marruecos se está gestionando en el más absoluto secreto, sin que nadie sepa si de esta cumbre de dos días en Rabat saldrá algún documento que recoja la nueva posición de España con el Sáhara o una mención de Marruecos a Ceuta y Melilla. "Todo se está trabajando en las esferas más altas y con un grupo muy reducido de personas en La Moncloa", explican estas fuentes.
El desconocido plan de Sánchez
Sánchez acude a este encuentro sin el respaldo de su socio de coalición Unidas Podemos, ni el apoyo del Congreso y las reticencias de parte del PSOE. Sánchez no ha conseguido explicar un cambio que rompe una posición estable de la política exterior española de casi 50 años. El giro está en que el Gobierno apoya ahora una autonomía limitada para el Sáhara, tal y como propone Marruecos, y no se habla del referéndum. Aunque España defiende que la solución al futuro del Sáhara se adopte de mutuo acuerdo en el seno de la ONU.
Una de las claves de esta decisión, según explican fuentes diplomáticos, es seguir acercándose a Estados Unidos. El Gobierno de Joe Biden apoya el plan marroquí de autonomía. Según explicó Sánchez en el Congreso, "hay una ventana de oportunidad" para alcanzar un acuerdo entre Marruecos y el Sáhara con la mediación del nuevo enviado especial de la ONU, Staffan de Mistura.
El pacto pasa necesariamente por el visto bueno de Argelia y en menor medida Mauritania. El secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken, visitó Argel recientemente para abordar cuestiones como el suministro de gas en plena invasión rusa de Ucrania. Argelia ha llamado a consultas a su embajador en Madrid tras la decisión de España.
Sánchez ha puesto un gran empeño en acercarse a Biden, que sin embargo ha excluido sistemáticamente a España de sus aliados preferentes. El Gobierno ha prestado toda su colaboración a Estados Unidos en el nuevo enfoque que está dando a la inmigración que proviene de Centroamérica. Y está manteniendo una presión alta sobre Nicaragua, al igual que Washington. Esta paz con Marruecos es otro gesto más, al igual que el de incrementar hasta un 2% el gasto en Defensa, camino de un encuentro Sánchez-Biden largamente buscado por La Moncloa.
Marruecos y el Sahel en la cumbre de la OTAN
La cumbre de la OTAN de finales de junio en Madrid es otra de las claves. La diplomacia española quiere que esta cita sirva para que la Alianza mire también hacia el Sahel y el Magreb. Es un enfoque complicado en este momento, señalan estas fuentes, por la guerra que Rusia ha provocado en el Este de Europa. "Es más lógico que se mire al flanco oriental", reconocen.
Sin embargo, tanto Sánchez como Albares insisten reiteradamente en la importancia de abordar la seguridad del flanco sur. Sobre todo tras la retirada progresiva de tropas francesas del Sahel tras más de una década. Esta zona de África abarca diez países -Senegal, Gambia, Mauritania, Guinea, Malí, Burkina Faso, Níger, Chad, Camerún y Nigeria- y está considerada como un punto clave para el tráfico de drogas y personas.
El Sahel es un refugio para narcotraficantes y terroristas, y para abordar los problemas del Sahel es vital la colaboración con Marruecos, que mantiene una alianza estratégica con Estados Unidos.
