España

Yolanda Díaz da por zanjada la crisis con Podemos por las armas de Ucrania

La vicepresidenta segunda del Gobierno asegura que hizo "lo que tenía que hacer" y que ha "pasado página"

  • La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, el pasado 3 de marzo en Sevilla. -

Yolanda Díaz da por zanjada la crisis desatada entre ella y el lado socialista del Gobierno con Podemos por el envío de armas a Ucrania. La escalada entre los morados, su lideresa y sus socios alcanzó este domingo su momento álgido, cuando la secretaria general de Podemos y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, insinuó que el PSOE era un "partido de la guerra" por auxiliar militarmente a la ex república soviética, una decisión que apoyó sin fisuras la líder del Unidas Podemos en el Ejecutivo.

"Hice lo que tenía que hacer y hemos pasado página. Como saben, el Gobierno de España sigue trabajando para paliar las previsibles consecuencias que la guerra de Putin puede tener en nuestro país. Estamos centrados en proteger a los trabajadores y trabajadoras, a las familias y a las empresas. Y esto es lo que nos une", ha lanzado este martes Yolanda Díaz en los pasillos del Senado.

Según fuentes cercanas a la titular de Trabajo, Belarra y Díaz mantuvieron este domingo una conversación telefónica para tratar de apagar el incendio que desató la declaración de la jefa morada. Eso sí, la propia vicepresidenta ha evitado desvelar el contenido de su conversación. Y este lunes, tras charlar con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, Díaz citó a todos los ministros morados del Gobierno.

Una reunión para dar un toque

La vicepresidenta sentó en Moncloa a Alberto Garzón (Consumo), Joan Subirats (Universidades), Ione Belarra (Derechos Sociales) e Irene Montero (Igualdad) para darles un toque de atención y rebajar el tono de la discrepancia de Podemos con la decisión del Ejecutivo de enviar armas a Ucrania. El objetivo primordial de la líder morada del Gobierno era evitar una fractura que terminara por arrasar la coalición.

Lo cierto es que tras la conversación entre Yolanda Díaz e Ione Belarra del domingo, los morados matizaron su postura. No solo negaron haber llamado a los socialistas el "partido de la guerra", sino que mostraron, desde la discrepancia, su apoyo a las decisiones que tome Sánchez respecto a la guerra entre Rusia y Ucrania de manera que siguieron una línea similar a la que ha emprendido la propia Díaz.

El trabajo de la vicepresidenta morada en pos de una pacificación en el seno de la coalición terminó dando sus frutos, porque el mismo lunes a última hora Sánchez se presentó por sorpresa al acto institucional que se celebró en el Ministerio de Igualdad para celebrar la víspera del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Allí el jefe del Ejecutivo se dejó fotografiar en actitud afectuosa con la titular de Igualdad, Irene Montero. Es más, la ministra de Podemos agradeció su presencia al líder socialista "en días muy difíciles".

Lío por el control de la plataforma

No obstante, en el sector socialista del Gobierno aún hay recelos por cómo se está comportado el socio menor de la coalición. Y es que altos cargos gubernamentales, al ser preguntados, consideran que debe responder Podemos si ha terminado o no sus ataques al PSOE y al presidente del Gobierno.

Lo cierto es que, como adelantó este diario, Podemos está acorralando a Díaz con Ucrania por no cederle el control de su proyecto. Más allá de la discrepancia de fondo sobre el envío de armas, los morados están forcejeando con Díaz para pilotar la mutación política del espacio de Unidas Podemos. El equipo de la vicepresidenta, no obstante, se niega a explicar el porqué de la «asfixia» a la que, según el entorno del ministro Alberto Garzón, de Izquierda Unida, se está sometiendo «por parte de las fuerzas políticas que forman el espacio de Unidas Podemos» a Yolanda Díaz.

El ataque a la titular de Trabajo desde Podemos responde a una doble derivada. Por un lado, presionarla para arrancarle una cuota de poder que garantice la supervivencia de sus activos políticos y, por otro, diferenciarse de ella de cara al electorado más de izquierdas. Y es que pese a que Díaz es la preferida para encabezar la reconversión de Unidas Podemos, las bases del partido no están alineadas con sus resultados. Ni les llenó de alegría la reforma laboral ni el apoyo al envío de armas. Con esa presión, los morados pretenden dejarle claro a su lideresa que lo votantes de Podemos deben ser atendidos si pretende contar con ellos.

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