El nombramiento de Eduard Sallent como nuevo comisario jefe de los Mossos d’Esquadra ha generado sorpresa y malestar entre los altos mandos de un cuerpo policial que ha visto desfilar ya tres máximos responsables en apenas un año. El conseller de Interior, Miguel Buch, -uno de los alcaldes que acudía con bufanda amarilla a las puertas del Tribunal Supremo el día que declaró Artur Mas- ha elegido a este comisario sin experiencia y que no tenía buena sintonía con el exmayor José Luis Trapero.
Horas después de hacerse público el relevo en la cúpula de los Mossos, el responsable saliente, Miquel Esquius, emitía una carta de despedida que servía como epílogo a sus once meses de corto mandato y quién sabe si como prólogo de lo que viene. Esquius hacía una llamada a la “neutralidad política” sin ocultar la “sorpresa” que también a él le había producido la decisión.
“¿Si Sallent es próximo al independentismo? Me cuesta ubicarlo. De Trapero se dijo lo mismo hasta que declaró en el juicio del procés”. Quien habla es alguien que conoce al nuevo comisario jefe de los Mossos desde sus inicios en la institución hace 22 años. No oculta, en cualquier caso, que un nombramiento como este debe contar con el visto bueno de los dirigentes políticos. Y eso ahora es hablar de la Generalitat que dirige Joaquim Torra con la supervisión siempre del fugado Carles Puigdemont.
La 'guardia pretroiana' de Torra
Uno de los primeros retos de Sallent será convivir con esa 'guardia pretoriana' que ha creado Torra para su protección personal. Ya aprobada oficialmente, estará integrada por mossos d'Esquadra algo que no ha sentado bien en la institución. "Es una catástrofe para nosotros en estos momentos en los que la imparcialidad del cuerpo está tan cuestionada", dice un alto mando del cuerpo a Vozpópuli en relación a esa policía personal del presidente.
A la hora de definir el perfil Sallent, dice recurrir a eufemismos cuando habla de una persona "inteligente, astuto, que sabe dónde están las palancas que hacen mover las cosas, con dotes para hacer relaciones". Añade que ha ascendido a la cúspide de los Mossos por "un camino poco habitual", aunque también válido, pero alejado de labores operativas. Otra fuente conocedora de las interioridades del cuerpo usa directamente el término “trepa” para referirse a Sallent. “Siempre ha procurado estar cerca de los consellers hasta que lo ha conseguido”, dice esta fuente, quien otorga un papel decisivo en este nombramiento a Brauli Duart, 'número dos' de Buch.
Esta persona fue responsable de su cargo actual ya en la época del expresidente catalán Jordi Pujol y ahora repite después de seis años al frente de la radio y la televisión pública catalana. Esta fuente sitúa a Duart como un poder en la sombra de la CiU tradicional. “Son un clan, y Brauli sigue mandando en TV3 y ahora en los Mossos”, opina. Ejerce desde hace un año como secretario general de la Policía autonómica.
Ascenso meteórico
Sallent se graduó en la décimoprimera promoción, hizo sus prácticas en Gerona y forma parte de los primeros Mossos que no pertenecen a la cúpula histórica de los Trapero, Ferrán López, Quevedo, Molinero o el propio Esquius… nombres muy conocidos en Cataluña pero no tanto en el resto de España hasta que declararon en el juicio del procés y desvelaron las tensiones con el Gobierno independentista de Puigdemont y Oriol Junqueras. Sus relatos sobre los días previos al referéndum resultaron creíbles para la Fiscalía hasta el punto de que los incluyó en su escrito de conclusiones finales.
De 47 años de edad, Sallent ha desarrollado una carrera meteórica. Ha ido ascendió rápidamente hasta comisario, la única oposición que no aprobó a la primera, algo inusual, según otro compañero suyo. “Eso demuestra una valía personal, pero también que sabe optimizar bien sus recursos”, añade este mosso insinuando que el nuevo comisario jefe siempre ha sabido cómo y dónde moverse. Ha llegado a lo más alto el mismo día en el que era nombrado oficialmente comisario saltándose la antigüedad de muchos compañeros. "Parece que había cierta urgencia", dice irónico un comisario.
En el cuerpo también se interpreta el nombramiento de Sallent como un gesto de cara al futuro con vistas a un mandato largo y sello propio. Algo como lo que pudo desempeñar en su día José Luis Trapero. Con todo, Sallent tendrá cargo de comisario jefe, como Esquius o su antecesor durante la aplicación del artículo 155, Ferran López. Ninguno de ellos llegó a ostentar la categoría de mayor, un escalón superior.
"Nueva etapa"
Durante la presentación de Sallent este lunes en el cuartel general de los Mossos en el complejo de Egara (Sabadell), Buch se refería a “una nueva etapa que supere la fase de transición coyuntural que permita una nueva organización con nuevas visiones”. Al mismo tiempo calificaba de “puente” los once meses del sorprendido Esquius. Sallent respondía esas declaraciones agradeciendo la confianza, se mostraba orgulloso de todo lo realizado, pero animaba a “pasar página” y “mirar adelante”. "Habrá que creerles", dice resignado un alto mando que cree que con Sallent será más fácil para los políticos implantar su visión.
Según explican en el Cuerpo, la relación entre Sallent y Trapero no era buena. El exmayor a la espera de ser juzgado en la Audiencia Nacional por el procés, le tenía relegado en una comisaría sin peso específico como la de Relaciones Internacionales, Prevención y Mediación. Eso le permitió establecer contactos, por ejemplo, con todos los grupos parlamentarios del Parlament. A través del servicio de prensa de los Mossos se recordaba que Sallent ejerció como experto de misiones en materia de seguridad bajo la dirección de la ONU y el Consejo de Europa.
Mediación e Información
En el apartado de Mediación se desarrollan relaciones con los representantes de los colectivos en manifestaciones y también ante problemas de orden público como ha puesto de manifiesto la causa del procés en la figura de los líderes de la Asamblea Nacional Catalana y Òmnium, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, acusados por rebelión en el Tribunal Supremo por agitar presuntamente la calle en favor de la independencia.
Desempeñó como intendente una gestión personal y activa del Facebook de los Mossos hasta que pasó a depender -no sin la resistencia de Sallent- del servicio de prensa bajo la batuta de Patricia Platja, mano derecha de Trapero en el Departamento de Comunicación. Vivió el 1-O en la la Comisaría General de Información donde acabó sustituyendo al histórico Manel Castellví en la dirección de esta estructura hace solo unos meses. Y de ahí a dirigir el cuerpo ante la sospecha generalizada de que le faltan galones para ese puesto.