La plataforma de entregas a domicilio Glovo va a cambiar su modelo de relaciones con los trabajadores en España, basado hasta ahora en contar con repartidores autónomos. Ahora empezará a realizar contratos laborales.
La compañía ha tomado esta decisión tras estar en el punto de mira por el uso de la figura de los autónomos, lo que ha llevado a una juez de Barcelona a investigar si ha vulnerado los derechos de sus trabajadores. La juez citó a declarar el pasado 2 de diciembre como investigado al cofundador y consejero delegado de la plataforma, Oscar Pierre.
La Ley Rider
El Gobierno aprobó el pasado 11 de mayo una ley para garantizar los derechos laborales de las personas dedicadas al reparto en el ámbito de plataformas digitales. Así este tipo de trabajadores tendrán todos los derechos que recoge el Estatuto de los Trabajadores relativos a la organización, protección social, sindicación, cotizaciones y salario.
Aunque para la empresa fuera más beneficioso, los trabajadores de Glovo se sentirán más “protegidos” ya que hay casos donde al no tener nunca contrato, dependían siempre de ellos mismos.
Una denuncia de la fiscalía llevó a la causa judicial
La investigación judicial contra Glovo se abrió a partir de la denuncia que la Fiscalía de Barcelona presentó el pasado junio contra el responsable de la compañía de reparto por considerar que la compañía "suprime" los derechos de los trabajadores al contratar a falsos autónomos.
Según el relato de la fiscalía, los repartidores "se ven obligados a darse de alta como autónomos y a abonar sus propias cotizaciones si quieren continuar prestando los servicios para la empresa".
La diligencias de investigación ordenadas por el ministerio público se produjeron a raíz de un informe elaborado por la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, que remitió a su vez a la Fiscalía General del Estado el pasado mes de octubre.
El ministerio público recuerda que es "una práctica que no autoriza la legislación laboral y que menoscaba y suprime los derechos que aquella reconoce a los trabajadores por cuenta ajena, tales como los relativos a salario, jornada, descansos, permisos, vacaciones o protección a la Seguridad Social".
La experiencia personal de Juan
Juan es un estudiante de periodismo que ha trabajado como repartidor en algunos sitios para tener como muchas personas un poco de independencia económica. Empezó en Glovo y tras un breve periodo laboral, decidió irse a otros competidores de comida rápida o cadena de restaurantes que le podían ofrecer un contrato y sentía que las condiciones eran mucho más beneficiosas.
Para él, tener un contrato le asegura no depender de las entregas que hace, cobra en base a su salario y en algunos casos, solo se le veía incrementado en función del restaurante por las entregas. Es decir, no solo disponía de un sueldo, sino que además si conseguías vender mucho, podías ganas más dinero como “una especie de recompensa”, pero normalmente donde ha trabajado era indiferente lo que vendía: “Puedes repartir 5 pedidos en un día o 55 que te van a pagar igual", añade.
Juan explica que él sí pensó que podía ser interesante ser autónomo, en el caso de que entregues numerosos pedidos puede salirte rentable, ya que cobras en función de lo que entregas, pero después y como universitario creyó que un contrato le proporcionaba una seguridad que no tenía de la otra forma “si te caes de la moto, que es algo muy habitual en este oficio, como autónomo puedes tener una ayuda según lo que cotizas que suele ser poco, pero nada que ver con la situación que tienes con un contrato en la mano. Tienes tu seguro de trabajo y tienes esa protección por un accidente laboral”.
Él se planteó volver a Glovo por la flexibilidad laboral que tiene “si tengo tiempo trabajo y si no, puedo quedarme en mi casa, pero como mis contratos son de pocas horas, me convenía la seguridad de poder cobrar independientemente de lo que me de tiempo a entregar”. También habla de las propinas, ya que lo “bueno” de Globo para él es que las compras que se hacen a través de la aplicación, si alguien deja ese plus, se lo pueden llevar. Trabajando con contrato no ven esas propinas, por eso opina que “siempre es mejor darlo en mano”.
Además, piensa que los autónomos trabajan en esas circunstancias por pura necesidad, “todo el mundo quiere tener un contrato que te permita trabajar para poder estar cotizando en la seguridad social y tener todos los beneficios de este sistema, a nadie le apetece trabajar para nada”.
En definitiva, Juan cree que desde su experiencia y perteneciendo a este sector, todos las personas que trabajan sin contrato en Glovo querrían tener uno que les permitiera una tranquilidad laboral.
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