El pasado lunes 31 marzo Víctor Urrutia, el CEO de CVNE, acompañado de los enólogos María Larrea y Jorge Navascués, presentaron en Madrid los 12 mejores vinos de las ocho bodegas que posee la firma, todas en el norte de España. Una demostración de fuerza de una casa que tiene 144 años y una historia digna de contarse.
Todo empezó a finales del siglo XIX cuando la plaga de la filoxera - un insecto que atacaba y aniquilaba las raíces de las cepas - arrasó los viñedos franceses. Los “negociants” de aquel país buscaron desesperados donde abastecerse y aparecieron, entre otros sitios, en Rioja. Aquí se encontraron con empresarios locales con los que en muchos casos se asociaron; pero también hubo otros, sobre todo vascos, que previendo un buen negocio montaron bodegas propias para exportar los vinos a Francia. Unos de ellos fueron los hermanos Real de Asúa que en 1879 inauguraron la C.V.N.E. (Compañía Vinícola del Norte de España).
IMAGEN: Interior de la bodega.
Se instalaron en Haro, la capital de la llamada Rioja Alta, como hicieron otras bodegas (López Heredia, Bilbaínas, La Rioja Alta S.A. y Gómez Cruzado) y aprovecharon la construcción de una línea de ferrocarril que los enlazaba con Bilbao, para enviar por tren sus vinos a la alhóndiga de esta ciudad y de allí, por barco, cruzaban a Francia. Así nació el Barrio de la Estación de Haro, donde se apiñan una buena proporción de las bodegas centenarias de este país.
El vino más emblemático de la bodega es el Imperial, sobre todo el Gran Reserva; y en 1920 ponen en marcha Viña Real, otra de sus mejores marcas. La bodega ha ido evolucionando en estos 144 años y sigue en manos de la misma familia, en concreto la quinta generación, encabezada por los hermanos Urrutia.
IMAGEN: Detalle del vino Imperial.
Bocuse y las patatas a la riojana
Uno de las anécdotas más simpáticas de la casa es cuando celebraron el centenario de la bodega en 1979. Decidieron hacer una gran fiesta y organizaron una cena de lujo. Contrataron para hacerla ni más ni menos que a Paul Bocuse, el inventor de la “nouvelle cuisine” y el cocinero más famoso del mundo, entonces. Para echarle una mano fue desde San Sebastián, un jovencísimo Juan Mari Arzak. Mientras el equipo de cocineros trajinaba para preparar los platos de la cena, a medio día, la comida se la hizo Pilar Grandíval, la cocinera de la bodega que les guisó unas patatas a la riojana, es decir con chorizo. Cuando por la noche, tras la fabulosa cena, los periodistas corrieron a entrevistar a Bocuse, el hombre, simpático, se hizo unas risas y comentó que no entendía como le habían contratado a él, si en el almuerzo de medio día había comido uno de los platos más ricos que había probado en su vida, refiriéndose a las patatas a la riojana. La modesta Pilar no sabía dónde meterse; aunque eso sí, en las continuas visitas que recibía la bodega, todo el mundo pedía que la cocinera de la casa les hiciera el plato que había impresionado al primer cocinero del mundo.
La firma ha sido pionera en casi todo y en 2004 sacó de Haro Viña Real, creó una bodega modernísima para esta marca y la ubicó en Laguardia, Rioja Alavesa, justo cuando esta subzona se convertía en el principal motor de toda la denominación de origen, amparándose en unos viñedos fabulosos bajo las laderas de la Sierra Cantabria. También fueron de los primeros en hacer vinos de finca y montan para ello en un meandro del Ebro, y también en la zona alavesa, Viñedos del Contino.
En busca de los vinos blancos
Parecía que la cosa se iba a quedar ahí disfrutando de su fuerza comercial, pero fueron de los primeros que se dieron cuenta de los cambios que se están dando en el mundo global del vino. El tema es que, desde hace unos diez años para acá, el consumo de vino blanco está creciendo de forma exponencial en el mundo en general, y en España en particular. Vinos atlánticos de buena acidez, frescos. Se fijaron, como muchas otras firmas, en el éxito de la D.O. Rías Baixas, los blancos de albariño. Allí estaban ya, desde hace años, una docena de grandes bodegas riojanas: y ahí está haciendo pruebas y a punto de sacar su vino al mercado, la mítica Vega Sicilia. Hace justo dos años la CVNE compró La Val, una de las bodegas de mayor prestigio de la zona que lleva muchos años de trayectoria. Luego, casi de repente, se ha puesto de moda otra variedad blanca, la godello, que se da muy bien en varias zonas gallegas y en el Bierzo. La zona más avanzada es la D.O Valdeorras, en Orense, y allí sorprendió a todos la bodega centenaria de Haro, comprando Virgen del Galir, antes que La Val. Otros blancos, que también van como un tiro en todo el mundo, son los espumosos; así que se fueron a la D.O. Cava y se hicieron con la firma Roger Goulart, en Penedés. Y ya puestos, una firma de este nivel no podía no tener un vino en Ribera del Duero y compraron Bodegas Bela, en Villalba de Duero, la antigua Anta Banderas, el proyecto fallido del actor Antonio Banderas, en aquellas tierras.
IMAGEN: Viñedo de Virgen de Galir (Valdeorras).
Un imperio que se acompaña de iniciativas comerciales, como ser los propietarios de la distribuidora Montenegro, que agrupa a unas 45 bodegas, y a la reciente compra de Vinoselección, el mayor club de vinos de España.
La cata
En la presentación y cata del pasado lunes, seleccionaron 12 vinos muy especiales, los más grandes de cada bodega, que fueron: The Roger Mark II (Cava), Regueirón 2023 (Valdeorras), La Val Gran Añada 2019 (Rías Baixas), Monopole Clásico Gran Reserva (blanco de Rioja). Luego, en tintos riojanos: Imperial Gran Reserva 2018, Viña Real Gran Reserva 2017, Contino Gran Reserva 2018, Real de Asúa 2021, La Virgen Aka 2021, y Viña El Olivo 2022. Y cerrando, Aura Minerva 2021 de Ribera del Duero y Corona Gran Reserva 2016, semidulce de Rioja.
Para no cansarles les voy a comentar dos: La Val Gran Añada 2019 de la D.O. Rías Baixas. Elaborado totalmente con albariño y con una crianza sobre lías en barricas de 500 y 600 litros, es un albariño de raza, muy directo, con potentes aromas a manzana, heno, cítricos, con una crianza que no se nota en nariz, pero si en boca porque es untuoso, con volumen, excelente acidez que lo hace muy fresco. P.V.P. 34 euros.
IMAGEN: La Val Gran Añada 2019 de la D.O. Rías Baixas.
El segundo es el clásico de los clásicos de esta casa: Imperial Gran Reserva 2018. “Coupage” o mezcla muy riojana, con 85% de tempranillo, 10% de graciano y 5% de mazuelo, y una crianza de 24 meses en barrica. Tiene una nariz elegante, fina, de fruta madura, especias como pimienta y canela; y una boca en donde se ha sacrificado la contundencia de la madera por la frescura, con una equilibrada acidez. P.V.P. 70 euros.
IMAGEN: Imperial Gran Reserva 2018.
Todas sus bodegas están en el norte de España. ¿Habrá que esperar que abran más en el sur?