Pax sanchista en el PSOE. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha culminado en 2021 una renovación total del partido, pensada para mantener La Moncloa en las próximas elecciones generales. Sánchez ha pacificado el PSOE recuperando a algunos de sus más acérrimos enemigos durante las primarias. Y ha doblegado cualquier crítica interna. El partido está unido entorno a su líder con el único objetivo de retener el poder otros cuatro años.
El PSOE ha cerrado un 2021 de muchos cambios. La pandemia del coronavirus pospuso los congresos del año anterior, que por fin se han podido celebrar. Sánchez se ha deshecho de las principales herencias que arrastraba desde su regreso a la secretaría general en 2017 y su victoria en la moción de censura en 2018: Iván Redondo y el equipo que, liderado por José Luis Ábalos y Adriana Lastra, le apoyó durante las primarias. Además, ha recuperado figuras del pasado como Óscar López y Antonio Hernando para afrontar el próximo ciclo electoral sin debate interno y unidad entorno a su liderazgo.
Sánchez ha conseguido que hasta los barones más críticos pasen de puntillas por acuerdos que, como el de EH Bildu o los indultos a los líderes del proceso separatista, hubieran provocado un motín interno hace solo unos años. La coalición con Unidas Podemos, ya sin Pablo Iglesias en el Consejo de Ministros, funciona razonablemente bien. Y sus rifirrafes, que los hay, son meras anécdotas si se comparan con el estallido de los Gobiernos PP-Ciudadanos en las comunidades autónomas.
'Pax' en el PSOE
Sánchez ha vendido todos los cambios de este proceso congresual del PSOE como la "pacificación" del partido. Pero fuentes socialistas del PSOE interpretan todos los movimientos como maniobras "marca de la casa" para retener el poder absoluto. "Sánchez es un 'killer'", dicen estas fuentes. Es una Pax impuesta. El presidente y secretario general ha tomado el control sobre las federaciones más importantes del PSOE: Andalucía, Madrid y Cataluña. No ha discutido el liderazgo de Ximo Puig en Valencia. Y ha declinado presentar batalla en Aragón y Castilla-La Mancha, donde han renovado sus barones Javier Lambán y Emiliano García-Page.
Eso no significa que Sánchez olvide la afrenta territorial de las primarias, según estas fuentes. Por ello, ha colocado sendas picas en Flandes. La ministra de Educación, Pilar Alegría, es la designada por Ferraz para reemplazar a Lambán en cuánto sea posible. Y la ministra de Política Territorial y portavoz, Isabel Rodríguez, llama a las puertas del liderazgo manchego.
El resto de comunidades en la que hay nuevos secretarios generales con respecto a los del 2017 es Madrid, Galicia, Murcia, Cataluña, País Vasco y La Rioja. En Cataluña, la transición ha sido pacífica tras la renuncia de Miquel Iceta a cambio de retirarse como ministro en el Gobierno de España. En La Rioja, Concha Andreu ha tomado las riendas de la federación después de cargarse a Francisco Ocón. Eneko Andueza ha pasado la página de Idoia Mendia en el País Vasco. El caso de Madrid tiene una mención aparte. Juan Lobato es, con el beneplácito de Sánchez, el líder de un socialismo madrileño hundido tras la debacle del 4-M.
El desgaste de Sánchez
Sánchez necesitaba poner orden en el partido tras superar el ecuador de una legislatura marcada la pandemia y sus estragos económicos. El PSOE ha acusado el desgaste del Gobierno, tal y como reflejan todas las encuestas. Y se enfrenta a escenarios electoralmente adversos, a priori, tanto en Castilla y León, que celebrará elecciones anticipadas el 13 de febrero; como en Andalucía que irá a las urnas en la segunda mitad del 2022.
Sánchez ha reiterado que su objetivo es agotar la legislatura. Es decir, ir a las urnas bien a finales del 2023 bien a principios del 2024, aunque el adelanto electoral, tal y como ha publicado este diario, no es un escenario que descarte La Moncloa si las perspectivas autonómicas y municipales se tuercen demasiado.
El presidente confía en ir recuperando terreno y mantenerse en el poder. Pero necesitaba afrontar este periodo preelectoral y postpandemia en varias fases, según dicen desde el partido. La primera ya se ha completado: renovación del PSOE y demostración de unidad. A partir de ahora, el presidente necesita reagrupar el liderazgo del PSOE en la izquierda frente a nuevas amenazas como la de Yolanda Díaz y afianzar la recuperación económica con la llegada de los fondos europeos. Ese período comienza ahora si el coronavirus no vuelve a dar la puntilla al país.