Opinión

Más Prisa y menos Mazón

Franco y Sánchez en el centro del debate. Feijóo conmociona a la bancada del progreso. El futuro de Prisa eclipsa a Mazón y los menas en la sesión de control

  • Feijóo y Sánchez hoy en el Congreso -

Descomunales sorpresas en la sesión de control, ese escenario artrítico donde nunca pasa nada. El presidente de la Cámara en funciones, Gómez de Celis, por ausencia de la titular madame Francina, incurrió en la rareza de imponer silencio a un ministro gritón. Bustunduy parece llamarse el apercibido, algo ignoto dada su afición a la pereza. A otra desconocida, Sira Rego, también de la ultraizquierda iracunda, responsable de la cartera de Infancia, ni ‘mu’ con los menas, De Celis le concedió la palabra merced a la demanda de Noelia Núñez, la generosa diputada del PP que la rescató del ostracismo. Moñito Audry, jersey negro de cuello alto, collarcito coquetón, Rego lucía un outfit delicado y burgués, como de cóctel de embajada. A su lado, Mónica, médica, madre y García parecía repescada de un serial de posguerra. Sólo le faltaba el tazón y la achicoria. De guerra le preguntó precisamente con tino Carmen Fúnez, núcleo duro de Génova, a Margarita Robles, a quien en Moncloa la tienen silenciada y arrinconadita. No es cosa de que la jefa de los tanques aparezca mucho estos días en pantalla. Agria y molesta, balbuceó unas cuantas veces la palabra 'paz' y quizás la guerra de Irak, o no, eso fue otro. Los socialistas repiten tanto las mismas frases las convierten  en estribillos intercambiables, como de tertulianas del Sálvame

Algo pasa en Moncloa. Todo anda revuelto y crispado, como en la semana loca del Atleti. ¿Fin de ciclo? ¿Elecciones a la vista? O, sencillamente, se está a la espera de una nueva entrega de la Uco. Quién sabe

 

Otro momento infrecuente de la jornada fue la permanencia, casi eterna, del presidente del Gobierno en su sitial. Lejos de sus habituales veinte minutos de otros miércoles, se dignó acompañar a su vice-uno MJ Montero en sus trastabilladas respuestas. Incluso se quedó sin voz a preguntas de Bendodo, que suele pellizcar donde duele. En el Sur de la cuestión. “El Constitucional es el túnel de lavado de los Eres”. La Audiencia de Sevilla había puesto a Griñán y Chaves, esos héroes del trinque, en la agenda del día y la candidata socialista por la región se quedó sin voz. De modo que Sánchez resistió en su escaño hasta el minuto 36, ante el pasmo de los asistentes. Taquígrafas  y ordenanzas no salían de su asombro. Algo pasa en Moncloa. Todo anda revuelto y crispado, como en la semana loca del Atleti. ¿Fin de ciclo? ¿Elecciones a la vista? O, sencillamente, se está a la espera de una nueva entrega de la UCo. Quién sabe. 

Finalmente, otra novedad en el día del asombro (y del padre). Núñez Feijóo abrió la mañana con una inusitada descarga de artillería que inundó al Hemiciclo de un cierto olor a napalm. “Hace tres días el presidente de El País, periódico que le conoce a usted bien, le recordó que no puede comportarse como Franco. El Times de ayer también le recordaba su parecido con el dictador. Con el complicado contexto internacional, dedica usted más tiempo a la guerra de Prisa que a la de Ucrania”. Venía el reproche a cuento de la reciente visita cursada a París por el ministro telemático, Óscar López, posiblemente el más inhábil del conventillo, para presionar al presidente de Vivendi sobre el futuro del grupo editorial del que es fundamental accionista. “¿Estaba usted al tanto de este atropello. Con lo que le gusta a usted controlarlo todo no diga que no se enteró de esto”, preguntaba Feijóo. Remató luego: “Ha gastado 2.000 millones de los españoles para controlar Telefónica y luego extorsionar a los medios españoles en su propio beneficio. No juegue con más de cien mil empleados, con miles de accionistas, con el futuro de una compañía estratégica. Tiene miedo a la verdad y a la libertad”.

Sus ministros desfilaron torpemente por el mismo sendero mazónico y ultra, negacionista y xenófobo, ese sortilegio recurrente, mezcla de engrudo y bilis, que movía a la conmiseración. Es como esgrimir cien cucharas cuando necesitas un cuchillo. El golpe ya estaba dado. 

 

Quedóse pasmado el aludido. Ni una palabra al respecto en su respuesta. Con esa falsa serenidad de quien ha encajado un uppercut inesperado y certero, se refugió Sánchez en el argumentario previsto, Mazón, los menas, el pacto con Vox, la ultraderecha y Ayuso, cómo no. Sin éxito. Su silencio sobre Prisa se adueñó de la sala. Y del debate. Sus ministros desfilaron torpemente por el mismo sendero mazónico y ultra, negacionista y xenófobo, ese sortilegio recurrente, mezcla de engrudo y bilis, que movía a la conmiseración. Es como esgrimir cien cucharas cuando necesitas un cuchillo. El golpe ya estaba dado. 

Los portavoces del PP habrían debido insistir en el camino abierto por su jefe, en escarbar en la herida de Prisa, en husmear en lo de El País, en hurgar en la Ser, en el asalto a Telefónica, en el diseño de la mordaza de medios que ultima Bolaños. Como es costumbre, no lo hicieron. Optaron por atacar otro flanco débil del Ejecutivo, el incremento del presupuesto de Defensa que Sánchez hurtará al Parlamento ante las previsibles zancadillas de sus socios, más próximos a Moscú que a la Otan, más cerca del criminal Putin que de la democracia occidental. 

Cayetana Álvarez de Toledo no se privó de infligir su castigo semanal a Bolaños, encogido como un seminarista pietierno, quien recurre en su defensa a bromitas destartaladas y acusaciones pobretonas. Su escalada hacia el vértice del ridículo progresa en forma vertiginosa.”¿Ha cambiado de teléfono? ¿Ha borrado sus mensajes?” le espetó la diputada popular. Y continuó: “El próximo en declarar ante el juez Peinado es usted. Comparecerá como testigo, con obligación de decir verdad, algo difícil para un bulócrata. A usted le espera una pesadilla”. La respuesta del triminsitro resultó borrosa y estéril, envuelta en esa “amable sonrisa de imbécil”, como la definiría Bioy

En un Hemiciclo que solo engendra debates mediocres, la guerra de Prisa provocó un sobresalto inesperado en la bancada del progreso. Franco y Sánchez en la misma frase y alineadas en las páginas de El País. Oughurlian sabe que esto no ha hecho más que empezar.

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