Se llamaba Iliass Tahiri. Tenía 18 años. Murió el 1 de julio del año pasado de forma “violenta accidental” en un centro de menores. Esposado y con el cuerpo atado sobre una cama. El vídeo del incidente, revelado por El País, demuestra que el joven no opuso resistencia, lo que cuestiona la versión oficial de los hechos. Y ahora hay quien se refiere a él como “el George Floyd de Almería”.
Este joven murió en el centro de menores del municipio almeriense de Tierras de Oria. Fue llevado a una habitación por seis guardias de seguridad que lo tumbaron sobre la cama, bocabajo, sin que Tahiri mostrara resistencia, tal y como evidencian las imágenes que recogen sus últimos minutos de vida.
El vídeo formaba parte del sumario –secreto- con el que trabajaba el juzgado único de Purchena, que archivó el caso el pasado mes de enero. La decisión de la juez Teresa Inés Sánchez Gisbert fue recurrida por la familia del joven.
El vídeo contradice el informe pericial del forense Juan Luis Sánchez Blanque, que sostenía que la maniobra de inmovilización duró cuatro minutos, frente a los 13 que en realidad transcurrieron. Y durante buena parte de ese tiempo el joven se encuentra bocabajo, con el rostro pegado a la almohada, presionado por la rodilla de uno de los vigilantes.
Las causas de la muerte siguen sin estar claras casi un año después. El informe preliminar apuntaba a la asfixia como la más posible. Sin embargo, el último informe se decantaba por la arritmia, si bien también reconocía manchas en la piel propias de un caso de asfixia.